Martin Parr: “Adoro Benidorm, es mi sitio de veraneo favorito”
Revolucionó la fotografía documentando el lado ‘kitsch’ de la realidad. En su fundación de Bristol nos habla del Brexit, la moda y su obsesión con los perros espaciales rusos.
Martin Parr (Epsom, 1952) habla rápido y es conciso, parece que no quiere perder tiempo. Que ya está pensando en lo siguiente. «Siempre me preocupa qué voy a hacer luego. Los próximos meses, hoy dentro de un rato, qué voy a fotografiar a continuación», reconoce. Esa inquietud lo empujó a estudiar en el Politécnico de Manchester en 1970, después de aficionarse a la fotografía de adolescente gracias a su abuelo George Parr.
A Martin Parr le encanta hablar de porcentajes, dar cifras, años, datos. Es meticuloso. Y eso se plasma en ...
Martin Parr (Epsom, 1952) habla rápido y es conciso, parece que no quiere perder tiempo. Que ya está pensando en lo siguiente. «Siempre me preocupa qué voy a hacer luego. Los próximos meses, hoy dentro de un rato, qué voy a fotografiar a continuación», reconoce. Esa inquietud lo empujó a estudiar en el Politécnico de Manchester en 1970, después de aficionarse a la fotografía de adolescente gracias a su abuelo George Parr.
A Martin Parr le encanta hablar de porcentajes, dar cifras, años, datos. Es meticuloso. Y eso se plasma en la Martin Parr Foundation, que inauguró en otoño de 2017 en Bristol, donde cada rincón refleja sus múltiples obsesiones: los perros espaciales soviéticos, los libros de fotografía, las postales o los collages que juegan con su propia imagen. Porque ha sabido convertir en iconos a tipos normales como él.
Revolucionó la fotografía al decidir documentar la parte mundana y kitsch de lo cotidiano con humor y colores brillantes. Casi no lo admiten en Magnum –le gusta recordar la anécdota de que Henri Cartier-Bresson, uno de los fundadores del colectivo de fotógrafos, dijo que «era de otro planeta»–, pero ha sido su presidente entre 2013 y 2017. Ahora su obra está en todo el mundo, desde la publicidad de Gucci hasta la exposición Beach Therapy, del Spazio Damiani de Bolonia. Y en marzo ‘celebrará’ el Brexit con un repaso a la última década de la sociedad británica en la National Portrait Gallery de Londres.
¿Ha creado un estilo Parr, lo que hace ya es la norma, no como cuando llegó a Magnum?
Supongo que es así. No es algo que me preocupe de manera particular, aunque entiendo que mi lenguaje es ya parte del lenguaje común. Pero no le doy importancia a estas cosas. Siempre estoy pensando en el próximo trabajo; no pienso en mí mismo.
¿Por qué le gusta hacer fotografías?
Para mí es una forma de explorar el entorno, de entender quién soy yo y de comprender mi relación con ese mundo. Así ha sido durante casi 50 años.
¿Qué tipo de personas le interesa retratar?
Cualquiera, realmente. ¡Qué más da! Quiero decir, algunas personas salen mejor en las fotos que otras. La gente mayor, en general, me parece más interesante, pero también retrato a jóvenes. Todo el mundo tiene algo, aunque hay individuos que poseen más carácter o transmiten una fuerza especial, no son predecibles, y eso me atrae.
¿Alguna vez ha tenido problemas por retratar a alguien que no se lo esperaba en un sitio público?
Sí, ocasionalmente te metes en problemas, es algo a lo que te tienes que enfrentar en caso de que ocurra, pero no pasa a menudo. Solo entre el 1% y el 15% de la gente no quiere ser fotografiada.
En la serie y el fotolibro Beach Therapy (Damiani) ha experimentado por primera vez con el uso del teleobjetivo. ¿Se sintió como un paparazzi?
Quizá hubo un elemento de eso, pero es algo que no me molestó; al contrario, me gustó. Explorar las posibilidades del teleobjetivo fue emocionante.
¿Por qué le atraen tanto las playas?
