Las claves que han llevado a Jacinda Ardern a ser considerada «la líder más eficaz del planeta»

Analizamos cómo ha conseguido, a través de un liderazgo empático pero firme, convertirse en un referente político en todo el mundo.

El pasado 17 de octubre Jacinda Ardern fue reelegida como primera ministra de Nueva Zelanda tras una contundente victoria en las urnas. La candidata del Partido Laborista conseguía un amplio porcentaje de votos que le permitirá gobernar, si así lo desea, en solitario. Lo cierto es que la política neozelandesa se ha convertido en un referente mundial y lleva tiempo recibiendo halagos dentro y fuera de su país. En abril de este año, tras analizar su gestión de la crisis por el coronavi...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El pasado 17 de octubre Jacinda Ardern fue reelegida como primera ministra de Nueva Zelanda tras una contundente victoria en las urnas. La candidata del Partido Laborista conseguía un amplio porcentaje de votos que le permitirá gobernar, si así lo desea, en solitario. Lo cierto es que la política neozelandesa se ha convertido en un referente mundial y lleva tiempo recibiendo halagos dentro y fuera de su país. En abril de este año, tras analizar su gestión de la crisis por el coronavirus, el medio estadounidense The Atlantic la señalaba como candidata a convertirse en la líder más eficaz del planeta. Y en 2019 la revista Fortune la eligió como la segunda mejor líder mundial en su clasificación de 50 candidatos. Ante esta realidad cabe preguntarse cuáles son las claves de su liderazgo y por qué todos ven en ella un ejemplo de cómo debe actuar un dirigente en un momento como el actual.

Empatía y humanidad

Uno de los términos que más se repite cuando se habla de Ardern es el de empatía. Los expertos atribuyen a esta cualidad de la política neozelandesa su gran capacidad para conectar con los ciudadanos. La primera muestra de ello se produjo en marzo de 2019 cuando Nueva Zelanda vivió el peor ataque terrorista de su historia. Un ultraderechista islamófobo disparó contra las personas congregadas en dos mezquitas de la ciudad de Christchurch y mató a 51 de ellas. Ardern, una persona que abandonó la fe mormona en la que había sido educada, realizó entonces un discurso inclusivo, antixenófobo (muchas de las víctimas eran inmigrantes) y respetuoso con la comunidad musulmana del país. “Ellos son nosotros”, señaló, y como gesto de respeto utilizó un hijab, un velo negro, para cubrir su cabeza en los encuentros que mantuvo con los familiares de las víctimas.

Ardern salió fortalecida también de otra crisis que tuvo que asumir en su primer mandato: la erupción del volcán Whakaari que acabó con la vida de 16 personas en diciembre de 2019. Y, recientemente, mientras los neozelandeses veían como la economía entraba en recesión tras la crisis del coronavirus, Ardern anunció un recorte del 20% de su sueldo y el de los ministros y ejecutivos públicos.

Jacinda Ardern con hijab después de los atentados de Christchurch. (Getty)Hagen Hopkins (Getty Images)

Firmeza

Esa empatía, sin embargo, no está reñida con su determinación para legislar y gobernar. Tal y como explicaba a EL PAÍS una persona que trabaja cerca de ella –la diputada laborista Priyanca Radhakrishnan– Ardern combina la empatía con la fuerza. Es decir, su carácter amable y bondadoso no le impide tomar decisiones vehementes. En la reciente crisis del coronavirus la primera ministra decidió cerrar el país mucho antes que la mayoría con unos datos de contagios muy reducidos. Ardern apostó por el confinamiento y el cierre estricto de las fronteras a la población para contener la pandemia. Una estrategia que volvió a utilizar cuando posteriormente se registró algún brote en las ciudades más concurridas y que, en su caso, ha resultado satisfactoria porque Nueva Zelanda sólo ha registrado hasta el momento 25 fallecidos en una población de cinco millones de habitantes. Desde entonces, y a pesar de haber recibido críticas por su impacto en la economía del país, la primera ministra ha defendido que las personas están por encima de la economía.

