Daniel Brühl, irreconocible como el prusiano y proustiano Karl Lagerfeld de Disney+: “Tras todas sus capas había un gran romántico”
El actor germanoespañol encarna a lo largo de seis episodios al hombre anterior al icono, al eterno forastero en el París excesivo y noctámbulo de principios de los años setenta
Hace casi 20 años, Karl Lagerfeld y Daniel Brühl crearon un improbable círculo que ahora se cierra. Fue cuando el diseñador captó con una cámara fotográfica la esencia del actor, quien, décadas después, se ha metamorfoseado por completo para encarnar al káiser de la moda en Becoming Karl Lagerfeld, serie que la plataforma Disney+ a...
Hace casi 20 años, Karl Lagerfeld y Daniel Brühl crearon un improbable círculo que ahora se cierra. Fue cuando el diseñador captó con una cámara fotográfica la esencia del actor, quien, décadas después, se ha metamorfoseado por completo para encarnar al káiser de la moda en Becoming Karl Lagerfeld, serie que la plataforma Disney+ acaba de incorporar a su catálogo. El hispanoalemán ha recuperado una de estas imágenes y la muestra este lunes desde su teléfono móvil, durante su visita a Madrid para charlar del proyecto. En ella, se ve a un Brühl introspectivo, situado al margen derecho de la instantánea, mirando hacia la luz cenital que lo golpea y anuncia que crece destinado a grandes logros, sin necesidad de ruido.
Los dos alemanes se conocieron solo esa vez en persona. Y, aunque pueda parecer que tienen personalidades antagónicas, hubo un entendimiento casi inmediato entre ellos. Ocurrió tras el estreno de Good Bye, Lenin! (2003). Una revista de moda había encargado a Lagerfeld fotografiar a varios actores en alza, y Brühl estaba entre ellos. En un momento dado, el joven aspirante a estrella de cine decidió apartarse, incómodo y avergonzado por la batalla de muecas que sus compañeros de profesión libraban ante el objetivo de la cámara, en lo que creían que sería la fotografía de portada. El káiser miró al disidente Brühl y asintió con la cabeza, en un discreto gesto de aprobación. Se ofreció a hacerle algunos retratos en solitario. Gracias a este ambicioso proyecto televisivo, el intérprete ha establecido contacto con un asistente de esa lejana sesión de fotos y ha recuperado algunas de sus imágenes.
A través de Becoming Karl Lagerfeld ha descubierto al que define como “un joven vulnerable, frágil; uno de los grandes románticos, como si fuera un personaje de una novela de Proust”. El tener que interpretar al Lagerfeld anterior al personaje que el propio Lagerfeld había inventado le hizo ver que debía aceptar el papel. “Tuve una intuición que me dijo que no era una locura, sino un regalo”, confiesa Brühl, aliviado por interpretar “al menos por una vez a un personaje histórico alemán sin tener que llevar botas de nazi”.
En el inicio de los seis capítulos de Becoming Karl Lagerfeld, el diseñador no es precisamente el hombre de éxito que ha quedado grabado en la memoria colectiva. Es el año 1972 y el alemán, casi cuarentón, todavía es un desconocido para el gran público. Vive con su madre en París y se gana la vida con holgura como un mercenario de la moda sin personalidad creativa. Lleno de bloqueos, entre ellos sexoafectivos, se enamora de Jacques de Bascher, un dandi de la alta sociedad de la ciudad, interpretado por Théodore Pellerin. Junto a él encuentra el valor de enfrentarse a su amigo y rival Yves Saint Laurent (Arnaud Valois), el ídolo local con el que la pareja conforma un complejo trío amoroso ante la mirada de Pierre Bergé (Alex Lutz), socio y compañero de Saint Laurent.
Ese convulso ascenso a la gloria, entre fiestas tan banales y coloridas como glamurosas, muestra al hombre anterior al líder del imperio Lagerfeld, al icono que reinventó la identidad de Chanel rodeado de mujeres como Paloma Picasso, Loulou de la Falaise y Marlene Dietrich. Cuando el diseñador llegó a Francia en los cincuenta, ser alemán no estaba bien visto, así que inventó que su padre era sueco. Era un forastero con el hambre suficiente como para competir con el dios francés, Yves Saint Laurent. “Me resultaba entrañable esa necesidad de ser pasional y humano, que no siempre conseguía ser. A medida que iba logrando sus objetivos, Lagerfeld añadía cada vez más capas a su imagen pública, a ese escudo con el que se protegía”, comenta el actor. “A mis amigos, a los que conozco muy bien y sé cuando me están mintiendo, les ha gustado el resultado, así que de momento estoy satisfecho”.
Brühl, que ha logrado desarrollar una envidiable carrera internacional instalado buena parte de su tiempo en una casa de campo en Mallorca, se siente en parte identificado con el anacronismo que vivía Lagerfeld. “Era un hombre solitario en un París de excesos, en el que todos se perdían en la noche, las drogas y el sexo. Y, mientras tanto, él intentaba retirarse a un palacio y ser fiel a un único hombre; quería hacer realidad los cuentos de hadas que construía en su mente”, explica el actor. La complicada e inestable historia de amor con Jacques de Bascher le ayudó a encontrar ese arrojo que a él le faltaba, pero no solo muestra romance, también manipulación y toxicidad, cuenta el hispanoalemán.
Tras los seis capítulos iniciales, el alemán considera que todavía queda mucho de contar para completar el relato y también el retrato de ese hombre que Lagerfeld había inventado para sí mismo. Así que no le importaría retomar el proyecto de cara a una posible segunda temporada. Y mostrar al Lagerfeld después del amor. De Bascher, con el que se cuenta que nunca tuvo sexo, fue una de las víctimas de la epidemia del sida y falleció a finales de los ochenta, con 38 años, alejado de todas las miradas para que nadie pudiera asistir a su decadencia física. El diseñador instaló una cama extra en su habitación de hospital para acompañarlo hasta el último día. Una década después, lanzó un perfume con su nombre: Jako. “Cuando me propusieron el personaje me quedé en shock, pero ahora me gustaría profundizar en él hasta encontrarme con el Lagerfeld que conocí hace 20 años”, confiesa el actor.
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