Porque son interesantes, hay mucho espacio que te permite jugar y experimentar con distintas técnicas, una misma foto puede ser muy diferente dependiendo de cómo la dispares y eso se aplica a cualquier sujeto que retrates. Las playas son geniales, la gente está allí disfrutando, relajándose, son espacios donde todos pueden ser ellos mismos.
Algunas de esas fotografías han sido tomadas en España. ¿Qué lugares le inspiran?
Adoro Benidorm, es mi sitio de veraneo favorito. Y, contrariamente a lo que solemos pensar, es muy español. Creo que los ingleses y los alemanes pueden ser solamente alrededor de un 10%.
¿Su trabajo es político? En sus inicios se dijo que sus imágenes no eran serias, pero ha retratado problemas de nuestro tiempo, como el consumismo o el turismo de masas.
Sí, claro, hay elementos políticos en mi trabajo, pero no es algo que vaya pregonando. Soy de izquierdas porque todos los fotógrafos y la gente de este mundo lo es, y puedes verlo en mi trabajo. Pero solo si lo quieres encontrar, porque no lo voy proclamando.
¿Le habría gustado ser fotógrafo de guerra?
No, gracias. Es demasiado peligroso.
En marzo, el mes en el que se hará realidad el Brexit, usted llevará a la National Portrait Gallery su visión de la sociedad británica, con un apartado específico sobre este tema.
Estaba al tanto de que marzo sería la fecha de la salida y me encantó que la programación de mi exposición coincidiera con esa fecha.
¿Cómo cree que esta decisión cambiará su país?
Soy el clásico remainer [persona que quiere permanecer dentro de la UE]. No quería que el Brexit tuviera lugar. Pero cada vez es más probable que suceda. Nadie sabe las consecuencias que traerá. Pero yo no estoy de acuerdo. Me gusta ser europeo.
La exposición aborda la última década, ¿cómo han cambiado los británicos en estos años?
No han cambiado tanto realmente. La gente está enfadada por la austeridad, la gente está enfadada porque no se le ha hecho caso. La gente está enfadada. Y eso ha causado el Brexit.
¿Y cómo ha cambiado el mundo de la fotografía en los últimos años, ahora que cualquiera puede llevar una cámara en el móvil y puede compartir su visión del mundo en las redes sociales?
Eso ha hecho la fotografía más popular, así que son todo buenas noticias. El acceso a estas plataformas hace que mucha más gente que antes tenga la oportunidad de ser conocida y tomada en serio.
¿Por eso decidió crear su fundación, para dar a conocer a otros fotógrafos?
Para mí es una forma de compartir mi pasión por otros fotógrafos británicos y mostrar su trabajo para que la gente empiece a coleccionar su obra.
¿El coleccionismo es muy importante para usted? Acumula desde libros a relojes de Sadam Husein.
Sí, me encanta. La fotografía es una forma de coleccionar también: para tratar de dar sentido al mundo en el que vivimos, acumulamos imágenes. Tengo ese gen, ¡no puedo evitarlo! Mi afición principal son los libros, pero tengo una colección muy buena de perros rusos que fueron al espacio en el año 75, en el 77…
¿Cómo encuentra estos objetos?
En eBay. Es otra de mis adicciones, sí.
¿Por qué cree que la industria de la moda se fija en su trabajo? En 2018 publicó un libro con Gucci y también fotografió su campaña de relojes.
No tengo ni idea. Llevo 50 años haciendo moda con grandes marcas. Suelen decirme que es porque es auténtico, real, porque intentan alejarse de montajes más dramáticos y hacerlo de otra forma. Pero yo no lo sé. Solo hago mi trabajo, usar la fotografía para solucionar un problema.
¿Qué es lo que más le gusta de este tipo de fotografía?
Que pagan muy bien, y luego puedo emplear ese dinero en mi fundación.
En 2018 también comisarió una exposición con Cristina de Middel en Madrid. Ella y Cristina García Rodero son de las pocas fotógrafas de Magnum. ¿Por qué no hay más mujeres en el colectivo?
Incluso había menos antes, supongo que no se postulaban y en general había menos mujeres que se dedicaran a esto, pero eso está cambiando. En los últimos cinco años están entrando más mujeres que hombres. Nos estamos poniendo al día.