Moreno Bonilla anuncia la dimisión de la consejera de Salud de Andalucía por la crisis de los cribados
La Junta de Andalucía ha presentado este miércoles un plan de choque tras el escándalo
El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, ha aceptado la dimisión que esta tarde le ha presentado su consejera de Salud, Rocío Hernández, principal señalada en el escándalo por los retrasos en el cribado de cáncer de mama. El dirigente popular se ha visto obligado a tomar una decisión, a la que se había resistido durante toda la semana pasada, cuando empezaron a trascender los casos de mujeres afectadas, ante las dimensiones de una crisis, que no han parado de crecer y que por primera vez han desbordado la capacidad de reacción y de resiliencia de Moreno, desde que hace casi ocho años llegara al Gobierno autónomo
“Ha gestionado con sus errores y aciertos, pero con una honestidad y una entrega fuera de lugar a dudas”, ha dicho Moreno, que ha tratado de justificar lo complicado que es gestionar el Sistema Andaluz de Salud, el mayor de España. “Resulta comprensible que en un sistema tan complejo haya errores, incidencias. Lo difícil de entender es que hayan sido las propias afectadas las que hayan tenido que alertar del problema”, ha reconocido el presidente andaluz, que también ha anunciado una renovación profunda del sistema sanitario. “Auditaremos todo lo que haga falta auditar y cambiaremos todo aquello que detectemos que no funciona en la sanidad pública”, ha dicho en una comparecencia anunciada apenas con media hora de antelación y sin preguntas.
El presidente andaluz descartó su cese hace una semana. Apremió a su consejera a “afanarse en localizar los errores”, “dedicarse en cuerpo y alma a su trabajo” y “trabajar con más eficacia”, pero desechó el cambio porque, según explicó, “no se debe abrir una crisis de gestión” en la consejería, la de mayor presupuesto de todas, “ni está para “vaivenes, cambios y modificaciones”.
Una semana después, sin embargo, la sucesión de denuncias ante la Fiscalía, tanto de organizaciones civiles, como de partidos políticos, el anuncio de otra demanda por parte de las mujeres víctimas de cáncer de mama, pero sobre todo el goteo de testimonios de pacientes que han desarrollado el tumor en estos meses sin haber conocido el resultado del cribado o angustiadas porque no saben si su screening era negativo o podía ser dudoso, han hecho la situación insostenible. Un ejemplo de esa indignación se ha visto esta misma tarde cuando miles de personas se han concentrado frente a la sede del Servicio Andaluz de Salud, para protestar por la reacción de la Junta ante las denuncias de estas mujeres, hasta el punto de gritar la dimisión de Moreno, algo que jamás se había escuchado en las múltiples manifestaciones en favor de la sanidad pública convocadas por Marea Blanca.
Moreno ha comenzado su intervención explicando las medidas que ha adoptado su Gobierno en esta última semana a través de un plan de choque que ha sido presentado esta mañana por la portavoz de la Junta y no por la consejera de Salud, ausente de la vida pública desde que el pasado viernes aseguró que no iba a dimitir “porque era lo fácil”. El presidente ha recordado que se va a revisar a todas las mujeres con diagnóstico dudoso antes del 30 de noviembre, con la incorporación de 119 nuevos profesionales, la mayoría radiólogos, que trabajarán por las tardes y los fines de semana, gracias a la inyección de 12 millones de euros.
La ausencia de Hernández en la rueda de prensa posterior del Consejo ha sido muy llamativa. La portavoz del Gobierno, Carolina España, la excusó por estar en una reunión con los responsables del Virgen del Rocío, pero parece más bien que se optó por no correr más riesgos de exposición pública.
Hernández (Irun, Gipuzkoa, 54 años), estaba especializada en pediatría y era la tercera consejera que pasaba por la cartera de Salud, la que más quebraderos de cabeza le ha dado a Moreno desde que es presidente de la Junta. Llegó al Gobierno a finales de julio de 2024 con la vitola de gerente, todo lo contrario que sus antecesores, Jesús Aguirre —ahora presidente del Parlamento andaluz— y Catalina García —actual consejera de Medio Ambiente— todos con un marcado perfil político. Con su experiencia en la gestión sanitaria, Moreno quería tratar de encauzar el área que se había convertido en el principal ariete de la oposición y también el principal exponente del descontento de los ciudadanos.
Las listas de espera, el colapso en la atención primaria o la investigación en dos juzgados de los presuntos abusos de la contratación de emergencia y el fraccionamiento de contratos, eran los asuntos que normalmente han focalizado las sesiones de control en la Cámara autonómica. Por eso, en un primer momento, desde su equipo se fue muy categórico a la hora de descartar una dimisión en la cartera de Salud, a menos de nueve meses de las elecciones, para no evidenciar un nuevo fracaso en la forma de lidiar con la sanidad pública. “Puede ser siesa, pero es una gran gestora”, decían en el entorno del presidente.
