El último asalto de los guardianes del ‘(h)ampa’
La emisión de nuevos capítulos de ‘Señoras del (h)ampa’, una serie que ya se sabe cancelada, moviliza a sus fans, que esperan resucitarla con el poder de las redes
A Señoras del (h)ampa la mató la covid. La serie, sobre un grupo de madres que se ven en las reuniones del colegio de sus hijos y acaban metiéndose en un asesinato, es —era— una de esas producciones de bajo coste y alta fidelidad entre fans. Un buen negocio. Su primera temporada, en 2019, dio pie a una segunda, estrenada en octubre en Amazon Prime Video y el lunes en ...
A Señoras del (h)ampa la mató la covid. La serie, sobre un grupo de madres que se ven en las reuniones del colegio de sus hijos y acaban metiéndose en un asesinato, es —era— una de esas producciones de bajo coste y alta fidelidad entre fans. Un buen negocio. Su primera temporada, en 2019, dio pie a una segunda, estrenada en octubre en Amazon Prime Video y el lunes en Telecinco, y esta tendría que haber tenido continuidad en una tercera. Nunca se rodará, salvo mayúscula sorpresa. El efecto más inmediato de la pandemia sobre la producción de ficción audiovisual es que no existe el bajo coste. Un rodaje debe incluir medidas de seguridad para todo el equipo y varios planes alternativos en caso de que un actor o director acaben de cuarentena. Un capítulo ahora cuesta, según fuentes de la industria, entre un 20% y un 30% más que en 2019, cientos y cientos de miles de euros, algo inasumible para un proyecto pequeño, raro y casi de culto. A finales de 2020, y con los guiones de la tercera temporada ya terminados, Señoras del (h)ampa murió. Y nació otra cosa. El impulso de unos cuantos fans abnegados por revertir ese deceso.
“Es de las mejores series que ha dado la ficción española”, promete en un mensaje Juan, creador de la cuenta de Twitter @SaveTheHampa. “Es una comedia que no necesita humor misógino, homófobo, tránsfobo o racista, como otras, para que te mueras de risa. Las mujeres apoyan a otras mujeres: explica perfectamente lo que es el empoderamiento”. Las protestas como las que él lanza han empezado a hacerse habituales en Twitter e Instagram en los últimos meses, cuando ya se conocía la cancelación de la serie y Amazon Prime Video estrenaba la última tanda de capítulos.
Los fans venían airados de antes. Señoras del (h)ampa, creada por Abril Zamora y Carlos del Hoyo, es una de las varias coproducciones entre Mediaset y Amazon (también participa Producciones Mandarina): la plataforma la estrena primero y Telecinco la emite después, con la tradicional laxitud que la cadena dedica a la ficción. En 2019 emitió en horario de máxima audiencia cinco capítulos seguidos, que tuvieron de media un 16,1% de cuota de pantalla y 2,1 millones de espectadores. Los otros cinco llegaron más tarde y, sin previo aviso, podían empezar con 40 minutos de retraso, dependiendo del terreno que iban comiéndoles los resúmenes de Gran Hermano o Supervivientes. Se hundieron hasta el 7,7% de cuota y 865.000 espectadores. 8,4 y 1.236.000 espectadores menos. La serie quedó herida de muerte, de esa forma cruel que enardece a los fans en internet.
Dentro de las coproducciones entre Mediaset y Amazon (es decir, Madres, La que se avecina y su serie casi hermana, El pueblo, ambas de Alberto Caballero), Señoras del (h)ampa es la excepción en casi todo y quien conecta con su inusual mezcla de ingredientes lo hace de forma nuclear. Tiene un tono tan enrevesado como su título, en el que mezcla el humor negro, el feminismo y las referencias al cine de los ochenta y noventa, aunque sea de terror. Una de sus villanas va en silla de ruedas y otra tiene síndrome de Down, pero no viene con mensajes de inclusión: simplemente, ninguno de estos personajes se define por esos rasgos sino por, acaso, sentirse ácidas o atractivas. Sus protagonistas (el reparto, con Toni Acosta a la cabeza, es casi todo femenino) se recuerdan a veces que “hay un lugar en el infierno para las mujeres que no ayudan a otras mujeres”. El policía que las persigue es gay. “Es importante que una serie muestre personajes LGTBQ que no acaben siendo un cliché de lo que la sociedad considera que son”, añade Juan.
