Un monólogo para reírse del apocalipsis
El cómico Marc Maron estrena en Netflix un especial en el que, casualmente, habla del fin del mundo
El humor depende en gran medida del contexto y de los códigos compartidos entre quien dice la broma y quien la escucha. Es más fácil reír si estamos con amigos que a solas, por ejemplo. También solemos reír más en un bar que en una reunión de trabajo. A veces este contexto cambia sin que nosotros podamos hacer nada al respecto: un chiste que nos parecía gracioso hace veinte años a lo mejor ahora nos resulta machista.
Un caso reciente que muestra la importancia del contexto en el humor es el nuevo monólogo del humorista Marc Maron, estrenado el 10 de marzo ...
El humor depende en gran medida del contexto y de los códigos compartidos entre quien dice la broma y quien la escucha. Es más fácil reír si estamos con amigos que a solas, por ejemplo. También solemos reír más en un bar que en una reunión de trabajo. A veces este contexto cambia sin que nosotros podamos hacer nada al respecto: un chiste que nos parecía gracioso hace veinte años a lo mejor ahora nos resulta machista.
Un caso reciente que muestra la importancia del contexto en el humor es el nuevo monólogo del humorista Marc Maron, estrenado el 10 de marzo en Netflix. El especial se grabó el año pasado y la fecha de estreno estaba decidida con antelación. Igual que el título: End Times Fun, “diversión para el fin del mundo”. Maron se refiere al cambio climático y no a ningún virus. Y en realidad el mundo no se está terminando (esperemos). Pero al verlo no podemos evitar pensar que todos los chistes del estadounidense se refieren, de una forma u otra, al coronavirus.
Si el monólogo se hubiera estrenado hace unas semanas, este contexto habría sido diferente: hablaríamos del clima y de Maron, un cómico con tres décadas de experiencia que ha participado también en la serie Glow, de Netflix, y en Joker, donde interpretaba a uno de los productores del programa de Robert De Niro. Es especialmente conocido por su podcast, WTF, que graba desde 2009 y por el que ha pasado gente como Barack Obama y, más recientemente, John Goodman y Ronan Farrow, por poner un par de ejemplos.
En su último podcast, emitido este lunes, Maron explicaba que la coincidencia de su monólogo con la pandemia del coronavirus había sido “una casualidad trágica” y aseguraba que le gustaría poder decir que la enfermedad era falsa y que todo había sido un truco para promocionar el especial. Y añadía que al menos le alegraba que pudiera suponer “cierto consuelo”.
A pesar de que solo es una casualidad (u otra señal de que el fin se acerca), es inevitable que veamos el monólogo de otra manera, por lo que decíamos del contexto. De hecho, el especial de Maron toca algunos temas que nos pueden resultar ahora mismo muy cercanos. Por ejemplo, habla de nuestros miedos y de cómo a veces nos enfrentamos a ellos con la religión, rezando a Jesús, a los superalimentos o a Iron Man, según nuestras creencias.
El cómico no lo dice explícitamente, pero el humor también es una forma de enfrentarse a estos miedos y a la incertidumbre por la que estamos pasando. Nos permite poner en perspectiva nuestra impotencia, por ejemplo, pero también nos ayuda a hacer autocrítica. En esta línea, Maron ironiza sobre nuestra actitud acerca del medio ambiente: “Hicimos todo lo que pudimos...”. Para luego añadir: “Llevábamos nuestras propias bolsas al supermercado… Y sí, eso es todo”. Ahora mismo, la situación es extraña porque no hay mucho que podamos hacer, más allá de lavarnos las manos y quedarnos en casa, si podemos. Pero, aun así, eso resulta difícil. Es como si no fuera con nosotros. Como dice Maron en otro momento, no nos tomaríamos en serio el fin del mundo ni aunque el cielo estuviese en llamas.
Hay bastante humor sobre el apocalipsis. Por ejemplo, las películas Juerga hasta el fin y Bienvenidos al fin del mundo, en las que el fin de la humanidad se vive con mucho alcohol y no en pijama y en el sofá, como ahora. Pero quizás lo más parecido al mundo postapocalíptico que nos esperaría si de verdad viviéramos el fin de los tiempos sería Last Man on Earth. En esta serie protagonizada por Will Forte, un virus arrasa la mayor parte de la humanidad. No sobreviven los más capaces, los que en The Walking Dead saben matar zombis, reparar camionetas y construir cabañas. Solo siguen vivos los que, por lotería genética, resultan ser inmunes al virus. Lo único que Forte sabe hacer es robar deportivos, colarse en mansiones y coger el alcohol que queda en los supermercados. Sin ni siquiera llevar su propia bolsa.
Los chistes de Maron y lo que estamos viviendo ahora mismo recuerda también a El juicio universal, de Vittorio de Sica. En esta película de 1961, una voz surge del cielo y anuncia que el juicio final tendrá lugar en breve. En la película hay quien ignora esta voz, quien cree que se trata de otro anuncio de dentífrico y, cuando realmente comienza el juicio, quien se dedica a vender amuletos.
A pesar de tratar sobre el fin de la humanidad, el monólogo de Maron no es ni mucho menos pesimista. A ver, el mundo se acaba y cocinar con más cúrcuma no nos va a salvar la vida, pero sus chistes, además de graciosos, son extrañamente reconfortantes. Comparados con el apocalipsis, nuestros errores son poca cosa y puede que realmente dé igual ser católico o muy fan de las películas de Marvel. Al final lo que importa es disfrutar de las pequeñas satisfacciones de la vida, como esos últimos delirantes y apoteósicos quince minutos finales del monólogo, en los que Maron fantasea con el juicio divino a Mark Pence, vicepresidente de Estados Unidos.
No haremos spoilers, pero es un final feliz en el que vence el amor. Aunque algunos preferirán el de Marvel.