Personajes pintorescos, héroes de la tele vasca por un día
‘Herri txiki, infernu handi’ es un viaje a las entrañas de los pueblos buscando personajes singulares y pintorescos que ha conseguido cautivar a la audiencia de ETB
Por el programa Herri txiki, infernu handi (es un viejo dicho euskaldun que viene a significar “Pueblo pequeño, infierno grande”) pasan los personajes más variopintos de la sociedad vasca y navarra. Es una pasarela costumbrista por la que desfilan ciudadanos desconocidos para el gran público, pero que acaban ganándose al respetable cuando salen en la televisión contando sus historias, muchas rocambolescas, la mayoría simpáticas y divertidas. Este ...
Por el programa Herri txiki, infernu handi (es un viejo dicho euskaldun que viene a significar “Pueblo pequeño, infierno grande”) pasan los personajes más variopintos de la sociedad vasca y navarra. Es una pasarela costumbrista por la que desfilan ciudadanos desconocidos para el gran público, pero que acaban ganándose al respetable cuando salen en la televisión contando sus historias, muchas rocambolescas, la mayoría simpáticas y divertidas. Este programa de ETB1 (el canal en euskera) ha cubierto ya nueve temporadas y es uno de los más seguidos entre los telespectadores euskaldunes. Da rienda suelta a la carcajada. “El secreto del éxito está en lograr la cercanía con la gente y mantener un tono amable y respetuoso en las entrevistas. Y no puede faltar la espontaneidad”, explica Mikel Pagadizabal Pagadi, presentador y guionista del programa.
Herri txiki, infernu handi se estrenó en enero de 2015. Arrancó dos años después de que TV3 comenzase a emitir en catalán El foraster (El forastero), presentado por Quim Masferrer. En ambos casos (TVE copió la idea en 2018 con el ya desaparecido El paisano que protagonizaban Eva Hache, Leo Harlem o Jorge Cadaval, entre otros) siguen la misma pauta del programa original de la televisión danesa Comedy on the Edge. El formato es prácticamente el mismo. No hay ningún misterio: los presentadores de Herri txiki acuden a un pueblo pequeño del País Vasco y conversan con seis lugareños. Después, el programa monta un show en un escenario que instala en la plaza, el frontón o incluso en la iglesia y se retransmiten las entrevistas intercaladas con los monólogos de los presentadores.
Pagadi hizo pareja con el exfutbolista de la Real Sociedad y monologuista Zuhaitz Gurrutxaga durante ocho temporadas, hasta que este se despidió tras una edición especial en EE UU, donde contactaron con vascos que emigraron a este país. A Gurrutxaga le reemplazó la pasada campaña la actriz Miren Nogales, un “gran descubrimiento por su chispa, frescura y naturalidad”, dice Gorka García, director de Programas de ETB. Herri txiki ha visitado 236 municipios y barrios del País Vasco y Navarra. Da una media del 3% de cuota de pantalla (supera el 7% entre la población vascoparlante), con más de 130.000 telespectadores fieles. El FesTVal (Festival de Televisión de Vitoria) le concedió un premio principal en 2020. “Más que un programa de televisión, se ha convertido en un evento popular. Goza de buena salud y tiene cuerda para rato”, asegura García.
“La gente nos abre las puertas de sus casas, nos reciben con los brazos abiertos”, comenta Luis Oiartzabal, de Orio Produzioak y director del programa: “Tratamos de pasar un rato agradable, reírnos juntos, y la verdad es que lo conseguimos”. El título del programa no hace honor a la realidad, porque más un “gran infierno” se ha convertido en “un gran paraíso”. Cree Oiartzabal que podría pasar a llamarse Herri txiki, paradisu handi. Por aquí han desfilado invitados muy variopintos, algunos en situaciones surrealistas y pintorescas. Nogales debutó en Belauntza (Gipuzkoa) ayudando a un joven ganadero, primero dando el biberón (en realidad, una regadera con una tetina) a unos terneritos y, después, limpiando el estiércol en una cuadra con 140 vacas. Pagadi ha llegado a meterse en calzoncillos en un abrevadero de agua sulfurosa en Aramaio (Bizkaia). Gurrutxaga conversó con Joakina Huitzi, una mujer de 104 años del barrio donostiarra de Añorga y acabaron haciendo gimnasia en el balcón de su casa.
En Herri txiki, el guion se va muchas veces al traste. Prima la naturalidad y los golpes de humor de los entrevistados. Como aquel vecino de Berrobi (Gipuzkoa) al que apodan Bihurri (travieso) y que en medio de la charla con Gurrutxaga le confesó que cuando estaba haciendo la mili en Burgos le eligieron para rodar una escena de la película El bueno, el malo y el feo, de Clint Eastwood: “A mí me ahorcaron seis o siete veces, y aquí sigo”. Otro se presentó con un jabalí como mascota; otro confesó que el secreto de su longevidad es comer bocadillos de mermelada. Pagadi asegura que tienen “miles de anécdotas” de los rodajes. Y todas, por su gracia y originalidad, se pasan en el programa: “Es un cóctel que mezcla la comedia, la autenticidad de los personajes y los usos y costumbres de los pueblos. Sin histrionismos. Y a la vez mostramos la geografía vasca”.
La mayoría de los entrevistados son personas de la tercera edad. Y este es otro de los grandes aciertos del programa, opina su director: “Damos voz a personas con mucha sabiduría, que han vivido muchas experiencias a lo largo de su vida”. Por Herri txiki han pasado Felisa, de 86 años, que confesó haber hecho “trampa” para sacarse el carné de conducir con 65 años, o Inixio, de 62, conocido en Aizarna (Gipuzkoa) como Carter por su parecido con el expresidente estadounidense Jimmy Carter, o Edurne, de 88, que todos los días da un paseo por Oiartzun (Gipuzkoa) para abrazarse con un árbol porque le da energía y le relaja.
El escaparate de personajes singulares es interminable. “Nos acercamos a personas que aceptan contarnos algún aspecto divertido de su vida”, señala García. No hay miedo al ridículo. Pagadi suelta a menudo un “¡Ojo al Cristo!” o “¡Ahí va Dios!” para congeniar con los lugareños. Existe una gran complicidad entre los presentadores. Miren Nogales asume el papel de “chica bajita” y Pagadi, el de “torpe y gafapasta”, se bromean entre ambos. Siempre llegan al pueblo protagonizando una escena cómica. Ya es costumbre que lo hagan montados en artilugios estrafalarios (un tractor, un helicóptero subido a una camioneta, un patinete, coches de época, una barredora, en un sidecar…). Consiguen atrapar al espectador descubriendo historias inverosímiles de personajes insólitos que, sin impostar un ápice su relato, logran convertirse por un día en los héroes del pueblo y de la tele vasca.
Herri txiki ya está buscando nuevos escenarios, más personajes, para continuar completando un lienzo autóctono, tan folklórico como genuino. Pagadi prepara los guiones de la próxima temporada, la décima, que comenzará a grabarse en octubre y se emitirá en el canal en euskera de la tele vasca durante el primer cuatrimestre de 2024.
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