El caso de la desaparición de las dos niñas y de su padre conmociona Tenerife
Las principales pistas que han trascendido de la investigación del caso giran en torno a la embarcación de recreo de su propiedad, que fue hallada el miércoles vacía y a la deriva
La isla canaria de Tenerife vive conmocionada la desaparición desde el martes pasado de las dos niñas (Anna, de un año, y Olivia, de seis) desaparecidas junto a su padre, Tomás Gimeno, de 37. El paradero de las niñas, y el del propio Gimeno, sigue siendo una incógnita cuatro días después. El caso es un tema recurrente en las conversaciones.
Efectivos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil se han sumado este viernes a las tareas de búsqueda junto a Salvamento Marítimo y el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS). Por ahora, las principales pistas que han trasc...
La isla canaria de Tenerife vive conmocionada la desaparición desde el martes pasado de las dos niñas (Anna, de un año, y Olivia, de seis) desaparecidas junto a su padre, Tomás Gimeno, de 37. El paradero de las niñas, y el del propio Gimeno, sigue siendo una incógnita cuatro días después. El caso es un tema recurrente en las conversaciones.
Efectivos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil se han sumado este viernes a las tareas de búsqueda junto a Salvamento Marítimo y el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS). Por ahora, las principales pistas que han trascendido de la investigación del caso giran en torno a la embarcación de recreo de su propiedad. El barco a motor, de unos seis metros de eslora, fue hallado el miércoles vacío y a la deriva, a una milla náutica (casi dos kilómetros) del Puerto de Güimar; a unos ocho kilómetros de su punto de partida. La investigación posterior, una vez fue remolcado a muelle, reveló la existencia de rastros de sangre, según ha confirmado la Guardia Civil. Esos restos están siendo analizados en Madrid para determinar si son humanos y si pertenecen a alguno de los desaparecidos.
Miembros del dispositivo, además, encontraron durante la tarde-noche del jueves una silla infantil de retención en vehículos flotando en el mar, cerca del lugar donde se localizó la embarcación de recreo que utilizó el hombre, hallada el jueves vacía y a la deriva. La Guardia Civil ha informado este viernes de que la familia ha identificado la silla como propia. Las Fuerzas de Seguridad han practicado registros en propiedades del padre de las pequeñas y de familiares directos, así como en hoteles y pensiones de toda la isla. El juzgado número 3 de Güímar, encargado de instruir la causa, ha enviado un requerimiento a varios bancos para que comprueben si Gimeno realizó algún movimiento antes de que se le perdiera el rastro.
Tomás Antonio Gimeno se llevó a sus hijas el martes a las 17.00 y tendría que haberlas devuelto a las 21.00. No lo hizo. En vez de eso, se puso en contacto con su expareja, avisándola de que no volvería a ver a las niñas ni a él. La mujer denunció la desaparición en la noche de ese mismo martes. Poco después, Gimeno se puso en contacto con su propio padre a través de una red social para, supuestamente, anunciarle que tenía planes de quitarse la vida, según informa el periódico local Diario de Avisos.
Esa noche, mientras su expareja ponía la denuncia ante la Guardia Civil, las cámaras de seguridad del Puerto Deportivo Marina Tenerife, en Santa Cruz de Tenerife captaron al hombre entrando y saliendo hasta en tres ocasiones del recinto para zarpar finalmente en su barco sobre las 0.30. Según ha explicado su responsable, Enrique Alonso, el padre llegó en su coche a las 21.30, lo aparcó frente al pantalán y descargó una serie de bolsos y enseres. El guardián que hacía el turno de noche se lo encontró de frente, según explicó Alonso a la Cadena Ser, y asegura no haber visto a las niñas. Tampoco las cámaras revelan si estaban con él. Gimeno volvió a salir del puerto deportivo sobre las 21.50 horas, para regresar alrededor de las 23.30 horas. Finalmente, a las 00.30 el barco zarpó de las instalaciones.
Gestión de fincas
Tomás Gimeno es una persona conocida en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. De familia acomodada, estudió Turismo y Administración de Empresas, según relatan personas cercanas que desean permanecer en el anonimato, y trabaja en los negocios familiares, que incluyen la gestión de varias fincas. Gimeno vive en Igueste de Candelaria, en el municipio de Candelaria, en el este de la isla. Él y su expareja perdieron a una niña antes de nacer Anna. Ninguno de los vecinos preguntados mantenía una relación estrecha con el desaparecido.
Fuentes de la investigación indicaron el pasado jueves a EFE que su expareja, Beatriz L., comunicó en diciembre a la Guardia Civil que su expareja la había amenazado verbalmente. Aquella vez, sin embargo, no quiso presentar denuncia. Los agentes, no obstante, realizaron un seguimiento, según marca el protocolo de violencia de género y, en marzo, volvieron a preguntarle. La mujer dijo entonces que el episodio de las amenazas de diciembre no se había repetido.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güimar abrió diligencias previas ya desde el miércoles por la presunta comisión de un delito de secuestro por este caso, según el Tribunal Superior de Justicia de Canarias. El caso se ha catalogado “como una desaparición de alto riesgo” desde que se tuvo conocimiento.