Decenas de gais en Marruecos ven desvelada su orientación sexual a través de Internet

Un marroquí homosexual afincado en Turquía expone en Instagram la identidad de miembros de la comunidad LGTB para denunciar la hipocresía social

Arresto de una activista de Femen en una protesta de 2016 en Beni Melal (Marruecos) por el juicio a un homosexual.Fadel Senna (AFP)

El ciudadano marroquí Naoufal Moussa, también conocido como Sofia Taloni, residente en Estambul y presentado en su propio perfil de Instagram como gay, ha desatado en Marruecos una caza de brujas contra los miembros de la comunidad LGTB (Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transgénero). En varios vídeos, Taloni reveló a sus 600.000 seguidores de Instagram los perfiles de al menos 50 miembros del colectivo LGTB que habían utilizado aplicaciones de citas gais. El supuesto objetivo de su caza de brujas era denunciar la hipocresía de la sociedad.

Aunque la cuenta de Instagram ha sido eliminada, l...

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El ciudadano marroquí Naoufal Moussa, también conocido como Sofia Taloni, residente en Estambul y presentado en su propio perfil de Instagram como gay, ha desatado en Marruecos una caza de brujas contra los miembros de la comunidad LGTB (Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transgénero). En varios vídeos, Taloni reveló a sus 600.000 seguidores de Instagram los perfiles de al menos 50 miembros del colectivo LGTB que habían utilizado aplicaciones de citas gais. El supuesto objetivo de su caza de brujas era denunciar la hipocresía de la sociedad.

Aunque la cuenta de Instagram ha sido eliminada, las revelaciones de Sofia Taloni han provocado una campaña de acoso en pleno confinamiento a causa de la pandemia, según denuncian varias asociaciones. Betty Lachgar, portavoz del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (Mali), asegura que se ha registrado un suicidio en Rabat a raíz de esta caza de brujas. En Marruecos, como en la inmensa mayoría de sociedades musulmanas, las relaciones entre personas del mismo sexo están castigadas con hasta tres años de cárcel.

Lachgar cuenta que Sofia Taloni comenzó a perpetrar su campaña el 13 de abril, en un directo en Instagram. “Comenzó a discutir con un joven y a decirle que era gay, cosa que él negó con tal de no verse descubierto. Para probar su afirmación Sofia le mostró su perfil en la aplicación Grindr. Varios homosexuales la criticaron por hacer eso y Sofia, para vengarse y denunciar la hipocresía social, reveló más identidades. Hizo un llamamiento a las mujeres para que mirasen en aplicaciones de citas gais que estaban siendo utilizadas por sus familiares, vecinos o padres”.

Betty Lachgar asegura que varios homosexuales han sufrido chantaje financiero para que no se revele su identidad. “Además, se están creando perfiles en las aplicaciones de citas con fotos de personas gais. Esos perfiles no los crean los propios gais, pero de pronto se están viendo desenmascarados. Nosotros denunciamos la homofobia de Estado, que es la raíz de todo lo que está sucediendo”.

Human Rights Watch relata en un comunicado el caso de un universitario gay de 23 años a quien su hermano ha echado de casa tras descubrir su orientación sexual durante esta campaña de delaciones. “He dormido en la calle tres días y no tengo adonde ir. Porque a causa de la covid-19 ni siquiera mis amigos íntimos me ofrecen sus casas”, señala el estudiante. La ONG indica que el universitario teme por su seguridad si vuelve a compartir techo con su hermano.

Un activista de la asociación Akaliyat, que solicita el anonimato, explica que Naoufal Moussa ha atacado también a varias asociaciones y militantes de la lucha contra el sida. “Son gente que trabaja muy duro para proteger los derechos de la minoría y para que los servicios de sanidad estén al alcance de todos”.

Abdelá Taia, escritor marroquí de 46 años afincado en Francia, fue el primer intelectual en revelar su condición de gay hace más de una década. A raíz de este suceso ha escrito en el sitio digital Têtu contra el silencio del Estado y de los políticos. Taia se vale de la ironía para cargar contra la cobardía social: “Los marroquíes son expertos en el doble juego, en presentar la buena cara en el buen momento y esconder lo que haya que esconder. Pero cuando llega la ocasión de divertirse, de matar a otro a base de bromas, no se desperdicia la ocasión. Así que la nueva temporada de la caza al gay ha comenzado. Es mejor que Netflix. Únanse al movimiento”.

El escritor analiza también el silencio del Estado y de aquellos que se muestran calladamente indignados. “¿Y los otros? ¿Esos que no están de acuerdo con todo esto? ¿Dónde están? ¿Qué hacen ellos? ¿Callar una vez más?” Y responde él mismo: “Es complicado, amigo. Es peligroso para ellas, para ellos. ‘No podemos expresar nuestro apoyo porque van a creer que nosotros también somos [gais]’. Lo entendemos, les entendemos. No es culpa de ellos. Cuando el Estado no protege todo el mundo tiene miedo. Miedo de todo. Miedo de perderlo todo por un click: familia, trabajo, casa. En pleno coronavirus pueden encontrarse en la calle. Lo comprendemos. Muy sinceramente, les comprendemos”.

Por su parte, el presidente de la mayor ONG del país, la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), Aziz Rhali, ha expresado su temor a que el Gobierno aproveche esta tragedia para endurecer las condiciones de libertad de expresión sobre las redes sociales. El Consejo de Gobierno aprobó el 19 de marzo un polémico proyecto de ley sobre el uso de redes sociales. El proyecto ha recibido muchas críticas, tanto en las redes sociales como entre los partidos de la oposición.

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