Columna

La hora del lobo

¿Cómo hemos llegado a esto? A mí se me quita el sueño con facilidad. Tengo la costumbre de no leer las noticias a partir de las 10 de la noche. Después de comer empieza la desazón, y pongo tonterías en la televisión

Los presidentes de Ucrania, Volodímir Zelenski, y de Estados Unidos, Donald Trump, en su reunión del viernes en el Despacho Oval.Brian Snyder (REUTERS)

En ese extraño acercamiento de Bergman al terror llamado La hora del lobo, Sara (interpretada por Liv Ullmann) se suicida por la ansiedad que le provoca la Guerra Fría. Este contexto de paranoia, tantas veces plasmado en la ficción, parecía cosa del pasado. He buscado sin éxito la noticia de una pareja que se suicidó en España para no vivir el fin del mundo anunciado por los mayas para el 2012. He contemplado tantas veces ...

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En ese extraño acercamiento de Bergman al terror llamado La hora del lobo, Sara (interpretada por Liv Ullmann) se suicida por la ansiedad que le provoca la Guerra Fría. Este contexto de paranoia, tantas veces plasmado en la ficción, parecía cosa del pasado. He buscado sin éxito la noticia de una pareja que se suicidó en España para no vivir el fin del mundo anunciado por los mayas para el 2012. He contemplado tantas veces la última foto de Stefan Zweig junto a su mujer Lotte. Sus cuerpos inertes en la cama, junto a las pastillas. Imagino lo que es querer marchar antes de ver el mundo desmoronarse. Tengo pendiente un libro llamado Viaje a mi país ya inexistente, de Tamara Djermanovic, que versa sobre la visita de la autora a lo que fue Yugoslavia. Hay que tener mucho valor para mirar lo que ya no existe. La vida adulta veo que consiste en decepcionarse y ver cómo se descompone el mundo que te vio nacer.

Pronto habrán pasado cinco años del confinamiento. Desde entonces, la historia se ha acelerado a nuestros ojos de hormigas. La semana pasada vimos tres situaciones que no puedo sino tildar de distópicas. La primera, el documento del gobierno de Milei donde se desposee de dignidad, a golpe de decreto, a las personas con discapacidad intelectual. Con lo que ha costado que se les tenga en cuenta. La segunda, un grotesco video hecho con inteligencia artificial donde se muestra cómo será la Gaza de Trump; no falta de nada: travestis haciendo el baile del velo, una estatua dorada de Trump, Elon Musk arrojando billetes, coches de lujo, mercados callejeros, playas paradisíacas... un Dubai sobre la tumba de decenas de miles de personas, la mayoría de ellos niños. Y la tercera, la humillación a Zelenski, instándole a firmar un documento que reduce Ucrania a la condición de colonia de los peores sátrapas de nuestros tiempos, Putin y el propio Trump.

¿Cómo hemos llegado a esto? A mí se me quita el sueño con facilidad. Tengo la costumbre de no leer las noticias a partir de las 10 de la noche. Después de comer empieza la desazón, y pongo tonterías en la televisión, y les hablo a ustedes de Quickie, de La isla de las tentaciones, de youtubers. Pero la realidad es que de noche, a la hora del lobo, solo deseo desaparecer, como Sara, como aquella pareja, como Zweig y tanta gente anónima.

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