La curiosa historia de ‘El Papiro Erótico’: el porno del Antiguo Egipto, donde el sexo no se escondía

La exposición ‘Hijas del Nilo. Mujer y sociedad en el Antiguo Egipto’ incluye los calcos del papiro erótico de Turín. La muestra, que se inaugura el 10 de junio en Madrid, reivindica el papel femenino en una sociedad en la que las mujeres podían divorciarse, heredar y ser reinas o visires.

Uno de los calcos del papiro erótico de Turín que conservan la Biblioteca Nacional de España.Cortesía de la exposición 'Hijas del Nilo'

“En el Antiguo Egipto no se veía el sexo como algo negativo o que esconder”, subraya la arqueóloga Esther Pons, comisaria junto al historiador Nacho Ares de la exposición Hijas del Nilo. Mujer y sociedad en el Antiguo Egipto. Esa afirmación de la conservadora jefe del Departamento de Antigüedades Egipcias y Oriente Próximo del Museo Arqueológico Nacional la demuestra muy gráficamente el papiro erótico de Turín, un documento fechado entre l...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

“En el Antiguo Egipto no se veía el sexo como algo negativo o que esconder”, subraya la arqueóloga Esther Pons, comisaria junto al historiador Nacho Ares de la exposición Hijas del Nilo. Mujer y sociedad en el Antiguo Egipto. Esa afirmación de la conservadora jefe del Departamento de Antigüedades Egipcias y Oriente Próximo del Museo Arqueológico Nacional la demuestra muy gráficamente el papiro erótico de Turín, un documento fechado entre los reinados de los faraones Ramsés II y Ramsés VI (1289-1135 a. C.) que presenta todo un despliegue de juegos sexuales protagonizados por mujeres y hombres del Antiguo Egipto. «Se mostraba el sexo abiertamente, sin ningún tapujo, como una parte más de la vida egipcia», indica Pons.

Los calcos del papiro original, conservado en Turín, forman parte de la colección de la Biblioteca Nacional de España y se podrán ver en esta exposición presentada por el Grupo Eulen que permanecerá del 10 de junio al 31 de diciembre en el Palacio de las Alhajas de Madrid. «El papiro es el único documento de este estilo que se conserva, mide más de 2,5 metros, aunque alguna parte se ha perdido. Fue hallado en Deir el-Medina, un pueblo de trabajadores del área de Luxor, dentro de una vasija», precisa la comisaria. Se adelantó unos 1.500 años al Kamasutra hindú (240-550 d. C.), el famosísimo tratado de erotismo escrito en sánscrito por Vatsiaiana. En el papiro de Turín no existen censuras ni filtros: pezones y penes se exhiben sin pudor. Eso sí, recalca Pons, conforme a los estándares artísticos de la época: «Casi siempre se muestra a un hombre bajito, no muy agraciado, con un falo muy grande, y en las mujeres figuras idealizadas. Los egipcios son muy poco dados a mostrar rostros realistas».

El papiro erótico de Turín fue encontrado en una vasija cerca de Luxor.Cortesía de la exposición ‘Hijas del Nilo’

El catálogo de la exposición explica que los dibujos están acompañados por «textos jeroglíficos en hierático que describen en tono satírico, humorístico y erótico la vida sexual» de la época. Aunque en los dibujos se intuyen pócimas y artilugios, poco se sabe acerca de los juguetes sexuales o los rituales íntimos del Antiguo Egipto, indica Pons, «porque si eran de materiales perecederos son muy difíciles de encontrar», pero sí que se han conservado «muchos amuletos fálicos, la imagen de un hombre con un falo enorme, y en épocas posteriores escenas en relieves de hombres y mujeres realizando actos sexuales».

En las imágenes del papiro sí se ven adornos y joyas que lucen las figuras representadas, porque la moda, señala la arqueóloga, era una industria potente en la sociedad egipcia. «Era muy importante, tanto la femenina como la masculina, porque los hombres también se adornaban con collares, brazaletes y pendientes. En las representaciones de tumbas y en las esculturas vemos a mujeres con vestidos ajustados de lino que marcan el pecho y el pubis», señala Pons. Precisamente, para la exposición, que reúne casi 300 piezas de 12 países con préstamos de museos, fundaciones y coleccionistas, el modista Lorenzo Caprile va a recrear dos vestidos inspirados en esas vestimentas que se observan en el arte egipcio. «Uno es más sencillo, como de lino, de lo que sería una mujer de clase media, y otro es similar al de la tumba de Nefertari, el de una persona de una posición altísima», avanza la comisaria.

En el papiro erótico de Turín, cuyos calcos se conservan en la Biblioteca Nacional de España, se reflejan distintas prácticas sexuales.Cortesía de la exposición ‘Hijas del Nilo’

La arqueóloga barcelonesa, que con 24 años viajó por primera vez a Egipto para participar en una excavación, codirige desde 2019 junto a Maite Mascort la Misión Arqueológica de Oxirrinco. Sostiene que «queda mucho por encontrar en Egipto», y volverá a sus excavaciones este otoño, en un año especial para la egiptología: se inaugura el Gran Museo Egipcio, se conmemora el 100 aniversario del descubrimiento de la tumba de Tutankamón y se celebran los 200 años del desciframiento de la Piedra de Rosetta.

«Desde que Napoleón viajó a Egipto en 1798 y redescubrió esa cultura, este país ha fascinado a gente de todo el mundo», asegura Pons. La del Antiguo Egipto fue una sociedad muy avanzada para su época, no solo por lo sofisticado de su arte, de su organización o de su sistema económico, sino también en lo relativo a la igualdad, según han querido reflejar los comisarios a través del discurso expositivo de Hijas del Nilo. «Es muy importante saber que la mujer tenía los mismos derechos que los hombres, no como en otras sociedades antiguas, como la griega, en la que se consideraba a la mujer como un ser inferior por ley. Para los egipcios no era así, la consideraban una igual: una mujer podía casarse, divorciarse, heredar, desheredar, tener un alto cargo…», enumera la experta.

Eso sí, la igualdad se apreciaba sobre todo en las mujeres de estratos sociales elevados. «Una campesina tenía menos derechos que una persona con más poder, no por ley, ante la que era igual a un hombre, sino por el entorno, eran unos derechos a los que al final no tenía acceso todo el mundo», matiza Pons. En esas clases sociales más elevadas se podía ver a mujeres ocupando puestos de poder que en otras culturas de la época eran impensables para una figura femenina: «Hubo faraonas, mujeres que reinaron por sí mismas, no por estar casadas con reyes, sabemos que alguna mujer llegó a ser visir, un cargo importantísimo en ese momento, alguna llegó a ser escriba… Profesiones más enfocadas para los hombres en otras culturas». No constan reivindicaciones de mujeres como colectivo, como la huelga sexual de mujeres griegas que Aristófanes narró en Lisístrata, pero sí luchas por el poder orquestadas por mujeres que llegaron a lo más alto, explica Pons: «En la época de Ramsés III la reina Tiye organizó la conocida como Conspiración del Harén para que su hijo heredara el trono. Le salió mal, pero involucró a más de 50 personas que fueron juzgadas y condenadas».

Hoy en día estos relatos siguen fascinando al mundo y el sueño de un arqueólogo, sostiene Pons, es encontrar una tumba como la de Tutankamón. Pese a las amenazas de maldiciones: «Personalmente no conozco a arqueólogos supersticiosos. Si lo fuéramos no intentaríamos excavar una tumba».

Sobre la firma

Archivado En