Condenado a prisión permanente revisable por violar, matar y descuartizar a Rocío Caíz en Estepa
El asesino deberá indemnizar a la familia de la víctima con 390.274 euros
Violó a su expareja, de 17 años, luego la asesinó, después la descuartizó y más tarde repartió el cadáver por distintos sitios de la localidad donde ambos residían, Estepa (Sevilla). Adrián N. tenía 25 años cuando en 2021 cometió el crimen que acabó confesando días después. A principios de este mes, un jurado popular ...
Violó a su expareja, de 17 años, luego la asesinó, después la descuartizó y más tarde repartió el cadáver por distintos sitios de la localidad donde ambos residían, Estepa (Sevilla). Adrián N. tenía 25 años cuando en 2021 cometió el crimen que acabó confesando días después. A principios de este mes, un jurado popular le declaró culpable de matar “con intención” y “con violencia” a la chica, Rocío Caíz. Ahora la Audiencia de Sevilla le ha condenado a prisión permanente revisable por un delito de asesinato, al que suma 11 años de cárcel por un delito de agresión sexual y 10 meses más por los delitos contra la memoria de los difuntos y contra el estado civil de las personas. El joven también deberá indemnizar a la familia de la víctima con 390.274 euros.
A principios de este mes, él mismo relató los hechos durante un juicio que arrancó el pasado 16 de octubre. Tras escucharle, el jurado popular consideró probado que el 2 de junio de 2021, cerca de las 19.45, Adrián tuvo una pelea con la que hasta entonces había sido su pareja, Rocío Caíz, que entonces tenía 17 años y con la que compartía un hijo de cuatro meses. Ocurrió en la vivienda que habían compartido hasta entonces en la localidad de Estepa. Allí, la abordó “con intención de mantener relaciones sexuales contra la voluntad” de la chica, de ahí que usara “violencia” para finalmente lograr su objetivo de penetrarla vaginalmente. Después de la violación y “con ánimo de acabar con la vida” de la menor, la atacó por sorpresa por la espalda, sin que ella tuviera opción de defenderse. Rodeó su cuello con un cordón y la acabó estrangulando.
Más tarde, el hombre descuartizó el cadáver con dos cuchillos y guardó los pedazos en varias bolsas de basura. Varias de ellas fueron depositadas en distintos puntos del municipio sevillano, aunque otras las conservó en su domicilio. Al día siguiente de los hechos, el ahora condenado utilizó el móvil de la chica para enviar mensajes a través de Facebook a la madre y hermana de ella para decirles “que se había ido de casa” del condenado y que se había marchado a Badajoz con un muchacho del que se había enamorado. Les pedía que cuidaran de su hijo hasta que volviera, según consideró probado el jurado popular, que también cree que el joven mató a su pareja “porque no aceptaba la ruptura, por su condición de mujer y por razón de su dominación sobre la misma”.
Confesión de los hechos
Los hechos fueron denunciados horas después de que la chica fuese a la vivienda de su hasta entonces pareja. Ella era natural de Martín de la Jara y había tomado un taxi para ir hasta el domicilio que habían compartido en Estepa, apenas a 25 kilómetros de distancia. Luego se esfumó y durante días las fuerzas de seguridad y los vecinos la buscaron, también su pareja, que llegó a hablar en varios medios de comunicación, donde había señalado su inocencia. Finalmente, días después, se presentó de manera voluntaria ante la Policía Local de Herrera —otra localidad cercana— y confesó los hechos, que también luego explicó a la Guardia Civil, a cuyos agentes relató los puntos en los que había depositado los restos de la chica, facilitando la resolución del caso.
Esa confesión ha sido considerada como atenuante por la Audiencia Provincial de Sevilla, que también ha contemplado como agravantes tanto el género como el parentesco en el delito de asesinato por el que finalmente la jueza Elvira Alberola ha condenado a prisión permanente revisable, así como a la privación de la potestad del hijo que tenían en común y el derecho a residir o acudir al lugar donde vivía la menor. Tiene la prohibición de comunicarse y acercarse a menos de 500 metros tanto de los padres de la chica como de sus hermanas.
El tribunal también le condena a 11 años de cárcel por un delito de agresión sexual con el agravante de parentesco; a cuatro meses de prisión por un delito contra la memoria de los difuntos con el agravante de parentesco y el atenuante de confesión. Además de condenarle a seis meses más por un delito contra el estado civil de las personas por hacerse pasar por la víctima después de asesinarla. Tendrá que indemnizar con 390.274 euros a la familia de la víctima —sus padres, sus dos hermanas y el hijo menor que tenían en común—. Contra la sentencia cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, algo que la defensa del condenado ya explicó que hará.
En lo que va de año, 52 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas y 1.237 desde que se recogen cifras oficiales, en 2003. A esos casos se suman otros dos que están en investigación. Además, hasta el 18 de septiembre, el Gobierno registra este año 13 feminicidios fuera de la pareja o expareja, 47 desde que comenzó el recuento oficial, en 2022.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.