La crisis de salud pública por los mosquitos en Andalucía: “El virus del Nilo nos ha partido la vida”

Los afectados por la infección exigen cambios en la estrategia de prevención de la Junta y un impulso en la investigación de la vacuna

Ana García, afectada por el virus del Nilo, junto a su hija Eva en su domicilio de Coria del Río (Sevilla).PACO PUENTES

Ana García camina aferrada del brazo de su hija Eva hasta el patio interior de su casa de Coria del Río (Sevilla). Las plantas que lo rodean y la sombra rebajan el calor del mediodía, pero Eva no aprecia nada agradable en ese ambiente. Desde el 26 de julio para ella ha pasado a llamarse “el patio de la muerte”, porque allí, mientras cuidaba de las macetas, un mosquito apostado en el agua estancada de uno de los platillos saltó a las piernas de su madre, transmitiéndole el Virus del Nilo. Estuvo 21 días ingresada en el Hospital Virgen del Rocío donde le fueron aplacando la fiebre de más de 40º y las náuseas y los vómitos constantes. Desde el 16 de agosto, cuando recibió el alta, se está recuperando de las secuelas de la meningitis en la que derivó la infección, la principal, la falta de movilidad en las piernas. “El virus del Nilo nos ha partido la vida a mí y a mis tres hijos”, se lamenta con un punto de amargura. Ana, de 76 años, ha pasado de ser la que se ocupaba de sus nietos a tener que depender de sus hijos. “Era una persona sana y es esencial que se busquen soluciones para que esto no le vuelva a pasar a nadie más, porque ya sucedió hace cuatro años”, abunda.

Su reclamación es la misma que llevan realizando desde principios de agosto los miembros de la Plataforma ciudadana Lucha Contra el Virus del Nilo —de la que también forman parte Ana y sus hijos― que este miércoles se concentraron en Isla Mayor por tercera vez ―las anteriores fueron en Coria y en La Puebla del Río― para llamar la atención a las administraciones sobre la necesidad de adoptar “un compromiso firme y medidas preventivas concretas y eficaces” que eviten la propagación del mosquito culex perexiguus, el portador del virus del Nilo Occidental. “Hemos llegado tarde con las fumigaciones y esto no va a parar”, señala Juan José Sánchez Silva, portavoz de la plataforma.

La infección ha provocado ya el fallecimiento de cinco personas en la provincia de Sevilla, y decenas de infectados. “De pequeños estábamos acostumbrados a jugar por las noches viendo las farolas llenas de mosquitos y no teníamos el miedo que tenemos ahora a que te piquen, y no solo porque te puedan matar, sino por las secuelas”, advierte Sánchez.

“Es duro lidiar con la alarma que esto genera en la población, sobre todo cuando se sabe dónde está el problema”, indica Modesto González, alcalde de Coria del Río. Su municipio es el más afectado por las muertes provocadas por la fiebre del Nilo Occidental (tres) y también sufrió el embate del anterior brote de 2020, donde fallecieron ocho personas en toda Andalucía. “Todos los expertos apuntan a que hay que hacer un tratamiento antilarvario en los focos donde están localizados las larvas y los mosquitos, que son los arrozales y los espacios naturales del entorno, se sabe los productos que hay que utilizar y cuándo hay que hacerlo, pero en la cuenca del Guadalquivir es el único lugar de España donde esto no se hace”, explica el regidor andalucista.

El alcalde de Coria del Río (Sevilla), en el Ayuntamiento de la localidad. PACO PUENTES

González ha propuesto la creación de una mesa permanente en la que estén presentes el Gobierno, la Junta de Andalucía, Diputaciones y municipios afectados, para coordinar las actuaciones y repartirse el peso económico, similar al trabajo realizado por Consorcio de Políticas Ambientales de las Tierras del Ebro, en el que están representadas la Generalitat, diputaciones y comarcas, que cada año desarrollan tratamientos contra las larvas de los mosquitos que anidan en los arrozales del Delta del Ebro. “Tenemos que articular un mecanismo para que los arroceros puedan desarrollar estos tratamientos sin que se eleven sus los costes de la producción y es necesario que la Junta se implique, que lo haga el Gobierno central porque estamos en el entorno de Doñana”, abunda el alcalde.

“Llevamos años avisando de que este es un problema crónico y que el control de los mosquitos que se instalan en los arrozales hay que tratarlo con un producto herbicida que se llama Bacillus thuringiensis, pero en estos años las administraciones no se han puesto de acuerdo en determinar quien asume ese tratamiento”, corrobora Jordi Figuerola, investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana. Este experto en el patógeno achaca la proliferación de mosquitos este año al invierno suave, las lluvias de marzo y abril y, en especial, al hecho de que, tras dos años en los que apenas se había cultivado arroz por culpa de la sequía, se inundaron 27.000 hectáreas “sin programarse ningún plan para el control y reducción de los mosquitos que genera esa actividad privada” y lamenta que las fumigaciones no se hayan adelantado, pese a que la detección del mosquito fue muy precoz este año. Fuentes de la Consejería de Salud indican que el Bt sí se está utilizando, pero que son las empresas contratadas para la fumigación las que determinan qué larvicidas se emplean y en qué zonas.

