Instrucciones para desacreditar a un experto
¿De dónde salen los expertos que hablan en televisión?
El 29 de agosto el programa Todo es mentira emitió un pequeño debate sobre el cambio climático, y el grotesco resultado desató otra volátil polémica sobre quién es voz autorizada para el debate. Yo afirmo tajante que en debates sobre ciencia solo deberían participar científicos y, si acaso, economistas. Pero la televisión no está dirigida hoy ni a la formación ni a la información. En el medio televisivo prima la mera comunicación, y por ende se le da espacio a eso que llaman comunicadores. Eso quiere decir que ta...
El 29 de agosto el programa Todo es mentira emitió un pequeño debate sobre el cambio climático, y el grotesco resultado desató otra volátil polémica sobre quién es voz autorizada para el debate. Yo afirmo tajante que en debates sobre ciencia solo deberían participar científicos y, si acaso, economistas. Pero la televisión no está dirigida hoy ni a la formación ni a la información. En el medio televisivo prima la mera comunicación, y por ende se le da espacio a eso que llaman comunicadores. Eso quiere decir que tanto usted como yo, que somos expertos en lo nuestro (y puede que ni eso), vamos a pensar que cualquiera que nos engatuse es una voz autorizada en lo suyo.
Busqué sin éxito el curriculum de Javier Peña (participante en el polémico debate) para dirimir si es un experto. No encontré datos relevantes más allá de la Fundación Hope, así que no voy a juzgar si es o no es un experto. Sobre los méritos de Esperanza Aguirre, Marta Flich y Francisco Hervías citaré a La Veneno: ¿qué curriculum tiene esta tarántula? Estas tarántulas, mejor dicho.
Al día siguiente, Todo es mentira rectificó entrevistando a un doctor en Ingeniería Química, y a un periodista científico. En los medios no hay que permitir que haya una sola voz -incluso si es aquella con la que estamos de acuerdo-, pero sí es exigible que todas las voces del debate estén respaldadas por conocimientos y experiencia.
Basta de llenar debates con churrulleros, políticos corruptos, presentadores ególatras, víctimas profesionales, mocatrices, influencers, tiktokers, y majaderos diversos. Es deseable que la información sea entretenida, pero lo que no puede ser es que la información esté supeditada al entretenimiento.