Tras el atentado de Christchurch la primera ministra también apretó para reformar de manera urgente la ley armamentística del país, logrando que el Parlamento aprobara por unanimidad la prohibición de armas automáticas y semiautomáticas como las que había usado el terrorista.

Jacinda Arden ha demostrado ser una política de convicciones e ideas firmes.Getty (Getty Images)

Autenticidad

Andrei Alexander Lux, experto en liderazgo y comportamiento organizativo, explicaba en este artículo que el rasgo más apreciado de Jacinta Ardern como líder es su autenticidad. “Cómo nos sentimos respecto a nuestro jefe se traduce en cómo vemos a la compañía en su conjunto de igual forma en que los líderes políticos representan a la nación”, señalaba Lux. Y sería, por tanto, a través de su honestidad y autenticidad que Ardern está consiguiendo que los neozelandeses se vean representados en ella y en los valores que proyecta para el conjunto de el país.

Durante uno de los debates electorales en los que participó recientemente, y con el debate de la legalización de la marihuana sobre la mesa,  la primera ministra admitió haberla probado “hace mucho tiempo”. Al contrario de lo que podría esperarse, su revelación no ha tenido un efecto negativo sobre su imagen, sino que ha contribuido a que sus ciudadanos sigan viéndola como una persona honesta.

Jacinda Arden junto a su marido y su hija en la cocina de su casa.Getty (Office of the Prime Minister of )

Comunicación cercana

Esa imagen de persona normal y accesible se dejó notar también durante el confinamiento. Ardern –que tiene estudios en comunicación y relaciones internacionales– comparecía habitualmente en Facebook Live desde su casa con ropa cómoda e informal. Unos encuentros en los que al mismo tiempo que compartía información sobre la gestión del gobierno, mostraba sus dudas y preocupaciones sobre un fenómeno que se escapaba al control de casi todo el mundo.

Algo que también ha alabado de ella la que fuera primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, que considera que la gente confía mucho en ella porque no siente que Ardern “les esté dando un discurso, si no que se sitúa junto a ellos”. De esta forma, aunque los ciudadanos no entiendan muy bien por qué el gobierno toma una decisión en concreto sí pueden llegar a confiar en que “ella los está respaldando”.

Apuesta por el feminismo y la igualdad de género

Desde que se convirtió a sus 37 años en la mujer más joven en asumir el cargo de Primera Ministra de Nueva Zelanda, Ardern no ha hecho más que romper estadísticas sobre conciliación y la situación de las mujeres en posiciones relevantes. En 2017, tres meses después de llegar a su puesto, anunció que estaba embarazada de su primera hija, Neve. Cuando esta nació Ardern se convirtió en la primera gobernante del mundo en acogerse a un permiso de maternidad durante su mandato y en la segunda en dar a luz durante el cargo.

Preguntada precisamente por el permiso de maternidad durante una entrevista, Ardern respondió que resultaba “inaceptable” que las mujeres tuvieran que seguir respondiendo a esa pregunta a día de hoy. “La decisión de una mujer sobre cuándo quiere ser madre no debería predeterminar si se les ofrece o no un trabajo”, apuntó entonces.

La política neozelandesa ha agradecido en varias ocasiones la aportación de su marido en los cuidados de su hija y ha acudido con ellos a eventos públicos como la asamblea general de las Naciones Unidas en Nueva York dando visibilidad a la necesidad de conciliación de las familias con niños. Aunque asegura que es consciente de que muchas mujeres no pueden hacerlo porque no disponen de sus mismos privilegios, Ardern siempre ha defendido los derechos de las mujeres y ha señalado a las políticas de igualdad como prioritarias en sus mandatos. Entre ellas, la defensa de la despenalización del aborto o que la niñas y adolestecentes tengan acceso gratuito en los institutos a productos sanitarios como compresas o tampones. Una medida que se implantará en 2021 y que quiere contribuir también a otra de sus obsesiones: terminar con la pobreza infantil.

Jacinda Arden en una manifestación por los derechos de las mujeres.Getty (Getty Images)

Sobre la firma

Archivado En