Muere el periodista Carlos Tena, el rostro de la televisión musical
El comunicador, fallecido a los 79 años, trabajó en RNE y TVE desde los años sesenta con programas célebres como ‘Popgrama’ y ‘Caja de ritmos’
Cuando España necesitaba nuevos sonidos, Carlos Tena, fallecido este pasado jueves en Madrid a los 79 años, estuvo ahí para contarlo y para explicarlo. Estuvo, como buen periodista cultural, para divulgar. En aquel país todavía en blanco y negro que avanzaba hacia el color tras el fin del franquismo, no fue el único ni el mejor, pero sí quizá el rostro más reconocible de una televisión pública que halló en este madrileño, ataviado siempre con sus grandes gafas, al rostro del cambio: un tipo de gesto marmóreo, voz ...
Cuando España necesitaba nuevos sonidos, Carlos Tena, fallecido este pasado jueves en Madrid a los 79 años, estuvo ahí para contarlo y para explicarlo. Estuvo, como buen periodista cultural, para divulgar. En aquel país todavía en blanco y negro que avanzaba hacia el color tras el fin del franquismo, no fue el único ni el mejor, pero sí quizá el rostro más reconocible de una televisión pública que halló en este madrileño, ataviado siempre con sus grandes gafas, al rostro del cambio: un tipo de gesto marmóreo, voz profunda, humor ácido y fuerte personalidad. Era el tipo que mostraba la música de todas partes, sin distinción ni prejuicios.
Tena estaba tan desaparecido en los últimos años que su muerte ha trascendido a través de las redes sociales del músico Álex de la Nuez, exintegrante de Zombies, Tequila y Álex & Christina. La hermana del fallecido, Yolanda, se lo ha comunicado este viernes después de que fuera incinerado en un tanatorio de Madrid. Tena había regresado hacía ocho años de Cuba y estuvo viviendo en Ronda hasta que tuvo un problema de las cuerdas vocales y se quedó sin voz. Poco después, le detectaron un cáncer y se trasladó a Madrid para estar cerca de su hija Verónica. Murió ayer sin que nadie lo hiciese público. “Era de los mayores pioneros. Estuvo desde el primerísimo momento”, afirma Álex de la Nuez, quien compartió muchos años de amistad en España y Cuba con Tena.
De mente imaginativa y carácter insoldable, Tena se dio a conocer en radio a finales de los sesenta. Su nombre empezó a sonar con fuerza en RNE cuando en 1973 presentó Para vosotros jóvenes, un programa que fue Premio Nacional de Radio y en el que ya dejaba ver su búsqueda de nuevos formatos para llegar a la incipiente audiencia juvenil. Sin embargo, fue el espacio Clásicos populares donde en 1976 pudo desarrollar una labor innovadora y desenfadada. Aparecía ya el periodista de estilo coloquial y criterio propio que marcaría su paso a la televisión.
Un paso que llegó inmediatamente en TVE y que, visto con la perspectiva que da el tiempo, fue un pequeño hito de la historia de nuestra televisión: Popgrama, presentado junto a Diego A. Manrique. Se estrenó en 1977 y duró hasta 1980. Un programa divulgativo con dos periodistas musicales carismáticos e independientes. La nueva época había llegado y la España del NODO ya quedaba atrás al ritmo de sonidos frescos y alternativos e impulsados por el conocimiento y la libertad. Lo de libertad es en su significado más profundo. Entonces, Tena podía presentar a un grupo quejándose de la presión comercial que hacían las discográficas o dudando de su calidad o éxito. Parece imposible en la actualidad, pero esa televisión o radio, como ese periodismo musical, existió.
Tena estaba llamado a protagonizar la televisión musical de la agitada movida. Su siguiente programa fue Música Maestro y, después, en 1983, Caja de ritmos, por el que es más recordado debido a la polémica que protagonizaron las Vulpes. El presentador se enfrentó a una querella criminal, tras la actuación en 1983 de la banda de punk femenino Vulpes con su tema Me gusta ser una zorra, uno de los escándalos más recordados de la historia de la cadena pública. La causa fue sobreseída tres años después, pero Tena dimitió apenas unos días después del escándalo. Dijo sentirse “indefenso” en una persecución auspiciada por la derecha. Su dimisión no le apartó de los platós. Presentó también ¿Pop Qué? y, entre 1985 y 1986, Auanbabulubabalambambú, otro espacio bastante recordado, muy entretenido, que incluía videoclips, noticias, sketches, reportajes y actuaciones en directo de grupos españoles emergentes.
Personaje incómodo
En los noventa, saltó a las cadenas privadas y se hizo muy popular como jurado de Lluvia de estrellas, en Antena 3. En la que era la versión original de Tu cara me suena, hecha con participantes anónimos, hacía pareja televisiva con el experto en copla Lauren Postigo. Iba ya cuesta abajo en su carrera como divulgador musical y, con el cambio de siglo, decidió irse a vivir a Cuba, donde siempre tuvo buenos lazos con el castrismo. Decía que se había cansado de que la televisión diera puerta a todos los presentadores de la generación anterior. Sin dejar de tener parte de razón, con una televisión pública cada año más lejos de sus postulados divulgativos y una privada fomentando la telebasura, conviene señalar que a la persona también se lo había comido ese personaje incómodo y librepensador, excesivamente enfrentado al mundo. Para Álex de la Nuez, ese “cascarrabias” seguía siendo un “grandísimo de la música española”. “Era una persona de un enorme conocimiento y de un criterio muy acertado. Y un cascarrabias maravilloso. Le gustaba llevar la contraria. Era un cabezota increíble, pero tenía un corazón de oro”.
Hasta que se apartó del periodismo musical y de España con su marcha a Cuba, Carlos Tena también compaginó la radio y la televisión durante tres décadas con su papel de crítico musical en los diarios Pueblo, Diario 16 y El Mundo. Una de sus últimas aportaciones fue en la revista Efe Eme, donde recomendaba sus discos imprescindibles. En las dos últimas décadas, había desaparecido y casi esta desaparición simbolizaba la de un periodismo musical en la televisión y la radio públicas muy distinto al actual, donde el entretenimiento puro y duro ha aplastado a la crítica cultural. Un periodismo independiente y con mordiente, mucho menos complaciente, más entregado a la construcción cultural y no tanto a los intereses comerciales o de audiencia. Hoy sería imposible y marciano ver Popgrama en una televisión pública subordinada a Operaciones Triunfos, Benidorms Fest y Eurovisiones. Ya no solo por lo que recomendaban, criticaban y divulgaban, sino por cómo lo hacían y a quién se dirigían. Los gerifaltes de ahora no quieren pensadores. Quieren subordinados. De todas las batallas bizantinas en las que se metía Carlos Tena, en esta al final tuvo razón: hemos ido a peor.
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