‘El caso del Sambre’: anatomía de la cultura de la violación

Más allá de las coyunturas concretas de este suceso, esta serie es un magnífico análisis de cómo funciona la cultura de la violación, desde la intimidad de las víctimas a las instituciones en general. Ni una sale bien parada

Una imagen de la serie francesa 'El caso del Sambre'.Movistar Plus+

Los franceses pueden presumir de haber inventado el true crime moderno. Aunque habría que ver hasta qué punto enorgullecerse de ello. En 2004, 10 años antes del podcast Serial (2014), Jean-Xavier De Lestrade estrenó The Staircase, serie documental que inspiró la estupenda ficción homónima, estrenada en 2022 por HBO con Toni Colette y Colin Firth a la cabeza.

Veinte años después de que De Lestrade pusiera la primera piedra de esta lucrativa iglesia, nos llega a España su...

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Los franceses pueden presumir de haber inventado el true crime moderno. Aunque habría que ver hasta qué punto enorgullecerse de ello. En 2004, 10 años antes del podcast Serial (2014), Jean-Xavier De Lestrade estrenó The Staircase, serie documental que inspiró la estupenda ficción homónima, estrenada en 2022 por HBO con Toni Colette y Colin Firth a la cabeza.

Veinte años después de que De Lestrade pusiera la primera piedra de esta lucrativa iglesia, nos llega a España su última miniserie, con la que él mismo la corona: El caso del Sambre (Movistar Plus+). En ella aborda, por supuesto, un caso real: entre 1988 y 2018, fecha de su detención, Dino Scala (en la serie Enzo Salina) cometió 54 violaciones en un perímetro de 28 kilómetros. Pudo hacerlo gracias a muchos factores. Entre ellos, además de la desatención a las víctimas y la minimización del caso, gracias al error en el dibujo del perfil del violador, que resultó ser un hombre corriente. La policía buscaba a un pirado solitario o a un inmigrante (¿a quién nos recuerdan?) cuando tenían al culpable delante de sus narices. El caso del Sambre es un magnífico análisis de cómo funciona la cultura de la violación, desde la intimidad de las víctimas hasta el tratamiento por parte de las instituciones en general. Ni una sale bien parada.

Por supuesto, el audiovisual no es ajeno a ella. Hace unos días se popularizó un clip de Jodie Foster, en una mesa de actrices de The Hollywood Reporter contando que en muchos de los guiones que ha leído la única motivación del personaje femenino era su trauma tras haber sido violada (quizá en su caso influyó su Oscar por Acusados). Pero Danny Mannus, analista de guion, aprovechó la coyuntura para tuitear: “Una vez tuve una acalorada discusión con un cliente cuando le dije que siete violaciones en su guion era tener seis o siete de más. Él dijo: vale, cuatro entonces. Como consultor de guion que ha leído más de 8.000 guiones, no puedo deciros el alarmante número que contiene violaciones”. No es cuántas, es cómo, por qué y para qué. Siempre me acuerdo de la frase de Selina Meyer en Veep: “Si los hombres pudieran quedarse embarazados, se podría abortar en los cajeros”. Si los hombres fuesen víctimas de violación en el mismo número que las mujeres, las historias que veríamos se parecerían más a El caso del Sambre. O ni eso: quizá el propio caso no hubiera existido.

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