Sin embargo, en el escaso año que ha estado al frente de la Consejería de Salud es su falta de cintura política y su aparente frialdad la que ha descolocado a sus propios compañeros de Gobierno. Ese déficit de empatía ha sido crucial en el desenlace de la crisis de los cribados de cáncer de mama. Tras los primeros testimonios, ella respondió limitándolos a “tres casos puntuales”, para luego acusar a las mujeres de alarmistas y de estar politizadas, por haberse reunido con el PSOE.
Tuvo que ser el propio Moreno quien primero se vio obligado a pedir perdón a las mujeres durante la rueda posterior al Consejo de Gobierno del pasado miércoles, que estaba prevista para poder presumir de la inauguración de las Atarazanas, un proyecto cultural estancado durante años, y del anuncio de sus rebajas fiscales. El presidente de la Junta se ha visto obligado a tomar las riendas de la gestión de esta crisis y por primera vez también ha cometido deslices un tanto sorprendentes, como el de sostener que a las mujeres cuyos cribados habían salido dudosos no se les informaba para no generarles “ansiedad”.
La crisis del cribado ha conseguido desestabilizar la apacible tranquilidad con la que discurría Moreno y su mayoría absoluta, que apenas se había visto desgastado por los casos de los contratos —donde sus tres gerentes del SAS están imputados— o el colapso sanitario, gracias en parte a una oposición que tampoco ha sabido inquietar al dirigente popular. El malestar ha explotado esta misma tarde en el centro de Sevilla, donde se han reunido miles de personas en una concentración convocada apenas 48 horas antes y en la que todo tipo de ciudadanos —enfermas de cáncer, familiares de pacientes oncológicos, pero también jóvenes y mayores perfectamente sanos— han coreado gritos de dimisión que no solo señalaban a la consejera, sino también al presidente de la Junta.
Un problema de modelo sanitario
Al PSOE, principal grupo de la oposición, le ha sabido poco la dimisión de la consejera, que mañana tenía que contestar hasta ocho preguntas de los grupos parlamentarios en la sesión de control. En un mensaje en sus redes sociales, la portavoz y vicesecretaria general del PSOE andaluz, María Márquez, ha escrito: “Moreno Bonilla en una comparecencia plagada de mentiras sigue culpando a las mujeres, a los profesionales sanitarios y a los gobiernos anteriores. No nos vale la dimisión de la consejera, hoy el grito de Ya las andaluzas en las calles es que se vaya usted, señor Moreno. El daño es irreparable”.
En la misma línea, el portavoz del grupo mixto-Adelante Andalucía, José Ignacio García, ha afirmado: “El problema no es uno, dos, tres o cuatro consejeros de salud. El problema es el Partido Popular y el modelo sanitario del señor Moreno Bonilla. Llevan años desmantelando la sanidad pública, privatizándola paso a paso y esto del cribado de cáncer de mamas es la punta del iceberg de lo que están haciendo con la sanidad pública que está costando vidas de la gente ¿pretenden que los andaluces nos callemos porque haya cesado a su tercera consejera de salud? ¿Pretenden que nos callemos por un plan de choque que llega tarde y no va a solucionar los problemas? Lo que hace falta en un modelo sanitario radicalmente diferente que no mande ni un euro de dinero público a la sanidad privada”.
También Vox lo ha señalado como el máximo responsable. El pleno del Parlamento, teñido por la crisis de los cribados, ha vivido momentos de mucha tensión entre los grupos por la decisión de su presidente, Jesús Aguirre, de impedir y luego autorizar una votación para que se incluyera un debate general sobre los problemas de detección.
Los sindicatos, que también han manifestado su descontento por las formas frías de la consejera ya dimitida, van más allá del abandono de su cargo y reclaman que su sucesor aborde, de verdad, los grandes cambios que requiere el actual sistema de salud andaluz. “No podía seguir al frente de la Consejería, pero quien la releve debe afrontar con decisión el problema que le ha costado el puesto a su antecesora, atendiendo a sus causas últimas y solucionando los problemas de fondo que lo han provocado”, indica a este diario Rafael Ojeda, presidente del Sindicato Médico Andaluz, para quien es esencial que aborde las carencias del sistema público de salud para garantizar su calidad y que se trate con transparencia el problema del colapso de las pruebas diagnósticas. Antonio Macías, responsable de Sanidad de UGT-Andalucía, considera que el cese de Hernández es “una nueva oportunidad para el presidente de la Junta de Andalucía de revertir la delicadísima situación de nuestro sistema sanitario público”.