Europol alerta del elevado nivel de pornografía infantil que circula por Internet

La colaboración europea permite identificar 241 víctimas en 2018

Agentes de Guardia Civil revisan archivos de supuestos pedófilos a principios de este año. Guardia Civil

La lucha contra la pornografía infantil requiere muchos más recursos públicos. Europol, la agencia europea que coordina la persecución de grandes delitos, alerta de la gran cantidad de material con abusos a menores que esconde Internet. “Es muy abundante; hay mucho más de lo que podemos analizar. Se necesita más inversión y colaboración entre Estados”, explicó este jueves Fernando Ruiz Pérez, jefe de operaciones del Centro Europeo de Cibercrimen, dependiente de Europol, en una comparecencia en el Senado.
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La lucha contra la pornografía infantil requiere muchos más recursos públicos. Europol, la agencia europea que coordina la persecución de grandes delitos, alerta de la gran cantidad de material con abusos a menores que esconde Internet. “Es muy abundante; hay mucho más de lo que podemos analizar. Se necesita más inversión y colaboración entre Estados”, explicó este jueves Fernando Ruiz Pérez, jefe de operaciones del Centro Europeo de Cibercrimen, dependiente de Europol, en una comparecencia en el Senado.

Este centro, dedicado desde 2013 a combatir los delitos cibernéticos en la UE, ha situado la pornografía infantil como uno de sus tres pilares de actuación. El motivo es que una buena parte de los abusos a menores se apoya de alguna manera en Internet. La cooperación entre Estados ha propiciado este año el rescate de 241 víctimas, un número aún modesto para la magnitud del problema. Este alto cargo de Europol insta a los países a compartir más información. Porque Europol, con sede en La Haya, no tiene competencias para investigar por su cuenta. Cuando encuentra material presuntamente delictivo, lo envía al país de donde procede (no siempre se logra identificar el origen). También actúa cuando varios Estados europeos le piden cooperación sobre un caso concreto.

La modestia de los resultados llevó a este centro europeo a abrir una nueva estrategia el año pasado. “¿Qué hacemos cuando no tenemos elementos? Tras mucho debate, decidimos pedir ayuda al público”, aseguró Ruiz Pérez ante la comisión mixta sobre seguridad nacional en la que participan el Congreso y el Senado. Lo que hizo esta unidad es abrir un apartado de su página web en el que muestra algunos elementos —objetos, marcas, ubicaciones…— hallados en vídeos con contenido sexual de menores. Eso permite a algunos ciudadanos dar pistas que ayuden a dar con la víctima o con el explotador. “En un año hemos recibido más de 20.000 indicios, que han permitido identificar a ocho víctimas”, explicó este responsable. Europol pretende abundar más en esta vía.

Como ejemplo de las dimensiones que adquieren estos delitos, el alto cargo relató el caso de una plataforma recientemente desmantelada que contaba con 80.000 usuarios registrados. Entre ellos había algunos denominados VIPS que, para recibir esa etiqueta, debían mostrar contenido de abusos sexuales a menores. El llamado Internet oscuro, redes de acceso restringido que encubren todo tipo de transacciones delictivas, camufla también muchos casos de pornografía infantil, según las explicaciones de este experto. “Es un terreno perfecto para el cibercrimen”, concluyó.

Además de la explotación infantil, el Centro Europeo de Cibercrimen dedica sus esfuerzos a perseguir fraudes electrónicos (por ejemplo, a través de tarjetas) y a combatir los ciberataques (como los que amenazan el funcionamiento de infraestructuras sensibles de toda la UE).

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