Ovación a Gisèle Pelicot en la apertura del juicio por el recurso de uno de sus 51 violadores
Arranca en Nimes el proceso en apelación a uno de los condenados que recurrió la sentencia. Un tribunal popular formado por cinco hombres y cuatro mujeres decidirá
Gisèle Pelicot ha entrado este lunes al tribunal como lo hizo cada día durante más de tres meses hace casi un año: entre aplausos y ovacionada por decenas de personas. Nada más iniciarse la audiencia, el presidente del tribunal le ha preguntado: “¿Cómo prefiere que nos dirijamos a usted, como señora Guillou [su apellido de soltera] o señora Pelicot?“. “Señora Pelicot, que era mi apellido en el momento de los hechos”, ha respondido ella.
Pelicot ha vuelto este lunes a un tribunal, el de apelación de Nimes, al sur de Francia, un año después del juicio a los 51 hombres acusados de violarla mientras estaba inconsciente, drogada con somníferos por su entonces marido, que organizaba los actos y los filmaba. En una sentencia histórica, todos fueron condenados a penas de entre tres y 20 años de cárcel. 17 de ellos recurrieron el fallo, pero fueron desistiendo, excepto uno.
Este será juzgado de nuevo esta semana. Fue condenado a nueve años de cárcel por violación agravada. No llegó a entrar inmediatamente en la cárcel por problemas de salud. Casado y con hijo, Husametin D, 44 años, ha llegado al tribunal cubierto con gafas, gorra y mascarilla y ayudándose de una muleta.
Cinco hombres y cuatro mujeres serán los que decidan ahora su suerte. Conforman el jurado popular que se ha formado este lunes, elegido al azar entre 38 ciudadanos presentes en la sala, seleccionados también aleatoriamente. Serán asistidos por el presidente del tribunal y sus dos asistentes, que dirigirán los interrogatorios, pero serán los que tomen la decisión final. El acusado corre el riesgo de recibir una condena mayor.
La expectación hoy estaba sobre todo en el retorno de Gisèle, convertida en icono feminista en su combate para que “la vergüenza cambie de bando”. Era su primera aparición pública y se ha vuelto a repetir esa imagen que dio la vuelta al mundo: ella ovacionada por el público y rodeada de pancartas con mensajes de apoyo. La acompañaban su hijo pequeño y sus dos abogados.
El juicio es abierto al público, al igual que hace un año. “¿Quiere que se celebre a puerta cerrada?”, le ha preguntado el presidente. “No, claro que no”, ha respondido ella, que ha tenido que escuchar de nuevo la lectura de los hechos: cómo su exmarido, Dominique Pelicot, fue detenido en un supermercado cerca de Mazan, donde ambos vivían, tras grabar a mujeres por debajo de la falda.
La policía, al interrogarle por ello, descubrió en su teléfono algunos vídeos de los miles que grabó de las violaciones que él organizó y en las que participó. Se logró identificar a 50 hombres, pero se estima que fueron más de 80. Ocurrió entre 2011 y 2020. Como la drogaba con somníferos, ella no fue consciente hasta que se lo comunicaron los investigadores, en una fría comisaría.
Se ha evocado la personalidad del acusado y su historia, conflictiva: trabajaba de manera intermitente, había sido condenado previamente por tenencia de estupefacientes, frecuentaba páginas de libertinaje y recurría a prostitutas, “una vez al año, por su cumpleaños”. Se le ha preguntado por qué se encuentra de nuevo en un tribunal, a pesar de que fue condenado hace un año. “Estoy aquí porque yo no he violado a esa mujer (…) Tengo todo el respeto por ella”. Ha insistido: “No sabía que ella estaba drogada porque su marido nunca me lo dijo”.
Este martes tendrá que defenderse de los hechos que se le imputan, tras esta primera intervención de hoy. Como insiste en negar el delito, se volverán a proyectar los vídeos de la violación que cometió y que Dominique Pelicot grabó. Este intervendrá este martes pero como testigo y volverá a encontrarse con su ex mujer, tras ser condenado a 20 años de cárcel, la pena máxima.