Pretinama, terraplanistas y guadalminos
Mientras las soflamas ultraderechistas se viralizan mejor que ninguna canción del verano, una parte sustanciosa de la izquierda guerracivilea por si un ‘podcast’ humorístico es o no un espacio seguro
Resulta que Uri Geller ha declarado la guerra a Putin vía Twitter. “Usaré cada molécula de mi poder mental para evitar que lances un ataque nuclear”, le escribe, imagino que visualizándose cual Magneto finiquitando la Crisis de los Misiles en X-Men: primera generación, aunque a mí me recuerda más a Elizabeth, la niña que salvaba al mundo en V y nos enseñaba que ...
Resulta que Uri Geller ha declarado la guerra a Putin vía Twitter. “Usaré cada molécula de mi poder mental para evitar que lances un ataque nuclear”, le escribe, imagino que visualizándose cual Magneto finiquitando la Crisis de los Misiles en X-Men: primera generación, aunque a mí me recuerda más a Elizabeth, la niña que salvaba al mundo en V y nos enseñaba que en lagarto paz se dice “pretinama” porque los espectadores ya estábamos versados en idiomas exóticos antes del alto valyrio. Para quien no lo ubique, Geller es un ilusionista famoso en la España de los setenta por doblar cucharas con la mente en el Directísimo de Íñigo. Por qué con semejantes poderes se limitaba a desbaratar menaje en la televisión de un país en vías de desarrollo era el verdadero misterio.
Como el magufismo no pasa de moda, esta semana Todo es mentira ha confrontado a terraplanistas y científicos y a muchos les escandaliza que se igualen sus testimonios y se dé voz al disparate. Puestos a lamentar la difusión de falacias, me perturba más que tantos espacios le hayan comprado a un hostelero de Málaga, que se jacta de decorar su urinario con una foto de Pedro Sánchez —eso es tener clase—, su discurso xenófobo sobre una España arruinada por rojos parásitos que viven de paguitas. A estas alturas de agosto no he escuchado Despechá ni una vez, pero la cantinela de este tipo me aguarda tras cada zapeo.
Y mientras las soflamas ultraderechistas se viralizan mejor que ninguna canción del verano, una parte sustanciosa de esos rojos parásitos que somos la perdición de España guerracivilea por si un podcast humorístico es o no un espacio seguro —qué expresión tan grimosa—. Cinco minutos de televisión generalista les dejaría claro dónde está el verdadero enemigo de una sociedad progresista. Pretinama.
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