Félix Linares, el más divertido e inteligente de los apóstoles culturetas, se despide de ustedes
Dicen que el chacolí pierde la chispa cuando viaja a la meseta, y tal vez Félix temía (sin fundamento) que le pasara lo mismo
Cuando los escritores sacamos un libro y los editores nos llevan de paseo por España como si fuésemos toreros, hay plazas que esperamos con alegría. Una de ellas era para mí Bilbao, pues allí me esperaba una entrevista inteligente, difícil y disfrutona. Una mezcla de examen y fiesta: el escrutinio de un lector excepcional y detallista, y la alegría de ser leído por él. Cuando en la agenda de la promoción aparecía el nombre de Félix Linares, me ponía muy contento y sentía que había aprobado: si Félix me ha pedido una entrevista —pensaba—, no debo de haber escrito un libro tan malo.
Félix...
Cuando los escritores sacamos un libro y los editores nos llevan de paseo por España como si fuésemos toreros, hay plazas que esperamos con alegría. Una de ellas era para mí Bilbao, pues allí me esperaba una entrevista inteligente, difícil y disfrutona. Una mezcla de examen y fiesta: el escrutinio de un lector excepcional y detallista, y la alegría de ser leído por él. Cuando en la agenda de la promoción aparecía el nombre de Félix Linares, me ponía muy contento y sentía que había aprobado: si Félix me ha pedido una entrevista —pensaba—, no debo de haber escrito un libro tan malo.
Félix Linares se jubila de la tele a los 75 años, lo cual es una noticia triste para Euskadi y para el mundo cultureta. Seguirá en la radio, porque la radio tiene algo de inmortal, pero se apea de la cadena que le hizo famoso en su tierra. Su programa, La noche de… en ETB2, es uno de los mejores espacios de cine jamás producidos en la televisión española, y una parranda de humor, ironía, erudición cinéfila y gamberrismo ilustrado. No sé por qué extraño egoísmo, los vascos se quedaron con Félix y lo guardaron como un secreto a voces, sin compartirlo con el resto de España. Nunca perdí la esperanza de que una tele nacional le diera el hueco que siempre mereció.
Dicen que el chacolí pierde la chispa cuando viaja a la meseta, y tal vez Félix temía (sin fundamento) que le pasara lo mismo. Espero que me conceda el honor de aparecer alguna vez más en su programa literario de Radio Euskadi, Pompas de papel, uno de esos milagros que aguantan años y años. No solo por engordar mi vanidad, sino porque significará que sigue apostolando con su carisma, y mientras no se calle, no estaremos perdidos ni solos del todo.
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