Preocupaciones: vendrán más años malos y nos harán más ciegos

Tras el balance televisivo de las noticias del año, vuelvo a leer un libro de aquel extraordinario escritor e insólito ser humano llamado Rafael Sánchez Ferlosio

El escritor Rafael Sánchez Ferlosio.Alamy Stock Photo

Muestran la imagen de una anciana asiática empotrada en su silla de ruedas que ha quedado atrapada en la vía del tren. Y este va a circular por esos raíles en un minuto. El atropello parece inevitable. ¿Quieren saber lo que ocurrió?, nos pregunta el hitchcockiano presentador de la noticia. Y añade: pues esperen unos minutos y se lo contaremos después de la publicidad. Creo que esto lo está narrando en la tele amiga. O en otra. ¿En qué cambian? Son clónicas, bobas, manipuladoras, siniestras, independientemente de la titulación id...

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Muestran la imagen de una anciana asiática empotrada en su silla de ruedas que ha quedado atrapada en la vía del tren. Y este va a circular por esos raíles en un minuto. El atropello parece inevitable. ¿Quieren saber lo que ocurrió?, nos pregunta el hitchcockiano presentador de la noticia. Y añade: pues esperen unos minutos y se lo contaremos después de la publicidad. Creo que esto lo está narrando en la tele amiga. O en otra. ¿En qué cambian? Son clónicas, bobas, manipuladoras, siniestras, independientemente de la titulación ideológica con la que pretendan disfrazarse en el mercado. O sea, progresistas o fascistas. Los dueños son los mismos. Venden un producto y el otro. Al gusto del abotargado, pero también concienciado consumidor.

Y, como no, los presentadores hacen balance de las noticias que han protagonizado el año. Lo de Ucrania y Gaza es lo más destacado y sombrío. Pero me pongo rojo cuando destacan entre los más trascendentes sucesos mundiales lo que le ocurrió a la futbolista Jenni Hermoso cuando un macarra la agredió con un esperpéntico pico en los labios. Igualmente le preguntan al personal por sus miedos y sus deseos par el próximo año. Por fin, aparece la bendita lógica en sus respuestas. Les preocupa su salud, el precio de la cesta de la compra, cuidar y ser cuidados por su familia y amigos. Por supuesto, no sale nadie con el cuerpo roto o el alma irremediablemente enferma, o sola y desolada, que exprese su deseo de acabar cuanto antes, de que el estado les ofrezca una solución indolora y rápida para finiquitar su estancia en el mundo. Necesito ánimo. Consecuentemente vuelvo a leer un libro de aquel extraordinario escritor e insólito ser humano llamado Rafael Sánchez Ferlosio. El título es optimista: Vendrán más años malos y nos harán más ciegos. Que se salve quien pueda y quien quiera. Preferentemente los niños y la buena gente. No hay tanta, no sobra.

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