Tanxugueiras: “Con llegar a la final, nosotras ya ganamos. Todas las lenguas de España ganaron”

Las finalistas del Benidorm Fest son las herederas de las mujeres que custodiaban la tradición musical en las aldeas gallegas sin aplausos, ni escenario, ni gloria

De izquierda a derecha, Aida Tarrío, Olaia Maneiro y Sabela Maneiro, componentes de Tanxugueiras.Foto: ROCÍO CIBES

La sombra del gaiteiro es alargada. Es el símbolo, la estrella de las romerías, el rey de la música tradicional gallega. Pero el enorme legado del folclore lo custodiaban y transmitían las mujeres en las aldeas. Sin aplausos, sin gloria, sin formar agrupaciones estables, sin cobrar por cantar y tocar la pandereta. Cualquier herramienta improvisada, unas conchas, una lata gigante del pimentón de los chorizos. En el microcosmos local, en las reuniones de invierno junto al fuego, en las fiestas del fin de los trabajos del campo, ellas eran el alma, ponían la voz de los alalás y marcaban el...

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La sombra del gaiteiro es alargada. Es el símbolo, la estrella de las romerías, el rey de la música tradicional gallega. Pero el enorme legado del folclore lo custodiaban y transmitían las mujeres en las aldeas. Sin aplausos, sin gloria, sin formar agrupaciones estables, sin cobrar por cantar y tocar la pandereta. Cualquier herramienta improvisada, unas conchas, una lata gigante del pimentón de los chorizos. En el microcosmos local, en las reuniones de invierno junto al fuego, en las fiestas del fin de los trabajos del campo, ellas eran el alma, ponían la voz de los alalás y marcaban el ritmo de las xotas y las muiñeiras.

En el túnel de la autopista que atraviesa (sin pararse) Luou, localidad del municipio de Teo (A Coruña), a 10 kilómetros de Santiago, hay pintado un enorme mural en homenaje a esas mujeres de antaño. En ese pueblo se criaron las hermanas Sabela y Olaia Maneiro, dos de las tres Tanxugueiras, que este sábado estuvieron muy cerca de convertirse en ganadoras del Benidorm Fest y representar a España en Eurovisión. “Despertad, hermanas”, dice una parte del mensaje que acompaña las figuras de cuatro cantareiras y una lechera en Luou. Siguiendo la ruta que marca ese túnel, pintado por el dúo Amazonas, se llega hasta el lugar donde las Tanxugueiras empezaron a cantar y a tocar la pandereta de niñas.

La escuela de la Asociación Cultural A Mámoa ocupa la casa de piedra que fue sede del viejo Sindicato de Agricultores y Ganaderos de Luou. Allí comenzaron Sabela y Olaia, las gemelas que ahora tienen 31 años, mientras la tercera componente, Aida Tarrío, de 25, recibía clases en la Asociación Tahume de Olveira (Ribeira, A Coruña), su localidad natal. A todas les hervía la música en los genes: Sabela y Olaia no llegaron a conocer a la bisabuela que tocaba el pandero, mientras que a Aida fueron sus abuelas, las dos de nombre María, quienes la enredaron para siempre en el amor a la pandereta.

Tanxugueiras, durante la final del Benidorm Fest.

Para que nacieran las Tanxugueiras, solo faltaba que se conocieran entre sí. Aida Tarrío dejó Ribeira para estudiar Historia del Arte en la Universidad de Santiago y se apuntó en A Mámoa de Luou para seguir con la música. Olaia y Sabela, que habían estudiado respectivamente Peluquería y Estética y Auxiliar de Enfermería, seguían acudiendo al local. Empezaron a participar tocando en fiestas, y en el bautizo de un sobrino de las Maneiro se lo tomaron en serio y prepararon repertorio. Era 2016 y decidieron buscarse un nombre de grupo para no tener que seguir presentándose como “Olaia, Aida e Sabela”: su amigo Fernando les propuso varios, y entre ellos cuentan que eligieron “el más sonoro”. Tanxugueiras, nominada en diciembre palabra del año en una votación convocada por la Real Academia Galega, es un microtopónimo del municipio ourensano de Riós que se repite en otros rincones de la comunidad autónoma.

La madriguera del tejón

En 2017, Tanxugueiras ya actuaron en las Celtic Connections de Glasgow, y se hizo viral un vídeo suyo en los camerinos. Al año siguiente publicaron su primer álbum: Tanxugueiras (Seispés Producións Creativas). Y en 2019, Contrapunto (PlayPlan/Calaverita Records). Desde el principio cosecharon premios, y a medida que pisaban nuevos escenarios, desde Cuba hasta India, unas 100 actuaciones en tres años, se internaban cada vez más por el camino de la fusión y las músicas urbanas.

