A mi amiga la mató él
Cuando a quien matan es parte de tu vida deja de ser un número en las estadísticas de violencia machista en un informativo. Tiene nombre y apellidos y familia y un puñado de amigos devastados que no son capaces de despedirse de ella
A mi amiga la mató él.
La madrugada del domingo 13 de junio de 2021 nuestra vida se oscureció. Uno de esos tonos grises que les impostan a las películas de terror, porque así, sin esperarlo, nosotros estábamos viviendo la nuestra en primera persona y no parece tener final.
Vivir la ...
A mi amiga la mató él.
La madrugada del domingo 13 de junio de 2021 nuestra vida se oscureció. Uno de esos tonos grises que les impostan a las películas de terror, porque así, sin esperarlo, nosotros estábamos viviendo la nuestra en primera persona y no parece tener final.
Vivir la violencia machista de lejos es horrible. Empatizas con la víctima y sus familiares. Ves las noticias con ese 016 que llevamos toda una generación marcado a fuego. Y los titulares: “Ya son 38 las víctimas mortales por violencia de género en nuestro país este año”.
Pero los días pasan y las víctimas pasan a ser 38+1, 38+2… Y un sucesivo etcétera que, si no ha sido muy mediático, acabas por olvidar el nombre del primer número de ese año. Y eso cuando lo conocemos. Y tu vida sigue… Porque lo ves de lejos.
¿Pero qué pasa cuando lo vives de cerca? ¿Cuando a quien matan es a alguien a quien quieres? ¿Cuando a quien matan es a tu amiga?
Cuando a quien matan es a tu amiga deja de ser un número en un informativo. Alicia Rodríguez tiene un nombre y apellidos, y familia y un puñado de amigos devastados que no son capaces de despedirse de ella.
Es falta de información, dudas y muchísimo e inexplicable dolor.
Hace unos días terminé de leer el libro La amiga que me dejó, de Nuria Labari, y aunque habla de otro tipo de duelo, ¿quién nos prepara para vivir, de una forma tan cruel e inmerecida, la muerte de una amiga?
Saber que nadie contestará al otro lado del teléfono, que no volverás a reír hasta que te duelan los carrillos de fiesta, o que no volverás a encontrártela de forma casual en la puerta del garaje. Sueño con esto último, con que aparece ahí, en el portón del garaje, y no encuentro el porqué.
El asesinato de una amiga, el asesinato de Alicia, tiene algo terrible que va más allá de la violencia de género: el silencio.
El tiempo lo cura todo. He usado esta frase millones de veces y fue el asesinato de mi amiga lo que me enseñó que no: que el tiempo duele, maltrata y, a veces, hasta dulcifica para otros un mal recuerdo.
También me ha enseñado que se puede hablar de un asesinato como de un homicidio imprudente y que eso le regala casi impunidad al acusado.
Yo, como amiga, no juzgo. Lo hará un juez que espero que dicte sentencia con la sensatez de la que carece hoy la solicitud de la Fiscalía. El juicio fue la semana pasada. La acusación popular, y su familia, piden 28 años de cárcel por asesinato con agravantes. El Ministerio Público pide dos por homicidio imprudente.
El informe del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico de la Guardia Civil (ERAT), que fue quien estudió la escena, reconstruye qué había tenido que pasar para que la encontraran como la encontraron, y ese informe es claro: que no pudo ser un atropello accidental y que él tuvo que pisar el acelerador con fuerza.
Desde aquello han pasado 1625 días. Cuatro años, cinco meses y nueve días.
Su madre murió hace poco y su padre, Santiago, se enfrenta solo, con dolor y la verdad en sus ojos, a un juicio por el que esa Fiscalía de la que hablaba pide esos dos años de prisión para la persona que mató a su hija. A mi amiga.
Alguien que era sonrisa, empatía y bondad. Generosa, y con muchísimo talento. Ella y su cámara. Alicia era reportera gráfica.
El 13 de junio de 2021, en Marmolejos, en Jaén, mi amiga Alicia Rodríguez murió porque su novio la atropelló violentamente. Lo hizo sola, murió sola, entre olivos, en un camino que va hacia el cementerio y dejando en el aire, suspendidas para lo que nos quede de vida a quienes la queríamos ―la queremos―, muchas, muchísimas preguntas a la que nadie ya nos dará respuesta.
Alicia Rodríguez no solo fue la víctima número 19 de la violencia de género en 2021 en España, ni la segunda en Andalucía hasta esa fecha. Alicia Rodríguez ES una historia, una compañera, una familia, una vecina, una conocida, una amiga… ES UNA VIDA que alguien que enmascaró de amor lo que no lo era nos arrancó de la peor manera. Y a ella vamos a seguir dando voz, aunque duela.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.