Frente a la presión ciudadana y la petición de un cambio de estrategia para atajar la proliferación del mosquito, la Junta de Andalucía apela a la calma y defiende el planteamiento que diseñó tras el primer brote de 2020 que incluye un Programa de vigilancia y control integral de los vectores transmisores de la fiebre del Nilo, de carácter anual, que exige a los Ayuntamientos que diseñen sus propios planes de prevención para reducir las formas de transmisión entre sus vecinos. “Tenemos que trabajar con ayuntamientos y diputaciones, ambos encargados de la fumigación; y la Junta tiene que estar en el aspecto clínico, en la previsión, la planificación y la organización sanitaria para los que necesiten atención. Aquí todos tienen una función y una misión y la Junta está cumpliendo”, sostuvo este lunes el presidente andaluz Juan Manuel Moreno, desde China, donde se encuentra de visita oficial.

“El plan de la Junta está absolutamente desenfocado, porque el origen de los mosquitos no surge en los términos municipales, sino en las tablas de arroz y una vez que llegan lo que podemos hacer los Ayuntamientos es una labor paliativa, no preventiva”, arguye el alcalde de Coria. “Los planes municipales no han servido de nada”, apoya Figuerola, que además advierte de que el virus está circulando en localidades que al no tener historia previa de casos, tampoco tienen la obligación de diseñar esos planes. “Los ayuntamientos pequeños no tienen capacidad para adoptar soluciones para el problema de los mosquitos, como ocurre con las grandes ciudades o algunas diputaciones que trabajan todo el año localizando los focos larvarios y realizando actuaciones para corregir o modificar desagües…”, abunda el investigador.

Ana García, afectada por el virus del Nilo, en su domicilio de Coria del Río (Sevilla). PACO PUENTES

La gravedad de las secuelas

Moreno señaló que iba a aprovechar el otoño para “engrasar la colaboración” entre las administraciones, pero insistió en rebajar el alarmismo apelando a los datos científicos que señalan que solo el 1% de los infectados desarrolla enfermedades graves como meningitis, encefalitis o parálisis cerebral. Sus palabras han disgustado a las víctimas y familiares. “El virus no entiende de tiempo. Octubre es tarde”, señala Sánchez.

Ana forma parte de ese 1% y quiere llamar la atención sobre sus secuelas. “No sé si quien tiene que actuar, pero yo antes era una persona activa y ahora no puedo caminar, ni subir las escaleras hasta mi cuarto. Toda la vida la hago en el salón. No es una simple picadura”, dice. No es la única. En cada conversación, ella y su hija citan a vecinos que tienen secuelas. “Muchos ni siquiera han sido diagnosticados, cuando mi madre estuvo ingresada, la planta de infecciosos estaba llena de contagiados. No hay que generar alarmismo, pero se tiene que saber”, abunda Eva, que recuerda que la plataforma también reclama protocolos en los centros de salud de los municipios afectados, porque en la mayoría de los casos devuelven a sus casas a los vecinos infectados que acuden con fiebre, como le pasó a su madre y a otros infectados, según ha comprobado este diario.

José Miguel Cisneros, Jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen del Rocío, también llama la atención sobre las secuelas. “Son elevadas, aproximadamente un tercio de las personas que tienen encefalitis y que se curan tienen secuelas duraderas, en ocasiones permanentes”, indica. En el brote de 2020 el 35% de los supervivientes que padecieron encefalitis tuvieron secuelas.

Jorge Carrillo, coordinador del proyecto LWNVIVAT que investiga la vacuna contra el Virus del Nilo. / FOTO CEDIDA POR EL INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN DEL SIDA IRSICAIXA

La vacuna, cada vez más cerca

Además de medidas preventivas por parte de las administraciones, desde la Plataforma se reclama un impulso a la investigación sobre la vacuna contra el Virus del Nilo. La Unión Europea ha destinado 5,7 millones de euros al proyecto LWNVIVAT (Limiting West Nile Virus Impact by Novel Vaccines and Therapeutics Approaches) que coordina desde el Instituto de Inviestigación del Sida IrsiCaixa, el investigador Jorge Carrillo. “Somos optimistas. Creemos que es factible desarrollar la vacuna y estamos trabajando para acortar los tiempos”, indica en conversación telefónica. El proyecto, en el que intervienen ocho grupos de investigación de España, Francia, Alemania y Dinamarca, arrancó el 1 de diciembre de 2023. Son cuatro los principales retos a los que se enfrenta el equipo: “Conseguir cubrir todos los linajes del virus para que la vacuna sea eficaz al más alto nivel, que sea efectiva para las personas en alto riesgo y la durabilidad”, indica Carrillo, para quien este último punto se presenta como el principal escollo. Esta fase de investigación está previsto que finalice en 2027, donde se iniciaría el desarrollo clínico que implica su fabricación en laboratorios y su adecuación a las pautas regulatorias, para lo que todavía no hay financiación asegurada.

En paralelo, el equipo que coordina Carrillo también trabaja en la generación de anticuerpos como una herramienta que permita tratar una infección para la que no hay un tratamiento específico. El investigador advierte sobre la amenaza del Virus del Nilo, endémico ya en Italia y Grecia y que se está extendiendo por otros países de Europa: “Se trata de un virus que puede generar epidemias a escala regional. Se trata de un patógeno muy serio y es cuestión de tiempo que se vaya extendiendo y las infecciones sean cada vez más frecuentes”.

Cisneros, curtido no solo en el tratamiento del Virus del Nilo, sino en mayor brote de listeriosis de Europa, en 2019, hace un llamamiento sobre la importancia de tomar conciencia sobre el Virus del Nilo y sus consecuencias y de destinar fondos a la investigación. “Este es el segundo brote que tenemos en muy poco tiempo. El número de provincias donde se detectan casos de este patógeno aumenta año tras año. Hace falta reflexionar colectivamente sobre lo que esto significa. Es una enfermedad considerada exótica, pero que ya es endémica. Buscar una vacuna es una cuestión de salud pública”.

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