“Esto es peor que la pandemia”: una mañana en el centro de salud que cura las heridas del volcán
El aumento de los cuadros de ansiedad es la peor consecuencia de la erupción en la salud pública. “He prescrito más antidepresivos en estas semanas que en un año entero”, dice una médica
“Estoy fatal, hijo”, dice María, de 74 años, en la puerta del centro de salud de Los Llanos de Aridane. “Es que lo he perdido todo”. Prefiere no dar más detalles. La sala de entrada del ambulatorio está llena de gente y tiene una fina capa de ceniza, que una trabajadora barre cada poco tiempo. La mitad de las sillas tienen cruces de celofán para evitar que sean utilizadas por la covid-19, pero hay personas sentadas en varias de ellas igualmente. E...
“Estoy fatal, hijo”, dice María, de 74 años, en la puerta del centro de salud de Los Llanos de Aridane. “Es que lo he perdido todo”. Prefiere no dar más detalles. La sala de entrada del ambulatorio está llena de gente y tiene una fina capa de ceniza, que una trabajadora barre cada poco tiempo. La mitad de las sillas tienen cruces de celofán para evitar que sean utilizadas por la covid-19, pero hay personas sentadas en varias de ellas igualmente. El resto hacen cola frente a los puestos de los administrativos.
Para paliar la situación, la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias ha puesto en marcha una estrategia sanitaria de actuación inmediata para la isla de La Palma, que ha presentado este viernes el consejero, Blas Trujillo, y el director del Servicio Canario de Salud, Conrado Domínguez, y a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Este plan prevé aplicar medidas específicas asistenciales, de organización, de infraestructuras y de asistencia psicológica para la ciudadanía. “Se da una situación catastrófica en la isla”, asegura el texto
Uno de los trabajadores en el mostrador en el centro de salud de Los Llanos de Aridane es Guillermo González, de 48 años. “Mi abuela, mi madre, mi hermano, mi hermana y mi tía han perdido su casa. Yo estoy desalojado y veremos si la lava llega a la mía”. Es la “primera línea” para los vecinos que acuden al centro de salud, “el primer sitio en el que se derrumban cuando vienen, donde se echan a llorar; el otro día se nos desplomó una chica que había perdido su vivienda”. A su lado, en el mostrador, bromea con una paciente Ángeles Remedios, administrativa de 60 años. “Hay que intentar animar a la gente”, dice. Después, en privado, se echa a llorar recordando el que fue su puesto de trabajo durante 12 años: “Yo estaba en el consultorio de Todoque, que ha destruido el volcán”. Lo echa mucho de menos. “Hoy he podido escuchar a un hombre que se ha quedado sin casa, he parado 15 minutos para que se desahogue. Me lo ha agradecido muchísimo”.
Esa es la labor principal que realizan los profesionales del centro de salud desde que empezó la erupción: escuchar. “Es lo mejor que podemos hacer por ellos”, explica María Victoria Sánchez, médica de 63 años. Después de más de tres décadas en este ambulatorio, su trabajo ha cambiado radicalmente desde el 19 de septiembre. “La gente viene a soltar lo que tienen dentro, a quejarse. Antes acudían para a que les revisaras la garganta y ahora a contarte que su casa se la ha tragado la lava”. Sánchez asegura que el principal problema sanitario derivado de la erupción es la afección en salud mental: “He prescrito más antidepresivos y ansiolíticos en estas semanas que en un año entero”. La gran mayoría de esos pacientes no tenían historial de salud mental. “Esto está empeorando la hipertensión, las diabetes, muchísimas patologías crónicas. La ansiedad es mayor por la incertidumbre, cuando la lava está a punto de destruir la casa, pero no termina de llegar. Es como cuando un familiar está terminal, que la muerte es casi un alivio porque así deja de sufrir”.
Los cuadros de ansiedad son la nueva pandemia en la isla. Cada vez más personas necesitan la baja porque, simplemente, “no pueden ir a trabajar porque se pasan el día llorando”. Esto, explica Sánchez, “no solo afecta a las personas que han perdido sus casas, también a otros muchos cuya vida se ha trastornado. Hay mucho insomnio, tanto por la preocupación general como por los terremotos y el ruido constante del volcán”. Entre el personal médico también hay muchas bajas, lo que dificulta aún más su trabajo. Las administraciones públicas han puesto en marcha equipos de psicólogos específicos para atender esta emergencia, “pero los pacientes quieren hablar con sus médicos de siempre, soltar lo que sea con quienes conocen”.
“Las patologías en torno a la salud mental van a crecer”, recalca Conrado Domínguez. “Esta es una situación catastrófica en la que hay gente que lo ha perdido todo. Enfrentarse a esa situación es clave”. Para ello, el Gobierno canario ha implantado un servicio de asistencia de salud mental domiciliaria, para acudir a los domicilios provisionales de los evacuados, se ha reforzado la unidad de salud mental en Los Llanos y se ha creado una unidad de atención mental para los ciudadanos y los sanitarios que han perdido sus pertenencias. Para ello, asegura Domínguez, se van a contratar nuevos profesionales de salud mental y se llevará personal de otras islas.
