Ion Aramendi: “A algunos amigos no les hizo gracia que presentara un ‘reality’ de Telecinco, pero no vivo para lo que piense la gente”
El presentador vasco fichó en marzo por Mediaset y ha sido la gran revelación de la edición de ‘Supervivientes’ que termina esta semana
Ion Aramendi (San Sebastián, 45 años) llega algo cansado y apurado a la entrevista. La grabación en la que participaba ha durado más de lo previsto, pero en seguida se recompone y se deja hacer las fotos y las preguntas que haga falta sentado en la grada del plató apagado de Supervivientes. Se ...
Ion Aramendi (San Sebastián, 45 años) llega algo cansado y apurado a la entrevista. La grabación en la que participaba ha durado más de lo previsto, pero en seguida se recompone y se deja hacer las fotos y las preguntas que haga falta sentado en la grada del plató apagado de Supervivientes. Se mueve por los intrincados pasillos de Mediaset como por su casa: al fin y al cabo, esta es su segunda etapa en el grupo de comunicación. Entre 2009 y 2016 fue uno de los reporteros más reconocibles de Sálvame, y ahí se enganchó a la televisión. Después pasó al canal público vasco ETB, luego TVE, donde presentó el concurso diario El cazador y varios formatos más, y ahora vuelta a la casilla de inicio. Pero antes de la tele, este licenciado en Periodismo tuvo otras mil vidas, desde jugador de baloncesto profesional hasta camarero en Australia y Salamanca, control de calidad en una fábrica o el negocio familiar de butano. En Supervivientes, al frente de la gala de los domingos, Conexión Honduras, su entusiasmo natural ha servido de refresco del formato estrella de Telecinco, que esta semana proclamará a su vencedor: Nacho Palau, Marta Peñate, Ignacio de Borbón o Alejandro Nieto. Pero él tiene la mente al mismo tiempo en otro lado: cuenta los días, incluso las horas, para ser padre por tercera vez.
Pregunta. Empecemos por el final. ¿Qué valoración hace de su experiencia en Supervivientes?
Respuesta. Un diez, por lo menos como profesional que se dedica a esto. Ha sido formar parte de un equipo que es espectacular, una vuelta a la que ha sido mi casa durante mucho tiempo y un desarrollo de programa que me ha encantado vivir de cerca.
P. ¿Tuvo que mentalizarse de alguna forma para ponerse al frente de formato así?
R. Siempre he sido muy fan de los realities, y de hecho fui colaborador comentando Gran Hermano en tres ediciones. Formar parte, disfrutarlo y vivirlo ha sido eso, disfrutarlo. Sí es verdad que, así como al principio podía tener más miedo, ha salido fenomenal.
P. ¿Qué tiene Supervivientes en concreto para que, frente a otros realities que han ido decayendo, mantenga su tirón?
R. No sé si es el rey de los realities, pero como espectador lo estás viendo y lo compruebas al final: cómo van pasando las semanas y van perdiendo peso, van cogiendo una morenez absoluta, van cogiendo una serie de hábitos, una convivencia complicada, y esto hace muy enriquecedor a quien, como yo, lo ve desde un punto de vista psicológico, sociológico, le gusta analizarlo, qué reacciones tienen, cómo se enfrentan a la convivencia... Porque me pongo en el papel de qué haría yo ante esta situación o ante este personaje. Y dos, estás viendo a gente que conoces más o menos pasarlo mal, que también mola.
P. ¿Por qué cree que ha encajado en este universo?
R. Hablar de uno mismo es complicado... Tenía claro que debía aportar mucho entusiasmo, mucha energía y transmitir el disfrute. Yo transmito mucho, si estoy enfadado, si estoy contento, alegre, si estoy feliz... He aportado ganas, entusiasmo y la experiencia de haber estado en otros programas y de manejar otros platós.
P. ¿Iría a Supervivientes de concursante?
R. No creo que estuviera capacitado. Los bichos me repelen, un mosquito ya me pone nervioso, me despierto, enciendo la luz... Imagínate, rodeado de cangrejos, de arañas, de serpientes, de lagartos. No comer me pone de muy mala leche, desde crío me lo dice mi madre. Yo sería un auténtico demonio que estaría allí cabreado o gritando todo el día. Tampoco es eso. No, no me atrevería.
P. ¿Cómo fue el momento en el que le llaman de Mediaset y le ofrecen Conexión Honduras? ¿Tuvo dudas?
R. No, la oferta que me plantó Mediaset en un momento determinado de mi carrera profesional y mi momento personal fue extraordinaria. No tuve que pensármelo demasiado. Tenía que valorar lo que estaba dejando, eso también. Pero era un momento en el que me apetecía dar este salto y venir a un gran formato, y presentar Supervivientes es una oferta irrechazable para cualquiera que nos dedicamos a esto.
P. Pero supongo que le llegarían comentarios del tipo “pero dónde te metes”...
R. Sí, sí, y gente que me seguía en El cazador, que es un programa muy blanco, y te metes en un reality en Telecinco... Hubo gente y amigos a los que les ha hecho más o menos gracia. Pero yo no vivo por la opinión de la gente, no vivo por y para lo que piense la gente de lo que yo haga o no. Yo vivo por mi carrera profesional, por darle la mayor seguridad y la mejor vida a mis hijos y para mí era una oferta irrechazable.
P. Seguimos hacia atrás. Antes de TVE y de ETB estuvo siete años en Sálvame. ¿Qué se aprende siendo reportero en Sálvame?