Dice (en gallego, catalán, euskera, asturiano y castellano) la letra de Terra, la canción con la que el trío ha plantado cara a muchos prejuicios esta semana, que en el mundo “no hay fronteras”. No las hay, o al menos no debería haberlas, hasta Cuenca, donde se alza 1.389 metros sobre el nivel del lejano mar el monte Taxuguera. La Real Academia Española incluye la voz “tasugo” y el Diccionario Histórico de la Lengua recoge taxugo y tasuguera, que se usaba en Cantabria. Todos estos términos se refieren al tejón y la madriguera (tanxugueira) de ese animal bravo, indomable, que en Galicia se llama porco teixo, teixugo o tanxugo.

Las tres componentes de Tanxugueiras, el jueves en Benidorm.MORELL (EFE)

Ahora, el microtopónimo que escogieron las tres chicas como nombre artístico para “ir de foliada [fiesta] y tocar” se pronuncia fluidamente en toda España. En parte por el apoyo social que ha cosechado la canción con la que el grupo llegó a la final del Benidorm Fest. Y en parte por la polémica que prendió fuego entre los asistentes a la semifinal del miércoles y en las redes sociales contra el jurado designado por la organización de RTVE, que dio la espalda a Terra y fue acusado de “tongo”, mientras el voto popular les daba la victoria. Desde donde esperaban el resultado del festival, las integrantes del trío escuchaban los abucheos a los jueces. “¡Caray si se oían!”, exclaman. El sábado en la final no hubo abucheos, pero sí mucha polémica porque volvió a pasar casi lo mismo.

“No todo el mundo entiende la música tradicional”

En la semifinal, la arriesgada propuesta de Tanxugueiras fue la más votada por los telespectadores y la segunda en el voto demoscópico, pero la penúltima para los cinco jurados profesionales puestos por la organización. En la final, ellas ganaron tanto la votación demoscópica como la popular y fueron relegadas a la quinta posición por el jurado profesional. Que algo de esto podía pasar se aventuró cuando una de las presentadoras del certamen, Inés Hernand, introdujo la actuación en la semifinal de estas gallegas que cantan en gallego recordando que Bélgica había acudido a Eurovisión en dos ocasiones con temas en idioma “inventado”. Pero las cantareiras y pandeireteiras de Tanxugueira salieron victoriosas de la afrenta aquella noche. Y luego pidieron “respeto” para el jurado. “Nosotras no estamos defraudadas ni enfadadas con ellos, cada uno tiene su gusto personal”, comentaba al día siguiente Sabela en conversación telefónica con EL PAÍS, “no me gustaría estar en la piel de sus miembros, la verdad... así que pedimos para ellos el máximo respeto”.

“Nosotras estamos familiarizadas con diversos estilos como el pop, el trap, el reguetón y el folk”, continuaba la cantante, “pero somos conscientes de que no todo el mundo puede entender la música tradicional. En el panorama musical las cosas van cambiando poquito a poco. Es una conquista sin armas que en Galicia empezaron otros. Milladoiro, Berrogüetto...”, citaba. “Ahora nosotras damos un salto, y detrás vendrán otras que darán un salto más grande”. “Así que estaría bien que en futuros concursos haya un jurado con más amplitud de miras, formado en diferentes músicas”, concluía la artista. No obstante, “con llegar a la final de la manera en que lo hicimos nosotras ya somos ganadoras”, celebraba Sabela Maneiro: “Todas las lenguas oficiales de España somos ganadoras”.

“Queríamos abrir mentes, encarnar a todas las lenguas”, aseguran las coruñesas, “porque es la primera vez” que otro idioma oficial que no es el castellano llega a una final para ir a Eurovisión. “Estamos contentísimas y agradecidas a la gente. La que estuvo con nosotras día a día y la que nos ha conocido y apoyado desde todas partes”, recalcan las Tanxugueiras, que en el espectáculo que presentaron en Benidorm vestían los pantalones y los bailarines (Fran Sieira y Artur Puga), las faldas. “En la actuación”, en la que también participaba el coautor de Terra, Iago Pico, como percusionista, “estuvo representado todo lo que queríamos representar”, defienden. “Y al igual que nuestra amiga Rigoberta [Bandini], queríamos transmitir el mensaje de empoderamiento de la mujer”, reivindican: “Las mujeres tenemos la necesidad de empoderarnos. No nos queda otra”.

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