Reportaje:

Aprender con fichas Lego

Un grupo de alumnos de la Ikastola Lauro participa en un concurso internacional con un robot fabricado con piezas de juguete

Están nerviosos. Hacen las últimas pruebas y todo parece salir mal. Siete alumnos de 4º de ESO de la Ikastola Lauro de Loiu (Vizcaya) prueban una especie de excavadora hecha con piezas de Lego en una de las salas del polideportivo del centro. En menos de 24 horas viajarán hasta Atlanta (Estados Unidos) para participar en la First Lego League (FTL), una competición que reúne a 100 equipos de jóvenes de secundaria y en la que se enfrentan con sus robots, en este caso, la excavadora.

Es la primera vez que asisten a la prueba y a pesar de no haber sido los mejores tanto a nivel regional (fu...

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Están nerviosos. Hacen las últimas pruebas y todo parece salir mal. Siete alumnos de 4º de ESO de la Ikastola Lauro de Loiu (Vizcaya) prueban una especie de excavadora hecha con piezas de Lego en una de las salas del polideportivo del centro. En menos de 24 horas viajarán hasta Atlanta (Estados Unidos) para participar en la First Lego League (FTL), una competición que reúne a 100 equipos de jóvenes de secundaria y en la que se enfrentan con sus robots, en este caso, la excavadora.

Es la primera vez que asisten a la prueba y a pesar de no haber sido los mejores tanto a nivel regional (fueron los cuartos de Euskadi) como estatal, han sido seleccionados porque el equipo, Laurosonic, encarna los valores de la competición: trabajo en equipo y afán de superación.

En la prueba se enfrentan 100 equipos de jóvenes de secundaria
Han desarrollado además un proyecto real sobre transporte eficiente

Lo que puede parecer un juego se enmarca dentro de la asignatura de Tecnología y les ha llevado hasta perder sus vacaciones de Semana Santa que han invertido en poner a punto su robot y planificar otros aspectos de la competición. En cinco minutos deben resumir su trabajo en cuatro pruebas.

"La más difícil porque es en la que falla todo", explica Amaia Pérez, la profesora de Tecnología, mientras no quita ojo y corrige a sus alumnos, es en la que demuestran qué es capaz de hacer su robot. La máquina debe seguir un itinerario en el que va recogiendo argollas, o utilizando pequeñas placas para sortear obstáculos. La meta es una diana negra y amarilla hasta la que tienen que transportar a cuatro muñecos Lego.

Los movimientos del invento están programados, un sólo fallo de cálculo y los errores se pueden suceder en cadena. Paul Aurre, de 17 años, el portavoz del equipo pierde los nervios y con la mano derriba lo que tendría que hacer su máquina. "Ha sido muy divertido, pero también duro. Siempre falla algo", señala el capitán, "como has visto sólo por el nivel de carga de la batería, tira [el robot] de una manera o de otra".

Además, deberán superar otras tres pruebas, la presentación del proyecto técnico en la que explican qué fallos han tenido y cómo los han solucionado. Otra científica en la que han elaborado un estudio sobre Transporte eficiente, la temática este año de la FTL, para ello han desarrollado un plan real que incluye bicis eléctricas, recargadas con energía solar, para el municipio de Getxo. Y la cuarta, y la que les ha permitido llegar hasta allí, demostrar el trabajo en equipo.

En los últimos ensayos antes de ir hacia Atlanta, los profesores de lengua, inglés y el director del centro, les animan. También les han ayudado con la pronunciación de las presentaciones en inglés o a sintetizar todo el trabajo realizado. Ellos se han volcado en el robot, hasta tenido que buscar patrocinadores que les financien el viaje, y el centro, en ellos.

Alumnos de la ikastola Lauro prueban el robot antes de ir al concurso de Estados Unidos.LUIS ALBERTO GARCÍA

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