R. Un montón de cosas. El mundo del corazón nunca me ha interesado de manera vocacional. Pero estar siete años formando parte de esa familia me dio mogollón de experiencia para enfrentarme a directos, contar historias, he hecho miles de vídeos... Aprendes a gestionar un directo, a qué tienes que decir, cómo decirlo a pesar de las circunstancias, a concretar y sintetizar... Y conocí a un montón de gente famosa. Yo qué sé, hacer una pregunta a Brad Pitt, estar con Morgan Freeman, Mel Gibson...
R. Es un programa que ha ido girando sobre sí mismo desde... yo entré en el año 2009, a los tres meses de que empezara, y viví siete años allí. Ya era un programa que iba creciendo, que se iba haciendo a sí mismo, que convertía no a la gente famosa, sino a los colaboradores en los protagonistas de las historias... Sálvame siempre ha seguido girando. Una de las cosas más increíbles que tiene es que nunca se conforman, desde los directores a la productora y al propio canal. Siempre intentan darle una vuelta de tuerca y eso mantiene vivo un programa. Decir que Sálvame está en crisis es absurdo. Sigue haciendo grandes datos de audiencia y sigue teniendo grandes historias.
P. De todo lo que hizo antes de estar en la tele, ¿qué aprendió que le haya servido luego para la televisión?
R. Me ha servido mucho, sobre todo para hacer entrevistas, ser camarero, estuve tres años trabajando en la noche, y aprendes mucho a lidiar con la gente, a saber por dónde van los tiros, a interactuar de una manera sencilla pero que te hace ver cosas más allá. En Sálvame, por ejemplo, que yo tenía que preguntar, me fue muy útil. Trabajar en una fábrica también me sirvió para valorar qué tipo de trabajo es la televisión. No salvamos vidas, no tenemos un estrés y una tensión que vives en una empresa productiva. Yo trabajaba en una empresa que hacía parachoques. Si el cliente no recibía parachoques, aquello te generaba una tensión, llamadas constantes, si el parachoques no lo recibían en buenas condiciones... Era un estrés de trabajo. Ahora me enfrento a esto y me dicen, ‘¿no es estresante?’. Pues no, no es nada estresante, para mí esto es disfrutar. He estado en otros trabajos que me han enseñado a valorar qué tipo de trabajo es la televisión, a quitarme el miedo y a ser mejor periodista.
P. ¿Qué tiene la tele que le ha enganchado?
R. No sé, pero es verdad que estoy absolutamente enganchado, estoy enamorado del trabajo que estoy desempeñando. Además, el crecimiento y el desarrollo de mi carrera ha sido tan, a veces, vertiginoso, siempre hacia arriba...
P. ¿No le da vértigo que haya sido todo tan ascendente? ¿No le da miedo el momento en el que empiece a bajar?
R. No suelo tener miedo a qué pueda pasar. No estoy pensando en qué pasará si algún día me dejan de llamar o si no estoy a gusto. Pues chico, si llega, llegará y tendré que hacer otra cosa o me dedicaré a otra cosa. Es muy importante en este sentido tener los pies en la tierra. El problema de la gente que va hacia arriba o consigue trabajos que tiene más repercusión o popularidad, es que te subas en una especie de globo en el que vivas fuera de la realidad. A mí me siguen atando a la realidad mis hijos, mi familia. Yo no me creo nada más, simplemente hago mi trabajo igual que hacía mi trabajo de reportero, igual que hacia mi trabajo de camarero, igual que hacía mi trabajo de lo que fuera. Si llega un momento en el que esto no sigue, pues pensaré que igual me tengo que dedicar a otra cosa.
P. ¿Qué tiene de malo la tele?
R. La incertidumbre. ¿Voy a seguir trabajando? ¿Me van a seguir llamando? ¿Este proyecto cuánto dura? ¿Después de este proyecto qué voy a hacer? Pero no sólo para mí que presento, sino para todo el mundo que se dedica a esto. Muchas veces los productos son muy cortos y vas saltando de uno en otro. Mi mujer lleva dedicándose a la tele toda la vida y toda la vida ha pasado lo mismo.
P. ¿Hacia dónde le gustaría llevar su carrera, si es que puede elegir?
R. En la tele, y esto lo comparte mucha gente que nos dedicamos a esto y una vez se lo oí decir a Jorge Javier [Vázquez], la gente piensa que tú eliges, pero tú no eliges nunca. Yo no elijo, yo no digo voy a hacer esto o voy a hacer lo otro. A lo mejor si eres, no sé, Buenafuente, que es absolutamente una estrella, un tipo brillante que genera su propio universo y que él mismo puede hacer el producto... Pero es que ni siquiera él puede elegirlo muchas veces. ¿Yo qué voy a hacer en un futuro? Solo espero seguir currando y seguir dando tranquilidad y seguridad a mis hijos.
P. Ya que menciona a Buenafuente, ¿algún presentador que tenga como referente?
R. Todos los que están en la tele son grandes profesionales. Anne Igartiburu lleva un montón de años y lo sigue haciendo fantástico, con una energía brutal. Jorge Javier es un presentador brillante que tiene una capacidad de imprimir un sello que es muy difícil que tú le imprimas. Buenafuente es un gran referente. Pero vamos, que solo hay un Buenafuente, aunque tú quieras creer que vas a llegar a ser Buenafuente, solo hay uno, igual que Jorge Javier solo hay uno. Yo puedo jugar a intentar ser más gracioso o menos, pero cuando tú le das tu impronta y tienes un sello, una manera de hacer, ya es bastante. Mira, Roberto Leal es un presentador que le da mucha impronta, que le da un sello personal, y le va de cine.
Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.