Cómo ahorrar para gastos médicos

La prima es solo el primero de los pagos de un seguro médico. Después llegan los copagos, coaseguros, deducibles y medicamentos... Aquí enumeramos algunas formas de hacer frente a estos costes

Un doctor revisa a su paciente en el Plaza del Sol Family Health Center de Queens (Nueva York), en enero de 2024.Eduardo Munoz Alvarez (AP)

No es infrecuente que un médico consulte con su seguro si puede hacerle una infiltración en las rodillas, una colonoscopia si no ha pasado mucho tiempo desde la última o incluso una laringoscopia. A veces el seguro rechaza abonar estos procedimientos por no considerarlos necesarios y su pago depende enteramente del cliente. Por tanto, es aconsejable ahorrar para gastos médicos. Uno nunca sabe cuándo surgirá una emergencia médica.

Además de los posibles gastos extraordinarios surgidos de procedimientos médicos no cubiertos por seguros, hay otros desembolsos fijos a los que tienen que hacer frente los asegurados cuando usan los servicios médicos. Son los que se cubren con el bolsillo propio y se tratan de:

  1. Copagos: Es una tarifa fija que se paga antes de usar un servicio médico. Su costo está determinado por el plan de cada seguro y suele rondar los $26 en el caso de visitas al médico generalista y entre $40 y $50 en el caso de especialistas. El Obamacare eliminó los copagos para servicios preventivos como el examen anual de la salud, la mamografía o las vacunas.
  2. Deducibles: Es la parte de los costos que tienen que abonar los asegurados antes de que el seguro comience a pagar. Si el deducible es de $3.000 en un seguro individual o $7.000 en uno familiar, esa es la cantidad que pagará de su bolsillo el cliente antes de que el seguro se haga cargo de los costos. La cantidad depende mucho de la prima, cuanto más baja, más alto el deducible. Hay visitas médicas que no se incluyen en el deducible, sobre todo las preventivas, como la revisión ginecológica anual. Una vez pagado el deducible, el asegurado solo paga el copago o coseguro.
  3. Coseguros: Es un porcentaje del gasto médico que el cliente comparte con el seguro una vez que ha llegado a pagar el total del deducible. Por ejemplo: si su dermatólogo le ha hecho una biopsia por la que le factura $1.000 y usted tiene un coaseguro de 90/10, entonces el seguro pagará $900 y usted $100, después de haber hecho frente a su deducible en visitas y procedimientos médicos anteriores. ¿Hasta cuándo hay copagos? Hasta que se acabe el año como asegurado o haya llegado al límite de gastos de su bolsillo que establezca su seguro (¡Importante! Hay límites, así que consulte su contrato). Como en los deducibles, normalmente los seguros con primas bajas tienen un coaseguro elevado y los que cuestan más mensualmente tienen un costo menor en esta factura compartida.

La realidad es que cuidar la salud no es barato y una persona que necesite un tratamiento se va a ver firmando cheques o sacando su tarjeta de forma repetida. Para hacer frente a estos pagos hay dos tipos de cuentas que gozan de un tratamiento fiscal ventajoso.

La primera es la Cuenta de Ahorro para la Salud (Health Savings Account o HSA). Esta opción tiene tres ventajas importantes. La primera es que se deposita en ella ingresos antes de impuestos y es deducible, lo que ayuda a rebajar la base imponible. La segunda es que se puede invertir ese dinero y con ello potencialmente aumentar los ahorros. Por último, si la cantidad no se usa en el año fiscal, se puede usar en el siguiente. No se puede pagar la prima con él, pero sí otros gastos de salud.

La Cuenta de Ahorro para la Salud está diseñada para quienes tienen deducibles altos, por encima de los $1.600 en casos individuales y $2.300 en casos de familias, además de un límite máximo del bolsillo del asegurado de $8.050 cada año que se duplica en el caso de familias.

La cuenta es propiedad del empleado y tanto este como su empleador pueden contribuir hasta un máximo de $4.150 al año, o el doble si el seguro es familiar. Todas estas cantidades se revisan anualmente y hay que estar atento a lo que dice el Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés) en ese sentido. Los autoempleados también pueden tener este tipo de cuenta.

El segundo tipo de cuentas es la Cuenta de Gastos Flexibles (Flexible Spending Account o FSA). Estas cuentas son abiertas por empleadores para sus empleados. A este account se puede destinar una parte fija del salario para gastos médicos y, como en las HSA, es dinero antes de impuestos y deducible. Eso sí: el dinero que se deposite en esta cuenta hay que usarlo en el año fiscal, con un periodo de gracia de dos meses y medio.

En esta cuenta se pueden guardar hasta $3.200 en 2024. (Revise la cantidad cada año, ya que va cambiando). Con la Cuenta de Gastos Flexibles también se pueden cubrir los gastos de salud del cónyuge e hijos de quien esté a nombre el account. Para más detalles sobre cómo usar una de estas cuentas, es recomendable informarse a través del departamento de recursos humanos de su empleador.

Algunas empresas ofrecen Cuentas de Reembolso de Salud (Health Reimbursement Arrangement o HRA). Estas son del empleador en sí para reembolsar gastos médicos, incluidas las primas de los seguros, en algunos casos, de los trabajadores. Es deducible para los empleadores y el dinero que reciben los asegurados también lo es.

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