Columna

La plaga de las sinopsis

Son tantas series en tantas plataformas, que ya no bastan una sintonía pegadiza y unos créditos pintones, recursos a los que fiaban todo su atractivo cuando la tele era tele

Una familia lee las sinopsis de las series de una plataforma para elegir qué ver.Gema García

Sinopsis es una palabra griega que significa “con vista” y debería aludir a una enfermedad renal, de la córnea o de los huesos. Todas las palabras griegas me suenan a asunto hospitalario. ¿Qué tal vas de la sinopsis?, preguntaríamos a nuestros suegros. “Un grupo de científicos españoles encuentra el gen responsable de la sinopsis”, titularía la sección de Sociedad. Que digamos sinopsis para decir resumen es un gesto de pedantería que debería hacernos sospechar, como deberíamos sospechar de quienes necesitan leer la sinopsis para decidir si ven o leen algo, creyendo que ese sumario guarda algun...

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Sinopsis es una palabra griega que significa “con vista” y debería aludir a una enfermedad renal, de la córnea o de los huesos. Todas las palabras griegas me suenan a asunto hospitalario. ¿Qué tal vas de la sinopsis?, preguntaríamos a nuestros suegros. “Un grupo de científicos españoles encuentra el gen responsable de la sinopsis”, titularía la sección de Sociedad. Que digamos sinopsis para decir resumen es un gesto de pedantería que debería hacernos sospechar, como deberíamos sospechar de quienes necesitan leer la sinopsis para decidir si ven o leen algo, creyendo que ese sumario guarda alguna relación con la obra referida. Si Moby Dick pudiese resumirse en “ballenero loco persigue ballena de forma demencial”, ¿no creen que Melville se habría ahorrado media vida de trabajo?

Hasta ahora, los libros y las películas eran las víctimas principales de los sinopseros, pero hace un tiempo que las series han sucumbido también. Son tantas en tantas plataformas, que ya no bastan una sintonía pegadiza y unos créditos pintones, recursos a los que fiaban todo su atractivo cuando la tele era tele. Para llamar la atención de los espectadores amodorrados que pasan pantallas sin saber qué ponerse se ha convocado a un ejército de redactores de sinopsis que han hecho del ditirambo un género literario. Como ya sucedía con algunas novelas, ciertas sinopsis son mejores que las series sinopsizadas.

“La última sensación de la tele eslovena”. “El mejor noir de Luxemburgo”. “Una serie de crímenes horripilantes altera la paz de un pueblo pesquero en esta superproducción turcochipriota”. “Llega la esperada versión andorrana de Sexo en Nueva York”. Circular por las plataformas se parece a recorrer esos paseos marítimos llenos de camareros a la caza del guiri, ofreciéndote siempre la “best paella in town”. No será una enfermedad, pero la sinopsis parece una plaga para la que no hay pesticida.

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