Que los jefes noten mi activismo en las causas justas

Sigo recordando con añoranza a la dama que mejor ha dado las noticias, una actriz eminente y convincente, en su voz y la modulación que le imprimía, su mirada, su aplomo: Rosa María Mateo

Rosa María Mateo, en enero de 2019 durante un acto en el Centro de Producción de TVE en Cataluña.Marta Pérez (EL PAÍS)

Se llama política. En ella existe mayoritariamente gente que interpreta un papel rodeada permanentemente de cámaras y de micrófonos. Deben vender una imagen y lograr la aprobación de su público ideológico. Responden a un guion que les han escrito otros e incluso a veces improvisan. En el cine y en el teatro los intérpretes pueden y deben acceder a muchos papeles, pero en política, cochambroso templo de la simulación, las frases hechas, la vehemencia intentando adornar el vacío, las medias verdades o las mentiras, los actores t...

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Se llama política. En ella existe mayoritariamente gente que interpreta un papel rodeada permanentemente de cámaras y de micrófonos. Deben vender una imagen y lograr la aprobación de su público ideológico. Responden a un guion que les han escrito otros e incluso a veces improvisan. En el cine y en el teatro los intérpretes pueden y deben acceder a muchos papeles, pero en política, cochambroso templo de la simulación, las frases hechas, la vehemencia intentando adornar el vacío, las medias verdades o las mentiras, los actores tienen que limitarse a ser el mismo personaje. Y, por supuesto, algunos saben adornarlo o intentan inyectarle falsa autenticidad, pero la mayoría resultan patéticos cada vez que abren la boca. También hay bastante gente en los parlamentos que no habla casi nunca. Su trabajo se limita a aplaudir todo el rato lo que dicen sus jefes y abuchear los discursos de los rivales. Si se lo montan bien, ese trabajo tan poco laborioso puede durarles infinitos años.

El histrionismo de la política también funciona en la televisión y en otros medios. En el abyecto franquismo creo recordar que existía una ley de vagos y maleantes y también el certificado de buena conducta. Se le podía aplicar a cualquier sospechoso de insumisión, de no ser militante del Régimen. Ahora, gran parte de los presentadores y presentadoras de informativos y programas sobre la actualidad política no se limitan a dar las noticias, sino que se sienten en la obligación de expresar su solidaridad con los buenos y su aversión hacia los malos. Soldaditos y soldaditas imagino que creen ganar puntos ante los generales e ir ascendiendo con su bendición. Juegan a ser viscerales y siempre condenatorios con los malvados de la película, militan fervientemente en las causas justas, dan su fervorosa o indignada opinión sobre los personajes que protagonizan sus noticias. Abundan los intérpretes que pretenden construirse una imagen con opiniones propias y su apoyo incondicional a causas que siempre están ganadas. A veces parece un espectáculo grotesco. Y sigo recordando con añoranza a la dama que mejor ha dado las noticias, una actriz eminente y convincente, en su voz y la modulación que le imprimía, su mirada, su aplomo, su gestualidad, su naturalidad. Imagino que leía textos que frecuentemente le escribía otra gente, pero los hacía suyos. Son virtudes que caracterizan a los grandes intérpretes. Se llama Rosa María Mateo. Era la mejor de los profesionales. No sé si en ocasiones contaba trolas, pero me encantaba escucharla y mirarla. Me la creía.

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