‘Justo antes de Cristo’: una de romanos que tosen
Tiene gracia este mundo clásico tan reconocible en que todos se comportan como españoles corrientes de hoy
Uno solo pretendía evadirse de la distópica cuarentena nacional con una entretenida comedia de romanos: Justo antes de Cristo. Pero en el segundo capítulo de la segunda temporada, un virus, al que llaman “la cosa”, se extiende por el campamento de la legión en Tracia porque todo el mundo se tose a la cara, no sabían entonces lo del codo, y cada vez que alguien lo hace condena a muerte al de enfrente. No es de sus escenas más divertidas, o cuesta reír de eso ahora. Pero que nadie se enfade con esta humorada: sus dos ...
Uno solo pretendía evadirse de la distópica cuarentena nacional con una entretenida comedia de romanos: Justo antes de Cristo. Pero en el segundo capítulo de la segunda temporada, un virus, al que llaman “la cosa”, se extiende por el campamento de la legión en Tracia porque todo el mundo se tose a la cara, no sabían entonces lo del codo, y cada vez que alguien lo hace condena a muerte al de enfrente. No es de sus escenas más divertidas, o cuesta reír de eso ahora. Pero que nadie se enfade con esta humorada: sus dos temporadas se filmaron de un tirón en 2018.
La miniserie, en Movistar+, es una creación de Montero y Maidagán (Camera Café) que sigue a un patricio inútil pero con aires de grandeza (Julián López), enrolado a la fuerza en la legión en Tracia junto a su más sensato esclavo (Xosé Touriñán), a las órdenes de un general que no se entera de nada (César Sarachu) porque en realidad manda su hija (Cecilia Freire). Todo ello en el contexto de la batalla de Accio, que decidió la guerra civil entre Octavio y Marco Antonio.
Más cerca del humor manchego en boga que de Monty Python o los tebeos de Astérix, tiene gracia ese mundo clásico reconocible en que todos se comportan como españoles corrientes de hoy (con diversos acentos). Se agradece el formato de tandas de seis capítulos de 25 minutos que se impone ya en la mejor comedia para no abusar de nuestro tiempo.
Nos enseña la historiadora Mary Beard (en sus libros y en fabulosas series documentales) que los romanos no eran tan admirables, sí interesantes. Su herencia está en lo bueno y lo malo de nosotros. Dieron impulso a la comedia, que aprendieron de los griegos. No sabemos si Plauto aplaudiría Justo antes de Cristo, pero algunos confinados sí lo hacemos.