Caos en Twitter: líos con la verificación, por qué aparece el perro Doge y el problema de las API
La red social de Elon Musk cambia de intenciones, promueve memes y ofrece novedades a un ritmo insuperable
Desde la compra de Twitter por parte de Elon Musk el 28 de octubre, la red social es noticia permanente por las maniobras difíciles de entender de su dueño. Solo en la última semana, Elon Musk ha cambiado el logo del pájaro por el meme de un perro, Doge, ha cambiado de idea sobre la forma de eliminar el check azul de ...
Desde la compra de Twitter por parte de Elon Musk el 28 de octubre, la red social es noticia permanente por las maniobras difíciles de entender de su dueño. Solo en la última semana, Elon Musk ha cambiado el logo del pájaro por el meme de un perro, Doge, ha cambiado de idea sobre la forma de eliminar el check azul de verificados a millones de cuentas, ha enseñado el código de la red para ver cómo funciona su algoritmo y ha certificado el fin del acceso gratuito por API (herramienta que usan otras apps para automatizar el acceso a tuits mediante código) al contenido de la red.
Cada una de estas noticias, ocurridas en apenas cinco días, tienen distintos detalles y complicadas consecuencias. El 1 de abril es el día de los inocentes en EE UU. Es difícil saber si alguna de estas decisiones tiene algo que ver con una broma global. Musk parece dirigir Twitter a golpe de meme, pero la empresa sigue necesitando miles de millones de dólares de ingresos para sobrevivir. La duda razonable es si Musk sabe qué hace y tiene claro el éxito al final del camino o si solo da volantazos para mantener viva la atención en la red a la espera de que lleguen suscriptores, vuelvan anunciantes o mejore el panorama económico.
Las cifras que llegan por ahora son malas. Musk pagó 44.000 millones por Twitter y la semana pasada lo valoró en 20.000 en un informe interno. El dato más reciente de suscriptores es de menos de medio millón, la mitad de los cuales tendría menos de mil seguidores. Twitter tiene 237 millones de usuarios diarios, con lo que el porcentaje de suscritos es ridículo.
La decisión sobre el cierre de la API gratuita empieza a tener repercusiones sobre cómo se verán tuits en otras apps, como aquí dice el jefe de Flipboard, un agregador que tenía automatizada la inclusión de tuits en sus resúmenes.
Otras herramientas de gestión de redes, como Echobox, también han dejado aparentemente de funcionar esta semana por el colapso de la API. Echobox ha explicado así el fallo, que parece haber reparado temporalmente: “Hemos identificado que el problema de Twitter se debe a la migración forzada actual de Twitter a nuevos niveles de API. El equipo de Twitter no responde actualmente, pero continuaremos monitoreando y ajustando según sea necesario”. Este centro de investigación de la desinformación de la Universidad de Indiana explica en este tuit, por su parte, que ya no podrá recurrir a la API para recopilar miles de tuits para analizar:
La odisea de los verificados azules
El 1 de abril debían desaparecer los antiguos checks azules de verificación que condecía el Twitter pre Musk: eran una señal de prestigio que la red social daba a quien quería, en un proceso opaco. La idea de Musk era dejar a partir de ahora el check azul solo a quien pague. Pero desde el 1 de abril, todo lo que ha cambiado es el mensaje que sale cuando se clica sobre un check azul: “Esta cuenta está verificada porque está suscrita a Twitter Blue o es una cuenta tradicional verificada”. Es decir, no aclara nada. Los nuevos suscriptores lo celebraron porque su señal ahora valía tanto como antes. Los viejos verificados lamentaban que ahora se pudiera pensar que ellos pagaban, una señal de caída de status.
Es difícil saber la intención de Musk. El diario Washington Post informó a partir de fuentes del viejo Twitter que suprimir todas las verificaciones anteriores de golpe no es sencillo. Están en un sistema que se puede romper si se hace de un plumazo. Musk ha eliminado algunas, como la del New York Times, a quien acusó de publicar “diarrea” y “propaganda”. El periódico había anunciado que no iba a pagar la suscripción para organizaciones, que cuesta 950 euros mensuales, mucho más que los 8 euros vía web o 11 en móviles para individuos.
La prueba de que es un gesto más de Musk es que muchas otras cuentas del periódico siguen verificadas, incluso alguna con el signo dorado, propio de organizaciones. El mismo New York Times informó de que Musk se planteaba “regalar” esos checks a los principales anunciantes y a las cuentas con más seguidores. Nada, sin embargo, está claro. En otro anuncio extraño, Musk dijo que solo aparecerían tuits de cuentas de Twitter Blue (suscriptores) en la pestaña principal de la aplicación (“para ti”). Al día siguiente dijo que “había olvidado” mencionar que también habría otros.
Por qué el perro Doge
Mientras todo este debate ocurre en directo en Twitter, y Musk lamenta que los medios le traten mal, el logo de Twitter se convirtió en el perrito meme Doge, que es también la imagen de la criptomoneda Dogecoin. Musk tiene un juicio en Nueva York donde se le acusa de haber creado una pirámide financiera en apoyo a esta moneda. Ese mismo día sus abogados pidieron al juez que rechazara la denuncia. Mientras, con la decisión de Twitter, la criptomoneda subió un 30% de valor. Musk recordó que había prometido hacerlo en una absurda conversación de Twitter.
En una decisión distinta. Twitter decidió liberar su código para que programadores pudieran desentrañar cómo decide su algoritmo qué tuits promocionar. La liberación ocurrió después de que un presunto ex empleado hiciera lo mismo con una parte de ese código. Ha habido decenas de hilos que han tratado de desentrañar la claves: un like tiene más peso que un retuit (y ambos mucho más que una respuesta), es mejor añadir fotos y vídeos y mucho peor poner un enlace, la suscripción a Twitter Blue te promueve y si te bloquean o mutean te castiga.
Entre los tuits castigados están los etiquetados como desinformación, violencia y odio, también están los mensajes sobre Ucrania. Musk no ha dado un motivo. Tampoco está claro cuánto ocurre ni cómo. Cuando Twitter hizo público el código, Musk tuiteó: “La gente descubrirá muchas cosas tontas, pero las parchearemos tan pronto como se encuentren”. Los medios que han escrito a la cuenta habitual de email press@twitter.com han recibido como respuesta un emoji de caca. Es una respuesta automática que también Musk anunció.
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