Sin ellas no entenderías a Kim Gordon (ni a un Nobel)

Hablamos con tres traductoras de los libros más vendidos para dar luz a un oficio que casi siempre está en la sombra

Cortesía de Contra

Un alarmante 35% de la población no lee nunca. El restante 66,1% lee con regularidad –se lleva la palma la novela histórica–, siendo la mitad mujeres. También son muchas las féminas que copan el sector editorial y el del noble oficio de la traducción que hace posible que la gran mayoría acceda en castellano a muchos de los autores internacionales más conocidos. Su importancia, no siempre reconocida, salta a la vista cuando se compara nuestro mercado con otros, como el del Reino Unido: mientras allí las traducciones representan sólo el 3% de su oferta, en España nos situamos en torno a un 20%...

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Un alarmante 35% de la población no lee nunca. El restante 66,1% lee con regularidad –se lleva la palma la novela histórica–, siendo la mitad mujeres. También son muchas las féminas que copan el sector editorial y el del noble oficio de la traducción que hace posible que la gran mayoría acceda en castellano a muchos de los autores internacionales más conocidos. Su importancia, no siempre reconocida, salta a la vista cuando se compara nuestro mercado con otros, como el del Reino Unido: mientras allí las traducciones representan sólo el 3% de su oferta, en España nos situamos en torno a un 20%. “Los traductores han peleado mucho para que se les considere como lo que son: las personas indispensables para que la gente pueda entenderse y el mundo pueda funcionar. Si los traductores y los intérpretes decidieran estar una semana sin traducir se pararía todo. Por lo demás, el traductor literario es el que permite que no haya literaturas nacionales, sino literatura universal. Esto último ya se nos va reconociendo”, afirma sin ambages María Teresa Gallego Urrutia, uno de los nombres clave de la traducción española que recuerda también que fue una mujer, la republicana, autodidacta y viajera Consuelo Berges, el primer traductor que consiguió que una editorial le reconociera sus derechos de autor como obra propia en la década de los sesenta.

Con sus traducciones de Balzac, Maupassant, Jean Genet, Pierre Michon y Amin Maalouf, entre otros, Gallego Urrutia ha recibido reconocimientos como el Premio Nacional de Traducción, el Premio Stendhal o la Orden de las Artes y las Letras, que concede el gobierno francés. Ahí está también su traducción de Madame Bovary, una de las heroínas de la prosa francesa, que cualquier lector ha de tener como referente. “Siempre digo que cuando se traduce a un gran escritor la tarea es mucho más sencilla que cuando se traduce a uno mediocre. Por ello, dar voz a Emma Bovary no me resultó complicado. Sí me exigió mucha investigación, mucho primor”. El mismo que ha dedicado últimamente a Para que no te pierdas en el barrio, del último premio Nobel Patrick Modiano o Charlotte, de David Foenkinos, que fue este otoño ganador de los Premios Goncourt des Lycéens y Prix Renaudot y que traduce a cuatro manos junto a su hija Amaya García Gallego. María Teresa hace un último recordatorio sobre la importancia de su oficio: “De cada diez grandes éxitos, de esos que venden en un tiempo récord ejemplares y más ejemplares, siete son traducciones”.

Dos de las traducciones de la célebre María Teresa Gallego Urrutia.

Anagrama/ Alfaguara

De traducir un best-seller sabe mucho Pilar de la Peña Minguell. Veterana también estas lides, la profesional madrileña ha traducido de todo –“empecé por la traducción técnica y divulgativa, luego pasé a los medios, después a la traducción audiovisual y finalmente a la literaria”, rememora–, pero sin duda su nombre se ha hecho más conocido a raíz de traducir un libro que lleva ya dos años entre los más vendidos: Cincuenta sombras de Grey. “Aunque ya había hecho novela erótica, la mía era "de época”, no moderna, y nada tenía que ver con el planteamiento de este libro. Además, la trilogía llegaba a nosotras precedida ya de gran éxito en otros países, de modo que la presión era inmensa. Agradezco a la editorial que contara conmigo para esta traducción, pues me ha dado publicidad como traductora, y me enorgullece pensar que, pese a lo ajustado del plazo y lo difícil que resultó lograr cierta cohesión tras dividir el material original entre cuatro profesionales que trabajábamos contrarreloj, el resultado haya vendido tanto y enamorado a tantas personas”. Aunque su “sueño” sea “poder traducir a los clásicos que me enamoraron de niña: un Dickens, un Twain…”, muchos de sus últimos trabajos encajan dentro del boom del género erótico. “Los traductores estamos a merced de nuestros proveedores y, por lo general, no elegimos lo que queremos traducir. Empecé en la literatura traduciendo no ficción (libros de cocina y de autoayuda, guías de viaje…), después pasé a la novela romántica y erótica y, sin quererlo, me vi encasillada en este género, que no es precisamente mi favorito. Cuando eso sucede, es difícil salir del cajón en el que te han metido, porque no está en tu mano demostrar que puedes traducir otras cosas y que puedes hacerlo bien. Resulta bastante complicado”. No obstante, Pilar se reconoce traductora vocacional y, como tal, no duda en aconsejar a las nuevas generaciones: “Yo les recomiendo que se muevan, que se marquen objetivos. La entrega y la devoción son los que hacen al buen profesional”.

Pilar de la Peña Minguell ha traducido la trilogía erótica más vendida de los últimos tiempos.

Grijalbo

Ese entusiasmo es el mismo que mostró Montse Ballesteros, especializada en música y cine, al ofrecerse a la editorial Contra Ediciones para traducir el libro indie del año, la esperada biografía de Kim Gordon. Además, al final del artículo te adjuntamos la estupenda playlist que creó mientras se documentaba para trabajar con La chica del grupo. “Me di cuenta de que había mucho material audiovisual —vídeos, canciones, clips, películas— con el que podía montar una playlist interesante que complementara el libro, un suerte de listado de favoritos relacionados con él. La lista se puede ver y escuchar en paralelo a la lectura del libro, ya que sigue el mismo orden en que Kim menciona las canciones o proyectos, tanto suyos —en sus diferentes facetas— como de Sonic Youth o de otros artistas que ejercieron alguna influencia sobre ella, le sirvieron de inspiración o con los que colaboró”.

También conoceréis su trabajo porque es una de las subtituladores del estupendo festival de documental musical In-Edit, ya con ediciones en Brasil, Colombia o Grecia: “Esto ha dado lugar a situaciones curiosas, como la de haberme ocupado de los británicos Motörhead en el Festival Primavera Sound (donde también trabajo como persona de contacto para los grupos) y más tarde recibir el encargo de traducir el documental sobre su líder Lemmy para In-Edit. Es bastante gracioso traducir sobre alguien a quien has conocido”. Pero, sin duda, Ballesteros también reconoce que “es una profesión muy solitaria”, por lo que recomienda a cualquiera que se quiera adentrar en este empeño “que sea exigente, meticuloso con su propio trabajo, que conozca sus limitaciones y no acepte encargos para los que no está capacitado, que se arme de mucha paciencia y no tire la toalla, que luche por unas tarifas dignas y, sobre todo, para su propia salud mental, que no se olvide de que ha de reservar algo de tiempo para sí mismo y los suyos”.

Montse Ballesteros ha traducido ‘La chica del grupo’

Cortesía de Contra

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