La otra afección principal causada por el volcán es la que sufren los pacientes con problemas respiratorios: “En las personas sin patologías no hay muchos problemas, pero en aquellos con dificultades para respirar es más complicado. Hay más insuficiencias respiratorias, infecciones, procesos alérgicos, tos seca que no te deja dormir. Esto viene de estar todo el día aspirando ceniza”. Sánchez asegura que muchas de estas personas están optando por no salir de casa: “Tenemos a muchos vecinos que no se atreven a poner un pie en la calle, están preocupadísimos. Hay muchas personas mayores que no han salido de casa desde el comienzo de la erupción”. La ceniza también está irritando ojos: “Dan más problemas por manosearlos intentando sacarla que la arena en sí. Sale con un poco de agua”.
El autoconfinamiento de muchos palmeros recuerda a Sánchez al peor momento de la pandemia de coronavirus. Sin embargo, cree que esta crisis está siendo aún más dañina para la isla: “Yo pensaba que aquello era lo peor que iba a vivir en mi trabajo, pero esto es peor. Te sientes impotente, no puedes hacer nada. Solo puedes esperar a que volcán se apague. Con la covid al menos podías ponerte la mascarilla y evitar reuniones. ¿Ahora vas a pedirle eso a personas que han perdido sus casas y que están nueve en un piso para tres? ¿Qué abran las ventanas, cuando se te llena la casa de ceniza?”. La médica del centro de salud advierte de un aumento de las infecciones por coronavirus, aunque están muy lejos de niveles preocupantes: la incidencia del virus ha pasado de dos casos por 100.000 habitantes en las últimas dos semanas el 26 de octubre a 40 este miércoles. Desde el inicio de la pandemia han muerto 19 personas por covid en La Palma, una isla de algo más de 80.000 habitantes. “Necesitamos más recursos para afrontar esta emergencia. Espero que los políticos no se olviden de todo lo que han prometido”, finaliza.
Samuel Hernández, subdirector de Atención Primaria de la comarca oeste (en la que está Los Llanos), coincide con su compañera: “Lo peor de esta situación es que no hay manera de aplacarla. No tenemos unas medidas de control como con el coronavirus”. Otro de los efectos colaterales de la erupción es que ha complicado la campaña de vacunación en la isla. “Ya estaba muy automatizada, pero hay muchas personas que han cambiado de domicilio y las tenemos que localizar”, explica Uzziel Pérez (40 años), enfermero de enlace. Este cargo consiste en ser la referencia para los pacientes más complejos, es decir, los encamados, terminales y con movilidad reducida. “Para ellos ha sido más difícil todavía huir de sus domicilios. Imagínate que todo lo que te quedaba en la vida es la idea de morir tranquilo en tu casa y perder eso”.
Planes del Gobierno para mejorar la atención sanitaria
“Nuestro objetivo es anticiparnos a los potenciales efectos negativos de la erupción volcánica”, asegura el director del Servicio Canario de Salud. “Los palmeros siguen necesitando diálisis o rehabilitación. Antes contaban con estos servicios al lado de casa, ahora muchos se tienen que desplazar al otro lado de la isla. Esto ha supuesto un reto organizativo”. Para afrontarlo, se han llevado a cabo inversiones en ambulancias, en equipos de diagnóstico, radiología y TAC, contemplados en los presupuestos de 2022.
El Gobierno de Canarias ha anunciado, a su vez, un plan de emergencias ante catástrofes, que establece la cadena de atención a cualquier paciente desde la zona afectada hasta el destino final. Este documento clasifica las catástrofes en tres niveles: nivel 1 (alerta verde), nivel 2 (alerta amarilla) y nivel 3 (alerta roja). En cada uno de ellos se activarán los dispositivos necesarios, tanto de atención primaria como hospitalaria.
Canarias reclama la Agencia de Salud Pública
El Gobierno prepara una ley que dará lugar al Centro Estatal de Salud Pública, un organismo de nueva creación que nacerá con todas las papeletas para inaugurar el plan para descentralizar las instituciones y repartir sedes por ciudades distintas a Madrid y Barcelona. Este centro albergará una futura Agencia de Salud Pública, que integrará la vigilancia epidemiológica y la respuesta ante amenazas como la covid, así como para dar asesoría científica y técnica, evaluar las políticas sanitarias y coordinar los distintos niveles de la administración en esta materia.
El director del Servicio Canario de Salud, Conrado Domínguez, ha reclamado para Canarias la implantación de este nuevo organismo. "Se dan las circunstancias por situación geográfica, por estar situada al lado de África, por la presión migratoria", ha explicado a EL PAÍS. "Las islas son el sitio perfecto".