‘Egoempollones’: lo último en internet es presumir de apuntes molones
Las redes sociales han sido invadidas por la comunidad de estudiantes studyblr, que comparte y glamoriza sus horas de aprendizaje.
Primero fueron los youtubers y las egobloggers. Después llegaron los foodies y los gamers. Ahora el foco apuntaba a los instagramers y los streamers. Pero todavía no hemos terminado de explotar del todo el sufijo –ers. La imaginación de las redes para crear tendencias de la nada continúa dando sus frutos. Una vez hemos presumido ante nuestros seguidores de vestido, menú, ingenio y partida perfecta, ¿qué nos queda? Pues todo aquello a lo que dedicamos el resto de nuestro tiempo. En el caso de los más jóvenes, el estudio. ...
Primero fueron los youtubers y las egobloggers. Después llegaron los foodies y los gamers. Ahora el foco apuntaba a los instagramers y los streamers. Pero todavía no hemos terminado de explotar del todo el sufijo –ers. La imaginación de las redes para crear tendencias de la nada continúa dando sus frutos. Una vez hemos presumido ante nuestros seguidores de vestido, menú, ingenio y partida perfecta, ¿qué nos queda? Pues todo aquello a lo que dedicamos el resto de nuestro tiempo. En el caso de los más jóvenes, el estudio. Miles de estudiantes se unen en plataformas como Tumblr e Instagram para glamorizar eso de hincar los codos. Presumiendo de esquemas, material escolar u caligrafía, compartiendo su experiencia de estudio y colaborando con otros para hacerla más llevadera. Por supuesto, respetando un elevado sentido armónico y estético. La comunidad ha sido bautizada como studyblr (o studygram, dependiendo de la plataforma) y vendría a ser la actualización 2.0 de aquella compañera de clase que impresionaba al resto con unos apuntes dignos de exhibirse en una galería. Los tachones han pasado a mejor vida.
El fenómeno comenzó en 2014 a partir de algunos textos y frases motivacionales para el estudio que se convirtieron en virales en la red social Tumblr. Desde entonces la comunidad ha crecido a un ritmo estable, cosechando más de dos millones de ‘Me gusta’ durante este año. En Instagram, el hashtag #studygram cuenta con cerca de medio millón de publicaciones. Además del hecho exhibicionista –mi espacio de estudio y mi caligrafía es cool–, el espíritu de la comunidad reside en la cooperación con tus seguidores. Los autores de los blogs, con una abrumadora mayoría del sexo femenino, comparten consejos, esquemas y calendarios realizados por ellos mismos para que cualquiera pueda descargarlos. Es la enésima exaltación de lo analógico en el medio digital, una circunstancia cada vez más en boga de las nuevas generaciones como simbolizan las cintas de casete de Por 13 razones.
Son colegas y orientadoras, compartiendo el estrés por un examen durante las horas en vela en la madrugada y asesorando e inspirando en cuestiones lectivas y laborales. Clara Tang, una estudiante de Hong Kong, tiene uno de estos blogs. «Empecé mi studyblr en el segundo semestre de mi primer año universitario. Estaba cansada de tener malas notas y no contar con la motivación suficiente», explica a S Moda. «No solo mis notas han mejorado, también mi actitud ante la educación, mi motivación y disciplina para conseguir acabar lo que empiezo. Escribir este blog ha sido increíblemente útil para mí y se lo recomiendo a todo el mundo», nos confiesa Emma, estudiante británica de 20 años y autora de Emma Studies, uno de los studyblrs más seguidos en el mundo.
El apartado artístico juega un papel fundamental en las imágenes que pueblan esta red. Si el aguacate es el rey del mundo foodie, aquí los súbditos se arrodillan ante el subrayador Stabilo. El boss. El de la punta gorda y familia fluorescente. El éxito entre los studyblrs, que podríamos denominar como egoempollones, depende también de una caligrafía excelsa, un espacio de estudio que transmita paz (ya sea escritorio o cama) y un presupuesto holgado para adquirir bolígrafos y rotuladores de marca, cuadernos de cuero y un portátil. De los de la manzana, si puede ser. También comparten una extensión para el navegador Chrome llamada Momentum, en la que puedes marcar los objetivos diarios. «Esta la peor parte del universo studyblr«, apunta la bloguera de Emma Studies. «Cada poco tiempo me preguntan si se necesita de un pack especial de bolígrafos y subrayadores, una marca específica de cuadernos o un ordenador caro para tener este tipo de blog, y no podría estar más alejado de la realidad. Claro que se puede formar parte de la comunidad sin este tipo de cosas. Eso no va a mejorar tus notas. El trabajo duro y la determinación sí». La dictadura del like obliga a superarse diariamente en estos espacios. Hay que sorprender al seguidor y como en cualquier otro sector bloguero, mantener uno es caro, tanto en lo referido a la economía como al ingenio y al tiempo.
Precisamente este es uno de los inconvenientes que padres y educadores encuentran a lo que en principio parece el sueño dorado de cualquiera de ellos. Por inspirador y enriquecedor que pueda ser, navegar en blogs de estudio no es estudiar. Igual que leer libros de recetas no te convierte en cocinero ni ver mucha televisión en crítico de series (lo sentimos, seriéfilos del mundo). Según afirma la profesora universitaria Lee Humhpreys en el artículo de The Verge, Welcome to studyblr: a beautiful, stressful wonderland (Bienvenidos a studyblr: un hermoso, estresante país de las maravillas) “la gente suele confundir entre saber y leer sobre algo y realizar la actividad en sí. Es empíricamente cuestionable que desarrollar sentimientos positivos hacia ello provoque que los blogueros estudien más”. Los teóricos de la comunicación contemporáneos Lazarsfeld y Merton definen este proceso como “disfunción narcotizante”.
A Mulan Writes, como acuñó su blog, Clara Tang puede dedicarle hasta cuatro horas por cada entrada. Un tiempo que no pasó estudiando pero que sí supuso un estímulo para sus resultados. “Mis notas subieron y sobre todo mi motivación, que probablemente sea la causa de la mejora. En la comunidad studyblr nos motivamos mucho los unos a los otros”. Un espíritu colaborativo que la periodista y escritora Kaite Welsh cree que va más allá de la anécdota en su artículo El ascenso de los studyblr, publicado en la web educativa Bright. “En lugar de reducirse a un pequeño grupo de adolescentes empollones intercambiando consejos y recomendaciones, lo que podemos estar presenciando en el mundo studyblr es la infancia de una nueva economía que comparte la información”. Y su exuberante colección de rotuladores Rotring.
http://instagr.am/p/BUCGXUCg4Vu/
http://instagr.am/p/BT96eUoBCEN/