‘Auge y caída de John Galliano’: ¿Qué hacemos con los cancelados?
Este documental es, sobre todo, un buen dibujo de esa trituradora de personas que es en ciertas instancias la industria de la moda (curiosamente en las más altas y en las más bajas). Como toda buena obra, aporta más preguntas que respuestas
Los diseñadores de moda están siendo a las series lo que las estrellas del rock a los biopic cinematográficos. Solo en lo que va de año hemos visto la excelente Cristóbal Balenciaga (Disney+), la tan ambiciosa como prescindible The New Look (Apple TV+) y la interesante ...
Los diseñadores de moda están siendo a las series lo que las estrellas del rock a los biopic cinematográficos. Solo en lo que va de año hemos visto la excelente Cristóbal Balenciaga (Disney+), la tan ambiciosa como prescindible The New Look (Apple TV+) y la interesante Becoming Karl Lagerfeld (Disney+), frente a la cual hay que esforzarse por abstraerse del parecido entre Daniel Brühl caracterizado del káiser a sus 40 y el estilista Josie.
Sin embargo, la mejor obra audiovisual de los últimos tiempos con un diseñador como protagonista no nos la ha dado la ficción, sino el documental. Auge y caída de John Galliano (Filmin) no es solo un imprescindible para cualquier aficionado a la moda, sino para cualquier amante de las historias ambiguas, con matices y con un punto de vista. No estamos frente a una restitución del gibraltañero, ni un lavado de cara, ni una justificación. La película de Kevin Macdonald, que ya nos tiene acostumbrado a historias adultas, es mucho más inteligente que eso.
No hay que esperar mucho a toparse con un primer plano magnético de Galliano sentenciando “lo que hice fue algo repugnante, asqueroso. Fue horrible”. Y no hay un pero posterior. Partiendo de esa premisa, Galliano repasa su vida y obra, antes y después del incidente que le costó su puesto como director creativo de Dior: los insultos antisemitas que profirió en el café de La perle, en París, en 2013. No lo hace solo, el documental está plagado de voces de relumbrón: Anna Wintour, Naomi Campbell, Kate Moss, Charlize Theron, Penélope Cruz y sus jefes entonces, Bernard Arnault y Sidney Toledano. Hay opiniones para todos los gustos, hay un enorme enriquecimiento narrativo con las imágenes del Napoleón de Abel Gance, pero lo que hay, sobre todo, es un buen dibujo de esa trituradora de personas que es en ciertas instancias la industria de la moda —curiosamente en las más altas y en las más bajas—. Esto, por supuesto, tampoco busca disculparle.
El documental no persigue restituirle, entre otros motivos porque quien no haya perdonado ya a un Galliano que ha buscado activamente reeducarse y rehabilitarse no lo hará nunca. Y quien lo ha hecho, celebra como merece su trabajo —no hay más que recordar el enorme aplauso del sector que recibió su último desfile en Margiela—. Como toda buena obra, aporta más preguntas que respuestas. La fundamental, qué hacemos con los cancelados.
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