La flor de Zidane es un cuento
Un documental ayuda a entender al deportista que tenía menos motivos para ser humilde, y concluye que nadie le regaló nunca nada
Vuelve la Champions, y menos mal que se televisa en crudo, y no con esos ridículos efectos especiales con los que LaLiga trataba de camuflar la grada vacía. La emoción del deporte en directo está en que es verdad, y no lo era esa afición borrosa de videojuego que siempre coreaba los goles con retraso. La verdad eran los gritos de Ramos desde la grada desolada mientras su equipo sufría sin él.
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Vuelve la Champions, y menos mal que se televisa en crudo, y no con esos ridículos efectos especiales con los que LaLiga trataba de camuflar la grada vacía. La emoción del deporte en directo está en que es verdad, y no lo era esa afición borrosa de videojuego que siempre coreaba los goles con retraso. La verdad eran los gritos de Ramos desde la grada desolada mientras su equipo sufría sin él.
Cayó el Madrid, por ver primera bajo el mando de Zinedine Zidane en la copa que ganó tres veces de tres. El documental Los misterios de Zidane, en #Vamos de Movistar+, trata de hacernos entender al personaje desde sus orígenes como un chico de barrio de Marsella, al que llamaban Yazid, reservado fuera del campo y con una personalidad arrolladora dentro de él. Su arte con el balón lo sacó de casa con 15 años, y se apoya en un puñado de personas desde sus inicios.
Conoce la gloria en el césped, con algún borrón por su lado impulsivo; se despide entre lágrimas del Bernabéu y con una roja absurda de Francia. Ni él ni los suyos lo veían de entrenador. En el Castilla impresionaba mucho a los chicos, pero debutó con una racha desastrosa, seis derrotas, de la que se repuso. Fue dominando lo táctico, la gestión de la plantilla, la comunicación. Transmite serenidad. El repaso alcanza hasta su primera orejona como técnico; concluyes que nadie le regaló nada.
Se ha dicho que Zidane tiene una flor, como se decía también de Del Bosque, porque la suerte les sonríe. Lo cierto es que hay entrenadores que se dan mucha importancia, y parece que solo ganan ellos, y hay otros como los dos citados que saben que el buen líder no quiere ponerse todas las medallas sino dárselas al equipo. Si algún deportista tenía pocos motivos para ser humilde es Zizou, antes Yazid. Cuando pierde es igual de auténtico.