Como él hay varios. Mario, por ejemplo: “Lo que más me tocó la fibra fue cómo una mujer salva la vida de los demás y ellas mismas se lo devuelven ayudando a otras mujeres”, escribe por correo electrónico. Alguien que firma como El Gatito de Shrek analiza: “Considero de que es una obra de culto. Como toda obra literaria considerada de culto, no es valorada en el momento de su estreno y con el tiempo va ganando seguidores”. Así, son ya unos cuantos, a lo mejor hasta cientos, unidos solo por el objetivo común de salvar la serie que aman. Tomaron las armas habituales de estas causas: tuitear y probar palabras con las que llegar a los temas destacados de Twitter del día.
Un rasgo de la cultura de hoy es que el fan tiene la palabra. Vis a Vis volvió por una cuarta temporada tras ser cancelada en Atresmedia porque la famosa “marea amarilla” insistió en ello en redes. Lo mismo con Sense 8 en Netflix. Brooklyn 99, Timeless, Arrested Development, Community, Veronica Mars… La lista de series que regresan de entre los muertos por petición expresa de sus seguidores no ha parado de crecer desde que Star Trek resucitase en los sesenta por una tercera temporada. Hoy, el poder de este proceso es impresionante. Warner pagó 70 millones de dólares para estrenar en marzo el remontaje del director de La Liga de la Justicia, hoy disponible en HBO, que le exigían los seguidores integristas del cineasta. El apego de un fan con su serie, especialmente una que ha sido incomprendida, se está convirtiendo en una de las fuerzas que mueven el mundo audiovisual. Y si algo es Señoras del (h)ampa, es amada, quizá como hacía años que no se veía en España.
Otro rasgo de la cultura de hoy: la serie de tamaño medio es cada vez más pequeña. La producción de ficción audiovisual ha adquirido tales dimensiones (500 estrenos al año en Estados Unidos antes de la covid; 420 después) que una serie rara, que se dirija a un público tan concreto como Señoras del (h)ampa lo tiene cada vez más difícil para hacerse notar. Sus rivales son menos autorales y, casi siempre, más caras. Se promocionan mejor. Como las clases sociales, la televisión es cuestión de unos pocos que cada vez están más arriba, y un resto creciente, agrupado cada vez más abajo. Ya no se llama la atención de un estudio con estrategias de andar por casa. Hacen falta muchos tuits, millones, escritos por miles y miles de personas.
El lunes 26 de abril, estreno del primer capítulo de la segunda temporada en Telecinco, la cuadrilla de fans reunida en el grupo de Twitter estaba preparada. No llegaban a miles y miles, pero tenían idea era bombardear la red social hasta llegar a la lista de tendencias, sumar audiencia y darse a conocer ante el mundo. “Pensé que podríamos hacer una lluvia de tuits masiva”, arengaba uno de sus usuarios, Turbopanda. El capítulo empezó a las 22.30. Comenzó la protesta. La lluvia de tuits. ¿Eran ya tendencia?, era la pregunta en los pantallazos de las conversaciones que el grupo ha mostrado para EL PAÍS.
—Todavía no es, pero hay bastante gente comentando, escribía un usuario.
—Actualizar cada poco los tuits, hay mucha gente usando el hashtag!, contestaba otro.
—Lo vamos a conseguir sí o sí.
—No paréis, seguid dándole.
Temas destacados de Twitter la noche del lunes: Iván Redondo, #ConexiónHonduras3, Señor Iglesias, Guernica.
—Muy bien hecho, chicos! No lo hemos conseguido, pero seguro hemos hecho ruido. Veremos las audiencias de mañana.
—A tope el próximo lunes.
—Un aplauso a todos, chicos! Lo hemos hecho genial, quedaos con eso.
El estreno de la segunda temporada en abierto, el lunes, logró un 6,3% y 776.000 espectadores. Su peor dato. Da igual. El lunes que viene, volverán. Son pocos y tienen la marea en contra, pero da igual. Han encontrado las máscaras que usan las señoras del (h)ampa en la ficción. Estaban en una tienda de Cáceres. Han comprado varias y sienten que hay partido. El amor de un fan por su serie mueve el mundo, cada vez más.
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