Asesinada una mujer de 39 años en plena calle en Getafe

De momento no hay ningún detenido y la policía apunta a un crimen machista

Momento en el que se ha producido el levantamiento del cadáver de la mujer, en la avenida de Arcas del Agua de Getafe.V. T.
Madrid -

Tenía 39 años, se llamaba Carolina y era colombiana. Poco más se sabe de ella, salvo que ha sido asesinada a primera hora de la tarde de este desapacible sábado en plena calle del Sector III, un barrio muy tranquilo del municipio madrileño de Getafe de 30.000 vecinos, lleno de viviendas unifamiliares adosadas de ladrillo rojizo, parques e instalaciones deportivas. La policía busca a su pareja o expareja como presunto autor del crimen.

El asesinato, a puñaladas, se ha producido en la avenida de Arcas del Agua a la altura del número 17, en la esquina con calle Cronos, muy cerca del centro...

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Tenía 39 años, se llamaba Carolina y era colombiana. Poco más se sabe de ella, salvo que ha sido asesinada a primera hora de la tarde de este desapacible sábado en plena calle del Sector III, un barrio muy tranquilo del municipio madrileño de Getafe de 30.000 vecinos, lleno de viviendas unifamiliares adosadas de ladrillo rojizo, parques e instalaciones deportivas. La policía busca a su pareja o expareja como presunto autor del crimen.

El asesinato, a puñaladas, se ha producido en la avenida de Arcas del Agua a la altura del número 17, en la esquina con calle Cronos, muy cerca del centro comercial Getafe 3. La primera llamada a Emergencias 112 Comunidad de Madrid, en la que un vecino alertaba de una agresión en la vía pública, se ha registrado a las 13.40, según detalla un portavoz. A la llegada de los facultativos del Summa, ya era tarde. La mujer tenía varias heridas mortales de arma blanca y estaba agonizando, en parada cardiorrespiratoria. Aunque le han realizado las maniobras de reanimación en una carpa blanca montada encima de la acera para atenderla, “no ha sido posible revertir la parada” y han confirmado el fallecimiento. La víctima ha tratado de protegerse de su agresor, ya que varias de las heridas son “defensivas”, en los brazos.

Una portavoz Policía Nacional, cuyo Grupo VI de Homicidios se ha hecho cargo de la investigación, señala que la principal hipótesis es que se trata de un nuevo caso de violencia machista y que se busca al autor del apuñalamiento, su pareja o expareja, que se ha dado a la fuga. De momento, no hay detenidos y fuentes policiales apuntan que la víctima había presentado denuncias previas por malos tratos, pero en este mometo no había una orden de alejamiento dictada contra su maltratador.

Cuatro horas después del asesinato, sobre las 17.30, se ha procedido al levantamiento del cadáver por parte de D&B Complutense Servicios Funerarios. En ese momento, entre la lluvia intermitente y el viento, tan solo había con ella dos agentes uniformados y otros cuatro de paisano vigilando la carpa, así como tres agentes de la Científica recabando pruebas. Ni un solo familiar ni testigos. Dos agentes la cogen de los brazos y las piernas y la suben a una camilla mientras por la calle pasa justo una chica muy joven hablando en altavoz por el móvil y ni levanta la mirada del aparato.

Los policías han colocado dos sillas de plástico a modo de barricada contra el tiempo y sujetan la carpa para que no se vuele. Las sillas son de un centro residencial de Sanitas, concertado con la Comunidad de Madrid, que hay justo enfrente. “No hemos visto nada, estábamos en la cocina cuando ha pasado, pero las cámaras de seguridad seguro que han grabado algo”, dice con alma de investigadora la cocinera María Santos, que ha salido a tirar la basura junto a una compañera y que ha preguntado por las sillas a uno de los agentes.

“La mujer estuvo corriendo por el recinto”

“Venían de allí”, se alcanza a escuchar a dos agentes de la Científica, que anotan los datos en libretas de las que la tinta se está corriendo a causa de la lluvia. Allí es la parroquia Nuestra Señora de Buenavista, junto a la residencia de Sanitas. “Nosotros no nos hemos enterado de nada, era la hora de la comida, pero han venido dos agentes a hacernos unas preguntas porque, por lo visto, la mujer estuvo corriendo por el recinto”, dice por el telefonillo un sacerdote con acento latinoamericano de la congregación de Agustinos Recoletos que la atiende y que no se ha querido identificar.

A unos metros, en un cantón de limpieza, dos barrenderos municipales, Marta y Luis, comentan la noticia. Marta acababa de comenzar su turno, el de tarde, cuando una compañera le ha dicho que “algo ha tenido que pasar”, ante el incesante sonido de las sirenas de ambulancias y policía. “Estábamos esperando un poco a ver si escampaba y hemos escuchado gritos”, se arranca ella. “Pero eran del fútbol”, la interrumpe él. A medio paso está el polideportivo Rosalia De Castro, uno de esos en los que se celebra la liga infantil los fines de semana. “No, no, parecía una discusión, no eran voces normales, eran voces raras que venían de ahí”, relata señalando calle arriba la trabajadora municipal, a la que se le ha quedado “helado el cuerpo” al saber que se trataba de una muerte violenta.

Rocío Fernández, una vecina de la zona, pasa junto a su hijo frente a la escena del crimen. Ya había visto la carpa antes, escuchado el revuelo y sufrido “las calles cortadas y todo”, pero “pensaba que era alguien al que le había caído una rama encima”. “Estoy asombrada, en este barrio nunca había ocurrido nada así”, comenta. Nadie ha visto nada, nadie sabe nada, nadie la conoce. “Yo lo que espero es no conocerla, pasa mucha gente por el bar”, confiesa Ana, camarera del cercano establecimiento La Hiedra. “Estaba trabajando cuando han entrado de golpe muchos clientes a decirme que habían matado a una mujer. Fue muy rápido, ninguno había visto nada, solo la carpa y mucha policía”, cuenta.

Preguntado por quién era esta mujer y si los servicios sociales la estaban atendiendo como víctima de violencia de género, el Ayuntamiento de Getafe se remite a un tuit de su alcaldesa, la socialista Sara Hernández. “La Policía investiga el asesinato de una mujer por posible violencia machista, su asesino habría huido”, ha escrito la regidora en X (antes Twitter). “En estos momentos tan difíciles todo nuestro pesar y apoyo está con su familia y amigos. Seguimos recopilando más información”, añade. Tras conocerse el crimen, la portavoz de Más Madrid en la Asamblea regional, Mónica García, ha pedido en sus redes sociales no dar “ni un paso atrás” ni “mirar hacia otro lado” frente la violencia machista.

En caso de que se trate de un crimen machista, esta sería la víctima 52 en lo que va de año en España, la 1.235 desde 2003, cuando comenzó la estadística oficial, a los que se suman dos casos más en investigación. Cuatro de las 52 víctimas eran de la Comunidad de Madrid. El último asesinato en la región fue en septiembre en la capital, cuando una mujer de 35 años fue asesinada por su expareja, al que había denunciado por violencia de género.

El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.

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