España cierra abril con la menor cifra mensual de muertes desde verano y empieza a dejar atrás lo peor de la pandemia
Sanidad notifica por primera vez desde septiembre menos de 3.000 fallecimientos, una mejora que los expertos atribuyen a las vacunas
España cierra este viernes el mes con la menor cifra de muertes por coronavirus desde el pasado septiembre. Con 2.757 fallecidos a lo largo de abril notificados por el Ministerio de Sanidad, el golpe de la pandemia sigue siendo brutal, pero ahora el país puede empezar a mirar con esperanza una potente luz que brilla al final del túnel: las vacunas. En los últimos 30 días, mientras se aplicaban más de ocho millones de dosis, la mortalidad se ha desplomado ...
España cierra este viernes el mes con la menor cifra de muertes por coronavirus desde el pasado septiembre. Con 2.757 fallecidos a lo largo de abril notificados por el Ministerio de Sanidad, el golpe de la pandemia sigue siendo brutal, pero ahora el país puede empezar a mirar con esperanza una potente luz que brilla al final del túnel: las vacunas. En los últimos 30 días, mientras se aplicaban más de ocho millones de dosis, la mortalidad se ha desplomado desde los más de 200 muertos diarios notificados en marzo a los cerca de 90 de abril.
Aunque la cifra exacta no se conocerá hasta que el Instituto de Salud Carlos III consolide los datos ―suele tardar unas tres semanas―, la tendencia ya es clara. Hay que remontarse a verano del año pasado para encontrar un registro parecido de muertes notificadas por el ministerio o por la contabilidad propia de las comunidades autónomas.
Lugares muy golpeados por la tercera ola, como Valencia, Baleares o Asturias, han llegado en abril a reducir a la mitad los fallecidos del mes anterior. Pero, a pesar de las claras diferencias con los primeros meses del año, también hay comunidades donde el mes de abril ha sido parecido al de marzo. Navarra, Aragón y País Vasco han notificado más fallecidos que el mes anterior.
“La circulación del virus sigue siendo elevada, pero ya tenemos a la mayoría de los grupos más vulnerables protegidos gracias a las vacunas”, afirma José Luis Alfonso, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Valencia. “Lo podemos ver también en la caída de hospitalizaciones entre los tramos de mayor edad. Ya no enferman por el virus o lo hacen de forma leve. La vacunación ha supuesto un gran paso hacia delante”, añade.
Todos los expertos se muestran más optimistas, pero nadie se atreve todavía a anunciar que nos acercamos al fin de la pandemia. Lo peor ya empieza a quedar atrás gracias a las inmunizaciones, pero aún hay demasiados elementos de incertidumbre, como las nuevas variantes, para dejar de pensar en lo que queda por delante y pecar de un exceso de optimismo.
“Me da hasta miedo decirlo, aunque creo que ya estamos más cerca del fin”, confiesa Elena Vanessa Martínez, presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). “Si algo nos ha demostrado esta pandemia es que cada vez que hemos empezado a dar algo por seguro, la realidad nos ha golpeado con fuerza en toda la cara. Pero es indudable que vamos por el buen camino. Una de las cosas por las que podemos estar orgullosos y que también explica la situación actual es que hemos conseguido que Semana Santa no se convirtiera en otra Navidad o en otro verano. Se reajustaron las medidas y esto ha hecho que el rebrote no haya ido a más ni se haya convertido en una nueva ola”, añade.
Santiago Moreno, jefe de servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Ramón y Cajal (Madrid), se muestra convencido de que “existen razones suficientes para pensar que ya empezamos a dejar atrás lo peor de la pandemia”. “Los datos de vacunación y mortalidad nos hacen ser optimistas, aunque también siento rabia e impotencia al ver que la gente se sigue contagiando y muriendo, y que en mi hospital tenemos a 100 hospitalizados y 30 ingresados en la UCI por el virus”, afirma.
Durante el pasado verano, la incidencia del coronavirus descendió hasta niveles muy bajos ―menos de 10 casos por 100.000 habitantes a 14 días― y hubo algún día sin ningún fallecido. Pero esto, recuerdan los expertos, solo fue posible después del traumático confinamiento de la primavera de 2020. El virus empezó a propagarse otra vez ya durante los meses estivales y entre octubre y noviembre la segunda ola golpeó a España. Tras los nuevos contagios que empezaron a subir antes de las Navidades, enero de 2021 se cerró como el segundo mes con más fallecidos de toda la pandemia, con más de 11.000 muertes, como confirman los datos ya consolidados del Instituto Carlos III.
¿Es posible que la bajada de la curva y las mejores cifras sean un reflejo de lo que pasó hace un año en verano? “La situación ya no es como entonces“, sostiene Alfonso. “Ahora la vacunación avanza en grupos de población cada vez más jóvenes y las investigaciones ya están confirmando que las vacunas son también seguras para los adolescentes. Esto va a reducir de forma importante la incidencia ahora que ya hemos conseguido hacerlo con la mortalidad”.
La campaña de vacunación acelera cada semana y ya son cerca de dos millones las dosis administradas semanalmente, casi el doble que hace solo un mes. Y las previsiones son que el ritmo de los pinchazos se acelere conforme aumenten las remesas semanales de dosis que recibe España y se incorporen nuevas vacunas a las cuatro ya administradas.
El fin de la pandemia aún está lejos, advierten sin embargo los expertos. En España falta mucho para tener inmunizado al 70% de la población, lo que debería empezar a convertir en una realidad la inmunidad de grupo. Al ritmo actual de vacunación, esto sería posible a finales del verano.
“Hasta entonces, aún nos queda mucho trabajo por delante”, augura la presidenta de la SEE. “Es cierto que existe la fatiga pandémica y que algunas medidas cada vez son más costosas de aplicar, pero si queremos tener un verano más relajado, parecido a los veranos que recordamos anteriores a la pandemia, aún tenemos que bajar mucho la incidencia [en torno a los 230 casos por 100.000 habitantes] y cortar miles de cadenas de contagio que siguen en marcha”, añade Martínez.
En el plano internacional, José Luis Alfonso pone el foco en la necesidad de vacunar a toda la población del planeta: “Aunque hagamos los deberes en un país, el riesgo de que las nuevas variantes resten eficacia a las vacunas es muy real. Por esto la Organización Mundial de la Salud pide un esfuerzo global. Con las vacunas limitas la circulación de las variantes sensibles a los anticuerpos que estas generan, pero circulan más, por lo que empiezan a ser resistentes. Por eso son necesarias vacunaciones masivas en todo el mundo. Cada vez que el virus se reproduce, existe el riesgo de que se produzca una mutación. Cuantas menos veces le demos esa oportunidad, será mucho mejor”, concluye.
Quedan varios interrogantes por resolver, apuntan los expertos. Uno de ellos es cuánto tiempo durará la inmunidad, si harán falta nuevas dosis de recuerdo de la vacuna o si el coronavirus pasará a ser una enfermedad estacional. “Yo pienso que no tiene por qué ser así”, defiende Santiago Moreno. “Es cierto que existe el riesgo de nuevas variantes y que es necesario vacunar cuanto antes a la población mundial, pero si logramos dar una respuesta razonablemente rápida a ese reto, estoy convencido de que controlaremos la pandemia en un año y medio. Esto no tiene que ser una nueva gripe que vuelva cada invierno”, concluye.