Las autoridades de Shanghái anuncian el principio del fin del confinamiento con la reapertura de tiendas y restaurantes

Los 26 millones de habitantes de la ciudad llevan siete semanas encerrados en sus casas. Las medidas empezarán a relajarse este lunes, según el vicealcalde

Un hombre sentado en su tejado en Shanghái, este sábado.ALEX PLAVEVSKI (EFE)

Las autoridades de Shanghái han anunciado una reapertura limitada de la ciudad, capital financiera y urbe más poblada de China, a partir de este lunes. Shanghái lleva siete semanas bajo un confinamiento estricto, con sus cerca de 26 millones de habitantes encerrados en casa. El vicealcalde de la ciudad, Chen Tong, ha informado de que las tiendas, centros comerciales, restaurantes y farmacias podrán volver a abrir con restricciones. La noticia ha sido recibida...

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Las autoridades de Shanghái han anunciado una reapertura limitada de la ciudad, capital financiera y urbe más poblada de China, a partir de este lunes. Shanghái lleva siete semanas bajo un confinamiento estricto, con sus cerca de 26 millones de habitantes encerrados en casa. El vicealcalde de la ciudad, Chen Tong, ha informado de que las tiendas, centros comerciales, restaurantes y farmacias podrán volver a abrir con restricciones. La noticia ha sido recibida con cierto escepticismo por los residentes, ya que con anterioridad las autoridades han lanzado mensajes parecidos que no han llegado a concretarse.

El anuncio llega después de que el número de infecciones en Shanghái haya ido disminuyendo en las últimas semanas. Este domingo se reportaron 1.369 casos, tanto sintomáticos como asintomáticos. El día anterior fueron 1.681. La ciudad ha alcanzado su objetivo de cero contagios diarios en algunos de sus barrios con menor densidad de población, en los que ya ha empezado a levantar ciertas restricciones, permitiendo a sus vecinos, por ejemplo, acudir a comprar a los supermercados. En paralelo, sin embargo, la dureza del confinamiento ha aumentado en otras muchas áreas, especialmente en el centro de la ciudad, durante las dos últimas semanas, con mayores restricciones en los servicios de entrega a domicilio y la ampliación de las barreras y puntos de control establecidos en las calles.

Malestar y desconfianza

La duración y severidad de las medidas, así como los anuncios incumplidos, han hecho crecer el malestar y la desconfianza entre los residentes en Shanghái, que desde que empezó el confinamiento han tenido muchas dificultades para acceder a alimentos y fármacos. “¿A quién queréis engañar? Ni siquiera podemos salir de nuestras casas. Podéis abrir, pero nadie podrá ir”, ha comentado este domingo un usuario de la red social Weibo que, según la dirección IP de su dispositivo, estaba conectado a internet desde la ciudad.

El vicealcalde de Shanghái ha afirmado, sin dar más detalles, que los clientes podrán volver este lunes a entrar en los supermercados, tiendas y centros comerciales “de forma ordenada”. Los restaurantes podrán vender comida para llevar. Y los mercados de verduras reanudarán su actividad.

Mientras el resto de grandes economías del mundo se encaminan hacia una vuelta a la normalidad, la política de cero casos covid mantenida por China se ha traducido en la imposición de restricciones de distinto grado en decenas de ciudades, incluida la capital, Pekín, en las que viven cientos de personas a raíz de los brotes generados por la variante ómicron, mucho más contagiosa que las anteriores.

Además del impacto humano que las medidas están teniendo para los habitantes del país que mejor controló los contagios al principio de la pandemia, los expertos advierten de sus consecuencias para la economía China y, como consecuencia, para la actividad económica mundial, dependiente en gran medida de los suministros que se fabrican en el gigante asiático. La actividad productiva de Shanghái no se ha detenido, gracias a medidas extremas como hacer que los trabajadores se queden a vivir en las factorías, pero lleva semanas funcionando a medio gas. El tráfico de su puerto, el mayor del mundo, registró una caída del 40% durante el primer mes de confinamiento. Y los economistas advierten de que las cadenas de suministros mundiales irán notando en los próximos meses los problemas que todo ello acarreará.

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