Intentan liberar a unos delfines varados en un acantilado de Lugo

Una familia de unas 20 falsas orcas fue avistada ayer en el acantilado conocido como Perlouro

Protección civil de Burela intenta esta mañana empujar hacia el mar a un grupo de unos 20 delfines varados anoche en una zona muy rocosa de esta localidad lucense, así como retirar los cuerpos de varios de estos cetáceos de gran tamaño que murieron la pasada noche entre los acantilados.

Se trata de una familia de falsas orcas u orcas bastardas -Pseudorca crassidens- de unos 20 miembros que, según ha informado el responsable de Medio Ambiente de Burela, José María González, fue avistada sobre las 19.30 horas de ayer en el acantilado conocido como Perlouro, donde se apreció que se ...

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Protección civil de Burela intenta esta mañana empujar hacia el mar a un grupo de unos 20 delfines varados anoche en una zona muy rocosa de esta localidad lucense, así como retirar los cuerpos de varios de estos cetáceos de gran tamaño que murieron la pasada noche entre los acantilados.

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Se trata de una familia de falsas orcas u orcas bastardas -Pseudorca crassidens- de unos 20 miembros que, según ha informado el responsable de Medio Ambiente de Burela, José María González, fue avistada sobre las 19.30 horas de ayer en el acantilado conocido como Perlouro, donde se apreció que se "lanzaban contra las rocas". Pese al intento de los miembros de Protección Civil de que se que se internasen en el mar, los delfines regresaban una y otra vez hacia las piedras y las tareas se suspendieron anoche, para reanudarlas al amanecer.

González ha explicado que todavía no puede determinar el número de ejemplares, de entre dos y seis metros de longitud, que han muerto, aunque ha descartado que se vaya a intentar recoger los cuerpos mediante lanchas zódiac, ya que la zona en que se encuentran no tiene acceso por tierra.

Descartan el fuel como causa

Además, también se trata de empujar hacia el mar los cetáceos que todavía viven, varios de los cuales tienen heridas en las aletas y en el cuerpo. Esta misma mañana se ha podido ver a varios de ellos cerca del puerto de Burela.

El responsable de Medio Ambiente asegura desconocer cuál es el motivo por el que estos animales decidieron acudir a morir al acantilado, pero considera que "por el fuel no debe ser". Según los expertos, algún miembro de esta familia de falsas orcas podría estar enfermo y haber guiado a los demás contra las rocas.

La falsa orca es una especie de color gris oscuro, casi negro, similar al calderón, pero con un cuerpo es más estilizado y afilado. También se diferencian en la cabeza, más pequeña y con una protuberancia en la frente, y en la longitud de los dientes. Las falsas orcas, que miden de adultos entre cinco y seis metros, suelen formar grupos de entre 20 y 40 individuos y su carácter confiado y activo hace que no duden en acercarse a las embarcaciones.

Así, es frecuente encontrarlas junto a los bancos de atunes, a los que persiguen en busca de presas. Ampliamente distribuida en el mundo, habita en ambientes tropicales y en islas de origen volcánico, como Hawai y las Galápagos. En ocasiones se las puede ver en bahías y ensenadas frías del Norte de Europa hasta Noruega. Es la primera vez que se avistan en Galicia

Miembros de Protección civil de Burela socorren al grupo de unos 20 calderones, atrapados en esta zona muy rocosa.EFE

Ballenas varadas en Nueva Zelanda

Un total de 39 de las 159 ballenas se encontraban varadas en una playa en Eastern Bay, en la isla Stewart (sur de Nueva Zelanda) desde el pasado lunes por la noche, han sido liberadas y han logrado volver al mar. Sin embargo, el resto falleció en la playa.

El hecho de que la tragedia no se detectara hasta ayer por la tarde impidió que se pudiera rescatar con vida a más cetáceos, ya que cuando los equipos de rescate llegaron a la playa ya había 80 ballenas muertas. Pese a los enormes esfuerzos por su rescate, sólo 39 han conseguido sobrevivir a las altas temperaturas, gracias a la ayuda de unos 300 voluntarios, en su mayoría habitantes de la isla, y a primeras horas de la noche se encontraban ya a 2,4 kilómetros de la costa.

Para alejar a estos mamíferos se han empleado pequeños botes y un avión sobrevolará la zona hasta mañana para comprobar que no regresan a la playa. Esta zona se ha convertido en un cementerio de ballenas en los últimos cinco años. En 1998, un grupo de 300 ballenas quedaron varadas, sin que pudieran ser rescatadas. Dos años antes otros 50 mamíferos de este tipo fallecieron del mismo modo.

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