Centenares de personas hacen cola para escuchar a la feminista Angela Davis

“Ninguna sociedad florecerá si mantiene la violencia contra el ser humano y el medio ambiente”, dice la activista estadounidense

Centenares de personas hicieron cola para escuchar a Angela David. INMA FLORES

La fuerza del movimiento feminista en España es imparable. De ello da evidencia la repercusión de la conferencia que ha ofrecido este jueves la estadounidense Angela Davis, de 75 años, líder feminista y rostro destacado del MeToo. La ha ofrecido ante centenares de personas (unas 500) que han abarrotado la madrileña Casa Encendida después de hacer una cola que se extendía más allá del edificio cultural madrileño. Cerca de 300 personas se quedaron fuera del centro cultural. La Asociación de Mujeres de Guatemala ha organizado esta conferenci...

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La fuerza del movimiento feminista en España es imparable. De ello da evidencia la repercusión de la conferencia que ha ofrecido este jueves la estadounidense Angela Davis, de 75 años, líder feminista y rostro destacado del MeToo. La ha ofrecido ante centenares de personas (unas 500) que han abarrotado la madrileña Casa Encendida después de hacer una cola que se extendía más allá del edificio cultural madrileño. Cerca de 300 personas se quedaron fuera del centro cultural. La Asociación de Mujeres de Guatemala ha organizado esta conferencia junto con la Casa Encendida.

Muchas gente se ha quedado fuera porque “la cosa estaba imposible”. Así lo cuenta Carmen, feminista “de toda la vida”, de 47 años. Esta mujer viene del trabajo a la conferencia porque se lo recomendó una amiga de Granada, cuenta. Igual que Amaya y Eva, dos jóvenes de 20 y 21 años que se acaban de conocer a las puertas del auditorio, mientras ruegan para que les dejen entrar y que tras un tira y afloja con las personas de control, lo consiguen y se meten corriendo con la sonrisa en la cara. “Somos feministas. Esta mujer es un referente y venimos a escucharla”, aseguran.

 Y lo hacen. Aplauden todas cuando Davis dice que “la violencia de género no es algo que sea debido solo a hombres que son malvados, sino que es consecuencia de lo que ha ocurrido en la historia, de la violencia”. Su voz retumba por el eco de la sala y cuando se apagan los aplausos sigue: “No podemos pedir la igualdad de las mujeres en instituciones que no cambian”. Se refiere, entre otras, al ejército y al matrimonio. E invita a pensar en el papel de estas estas en el mundo, porque “las mujeres se han levantado para cambiarlas”.

 La voz de Davis suena potente y su discurso es una inyección de feminismo, que, cuenta la estadounidense “no es una sola cosa”. “Ninguna sociedad florecerá si mantiene la violencia contra el ser humano y el medio ambiente”, zanja. La conferencia acaba y las largas colas a vuelven. Esta vez para saludar a Davis.

 

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