El bulo del sofá o cuando la risa va por barrios

Ni el aspirante a vicepresidente de los estados unidos J. D. Vance ha practicado sexo con su sofá ni en ‘Espejo público’ se emitió un video de zoofilia, pero muchos piensan que si los medios hablan de ello algo habrá de verdad

J. D. Vance, el 21 de julio en su primer mitin como candidato a vicepresidente.Tom Brenner (REUTERS)

Si entre ippon, serie de 400 vallas y rutina de anillas está siguiendo la precampaña estadounidense habrá escuchado hablar mucho de sofás y no es porque Biden esté tapizando el Despacho Oval, es más divertido. Días después de que Trump anunciara que el senador J. D. Vance sería su compañero de ticket electoral, alguien publicó en X: “No puedo decirlo con seguridad, pero puede que sea el primer candi...

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Si entre ippon, serie de 400 vallas y rutina de anillas está siguiendo la precampaña estadounidense habrá escuchado hablar mucho de sofás y no es porque Biden esté tapizando el Despacho Oval, es más divertido. Días después de que Trump anunciara que el senador J. D. Vance sería su compañero de ticket electoral, alguien publicó en X: “No puedo decirlo con seguridad, pero puede que sea el primer candidato a vicepresidente que ha admitido haberse masturbado utilizando un guante de látex entre los cojines de un sofá (Vance, Hillbilly Elegy, pp. 179-181)”. Era mentira, pero no me digan que citar la fuente no da empaque al embuste. Tanto que pocos se molestaron en abrir el libro para comprobarlo, se limitaron a retuitearlo, y como una mentira repetida mil veces corre el riesgo de transformarse en verdad, cuando el tuit llegó a los dos millones de visionados Associated Press quiso aportar sensatez con un artículo de verificación titulado: “No, J. D. Vance no practicó sexo con un sofá”. Boom, ya no era un tuit chusco, era una noticia.

Algo similar a lo que ocurrió hace unas semanas cuando Susanna Griso se zampó un bulo xenófobo de la ultraderecha, qué casualidad, y emitió un vídeo titulado “zoofilia en Málaga” en el que no aparecía ningún animal, sólo una pareja practicando el arte del fornicio al aire libre. Pero Griso no dejó que sus ojos la engañaran, un buen rato estuvieron divagando en plató sobre algo que no estaba pasando. Associated Press, con algo más de prurito profesional que Espejo público, en lugar de difundir el bulo sobre J. D. Vance, pretendía desmontarlo. Pero la buena fe tuvo un efecto indeseado y la trola se amplificó. Algo habría si un medio prestigioso perdía tiempo en investigarlo. El broche llegó cuando finalmente borraron el artículo, ¿qué querían ocultar silenciando el asunto? Risas enlatadas.

Desde entonces los memes sobre sofás se multiplican, también los juegos de palabras entre couch (sofá) y coach (entrenador en inglés, en referencia al candidato a vicepresidente demócrata Tim Walz, que hace tiempo ejerció de entrenador en el instituto). En su primer discurso, el propio Walz no pudo resistirse a exhortar a Vance a “levantarse del sofá”. Guiño, guiño, codazo. Ahora los republicanos se lamentan, aunque ellos no tuvieron remilgos a la hora de alimentar disparates como la teoría del gran reemplazo o la pertenencia de Biden y Hillary Clinton a una siniestra camarilla de pedófilos. No pensaron que los bulos, como la risa, van por barrios.

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