Los lectores de ‘The Verge’ aprovechan un despiste del medio para sabotear su cobertura del fallo en internet
El portal olvidó limitar los permisos de edición del documento de Google Docs que estaba empleando para contar los hechos y sus usuarios tomaron el control
Contar por internet que internet se ha caído se complica cuando el medio que debe hacerlo es uno de los afectados. El fallo global que ha sufrido este martes la red de distribución de contenidos Fastly ha durado tan solo una hora, pero ha bastado para poner en jaque digital a medio mundo y también para gastar algunas bromas. Mientras que muchos medios se volcaron en Twitter para hacer sus coberturas en directo, el portal especializado ...
Contar por internet que internet se ha caído se complica cuando el medio que debe hacerlo es uno de los afectados. El fallo global que ha sufrido este martes la red de distribución de contenidos Fastly ha durado tan solo una hora, pero ha bastado para poner en jaque digital a medio mundo y también para gastar algunas bromas. Mientras que muchos medios se volcaron en Twitter para hacer sus coberturas en directo, el portal especializado The Verge optó por crear un documento de texto en Google Docs para volcar en él todas las novedades sobre la caída. Lo que no tuvieron en cuenta es que dejaron dicho documento abierto a la edición de cualquier usuario. Y algunos lectores lo aprovecharon para tomar el control.
Pasados unos minutos la pieza tenía un nuevo título y no era obra de ninguno de sus periodistas: “Internet es ahora el editor de The Verge”. En un despiste sin duda atribuible a las prisas por informar de lo que estaba ocurriendo, los creadores del documento compartido de Google se olvidaron de limitar los permisos de edición de los usuarios autorizados. La consecuencia de esto fue que cualquiera con el enlace de archivo, que estaba publicado en Twitter, podía entrar a la pieza e introducir cambios.
En los pocos minutos que el medio tardó en darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, los lectores aprovecharon para sabotear el artículo con aportaciones que fueron desde simplemente aporrear el teclado –sdfsdfsad–, hasta comentarios como “esto es precioso”, “por qué es posible editar esto” o simples saltos de línea. “Así que ahora cualquiera puede escribir para The Verge”, apuntó un irónico visitante.
El portal cerró los permisos de edición y restauró la pieza en cuanto se percató de las travesuras de sus lectores y abandonó el medio alternativo para continuar el seguimiento desde su portada en cuanto los servicios de Fastly estuvieron restaurados.
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