El exministro de Sanidad del Reino Unido admite el fracaso de la estrategia frente a la pandemia

Matt Hancock, que dimitió después de saltarse las normas de distanciamiento social, ha comparecido ante la comisión independiente que investiga la gestión pública del coronavirus

El ex Secretario de Estado de Salud y Atención Social del Reino Unido, Matt Hancock, llega a la audiencia de investigación pública de covid-19 antes de prestar declaración, el 27 de junio de 2023 en Londres, Inglaterra.Europa Press/Contacto/Tayfun Salci (Europa Press/Contacto/Tayfun Sal)

Hay confesiones que suenan falsas pero revelan una verdad a gritos. Hay disculpas que llegan tarde pero confirman errores profundos. El exministro británico de Sanidad, Matt Hancock, ha admitido este martes, en su comparecencia ante la comisión independiente que investiga cómo hizo frente el Reino Unido a la tragedia del coronavirus, que la estrategia para responder a la pandemia “fue completamente errónea”. A las puertas de la comisión esperaba al político una viuda, Loreia King, de 69 años, que le ha mostrado una foto del ataúd de su esposo, fallecido víctima de la covid-19.

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Hay confesiones que suenan falsas pero revelan una verdad a gritos. Hay disculpas que llegan tarde pero confirman errores profundos. El exministro británico de Sanidad, Matt Hancock, ha admitido este martes, en su comparecencia ante la comisión independiente que investiga cómo hizo frente el Reino Unido a la tragedia del coronavirus, que la estrategia para responder a la pandemia “fue completamente errónea”. A las puertas de la comisión esperaba al político una viuda, Loreia King, de 69 años, que le ha mostrado una foto del ataúd de su esposo, fallecido víctima de la covid-19.

Hancock dimitió precipitadamente en junio de 2021, después de que el tabloide The Sun publicara imágenes, captadas por una cámara de seguridad, en las que el entonces ministro y su asesora Gina Coladangelo se besaban apasionadamente en la oficina del ministro. Todavía estaban entonces vigentes normas muy estrictas sobre distanciamiento social en todo el Reino Unido. Hasta entonces, el papel del político en la lucha contra el coronavirus, tanto en cuanto a las decisiones como a la comunicación a los ciudadanos, había sido crucial.

Ante la comisión, Hancock ha admitido que la administración británica tenía en sus manos planes previos diseñados para responder ante una pandemia, en los que se contemplaba la posibilidad de realizar tests masivos o adquirir material de protección. El problema, ha señalado el exministro, es que la doctrina que subyacía en todas estas prevenciones era equivocada. “Lo que se planeó fue para responder a las consecuencias de un desastre: ¿Podremos comprar suficientes bolsas para los cadáveres? ¿Dónde vamos a enterrar a los muertos? Y todos [esos planteamientos] eran erróneos. Claro que es importante contemplar todos esos supuestos ante el caso de que fracases en detener una pandemia. Pero la planificación fundamental necesita basarse, en primer lugar, en cómo evitas en primer lugar que el desastre se produzca. ¿Cómo eliminas el virus?”, ha dicho Hancock a los miembros de la comisión.

Una admisión tan impactante, sin embargo, buscaba extender la culpa, porque Hancock ha afirmado que ese error estratégico lo habían compartido todos los países de Occidente. Era el modo de camuflar actos propios que en su día recibieron duras críticas, como las excesivas muertes en unas residencias de personas mayores a las que se devolvieron los contagiados desde los hospitales, provocando así una trágica cascada de muertes. O la falta de previsión, o la diligencia, para dotar al personal sanitario del material que necesitaban con urgencia. O los continuos vaivenes, hasta el abandono definitivo, de un sistema de rastreo y test que en el Reino Unido nunca llegó a ser eficaz.

“Si me lo permiten expresar, lamento profundamente el impacto que tuvo todo esto. Y lamento cada una de las muertes que se produjeron [226.000 personas]. Entiendo que para algunos resultará duro aceptar mis disculpas. Lo entiendo. Pero es algo honesto y verdadero. A pesar de que no se me da bien hablar públicamente sobre mis emociones”, decía el exministro. Curiosamente, ese pudor manifestado no le impidió participar, el año pasado, en el reality televisivo I´m a celebrity...get me out of here (Soy una celebridad, sáquenme de aquí), un formato similar al de La Isla de los Famosos por el que algunos medios aseguraron en su momento que el exministro llegó a embolsarse casi medio millón de euros. Hasta el primer ministro, Rishi Sunak, mostró públicamente su desagrado por el exhibicionismo de Hancock, que todavía seguía siendo diputado —anunció poco después que no se presentaría a la reelección, a finales de 2024— y acabó siendo expulsado del grupo parlamentario conservador.

Si Hancock tiró de una excusa previsible ante la tragedia de las residencias para personas mayores, al asegurar que la competencia sobre estos establecimientos correspondía a las autoridades locales, la excusa del exministro que más ha sorprendido a los miembros de la comisión ha sido la del Brexit. Todos los supuestos preparativos en la estrategia de seguridad nacional frente a una posible pandemia se frenaron, ha explicado ante la comisión, cuando se ordenó a los distintos departamentos del Gobierno que centraran sus esfuerzos en prepararse ante la llegada de un “Brexit duro”. Así se llamaba, en la jerga de aquellos días, a la posibilidad de que el Reino Unido abandonar finalmente la UE sin ningún acuerdo de retirada o tratado comercial que suavizaran el divorcio. Sin embargo, ha asegurado Hancock, la paradoja de esa situación fue que el Gobierno estuvo mucho más preparado para garantizar el suministro de medicamentos a las unidades de cuidados intensivos, porque esa posibilidad formaba parte de las contingencias previstas en los planes del Brexit.

La comisión independiente comenzó sus diferentes módulos de investigación el pasado enero, y tiene previsto extender sus trabajos hasta el verano de 2026. Fue un compromiso del ex primer ministro, Boris Johnson, quien calculó entonces —incapaz de predecir que las fiestas prohibidas durante el confinamiento acabarían provocando su dimisión— que las elecciones generales se celebrarían antes de que se hicieran públicas las primeras conclusiones.

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