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Todos los anacronismos que encontrarás en el vestuario de ‘Los Bridgerton’

“No nos interesaba reflejar a Jane Austen porque este no es el típico drama histórico”, apunta Ellen Mirojnick, responsable de vestuario de 'Los Bridgerton' (Netflix).

Es posible que el de la Regencia en Inglaterra (a principios del siglo XIX) sea el periodo histórico más veces recreado en pantalla. Por ello sorprende tanto contemplar la insólita y colorida reinvención de esa época que presenta la serie Los Bridgerton. “No nos interesaba reflejar el universo de Jane Austen porque este no es el típico drama histórico, sino un mundo ficcionado, más sexy”, apunta Ellen Mirojnick, la responsable de vestuario del título que entrenó Netflix el día de Navidad. La sensualidad, el romance o las tramas adictivas no faltan en este primer resultado de la colaboración entre la plataforma y la productora de Shonda Rhimes, la todopoderosa creadora de series como Anatomía de Grey, Scandal o Sin cita previa.cortesía de netflix
Ambientada en 1813, la primera temporada abarca el primer volumen de la saga homónima de Julia Quinn, un best seller traducido a 32 lenguas. Puro escapismo que se refleja en unos diseños confeccionados con la intención de despertar atracción en las mujeres de hoy en día. “Partimos de cómo era la sociedad y sobre ello pensamos una nueva manera de virar hacia algo más aspiracional y moderno”, cuenta Mirojnick. Vestidos como el de la imagen, que bien podría servir como traje para cualquier novia de 2021.cortesía de netflix
Esta no es una serie histórica, sino una ficción ambientada en un periodo histórico. No pretende dar una fiel representación de la sociedad de aquella época (la música, el casting diverso o las actitudes de los protagonistas lo dejan bien claro), sino servir de evasión a las audiencias modernas. Algo que queda muy claro desde los primeros minutos en el campo del vestuario. Teniendo como base los patrones de corte imperio que triunfaban entonces, Mirojnick ha imaginado una estética diferente y vibrante en la que no abundan ni las muselinas ni los beige típicos de la época: “Teníamos que idear una nueva manera de ver 1813. En el campo del vestuario lo que hicimos fue cambiar completamente la paleta de color hacia una más moderna”. Pero sin duda el anacronismo más llamativo está en los propios tejidos, a los que añadieron “todo tipo de decoraciones o bordados”, algo que no era nada frecuente en una época en la que la inspiración era la sencillez de las túnicas de la Edad Antigua. Así lo recomendaba la autora anónima que en 1811 escribió Regency Etiquette: The Mirror of Graces: “La mujer elegante un día puede parecerse a la egipcia Cleopatra, otro a la griega Helena, a la mañana siguiente la romana Cornelia; o, si estos estilos son demasiado augustos, están las sílfides, las diosas, las ninfas…”.CORTESÍA DE NETFLIX / GETTY IMAGES
Otra de las novedades que incorpora la ficción es una segunda capa de tejido, generalmente de tul, sobre muchos de los patrones que aparecen en pantalla: “No usamos una sola capa de tela en la confección de los vestidos. Mantuvimos la silueta de 1813, pero jugamos con el tinte y el material, añadiendo capas de abalorios o capas de seda sobre el tejido más denso, para crear algo distinto, aunque no se llevara exactamente así”. De hecho, el superponer capas de tul de colores para transmitir movimiento es una aportación de otra figurinista: la diseñadora de vestuarios de ballet Barbara Karinska (imagen dcha.). A la ucraniana se le atribuye este ingenio que después ha sido utilizado como recurso por todo tipo de couturiers, de Charles James a John Galliano (en la imagen, a la izda., en Dior). Sí se empleaba durante la Regencia, sin embargo, el tejido de rejilla que “estaba muy de moda; su popularidad se vio impulsada por los nuevos inventos”, cuentan desde el museo Victoria & Albert. El desarrollo industrial hizo que la confección del material se abaratase: “Tuvo tanto éxito que las mujeres de alto rango, incluida la mujer del emperador Napoleón, Josefina, usaban vestidos de malla hechos a máquina”.fit museum / netflix / getty images
En una de las cartas de Jane Austen a su hermana Cassandra le confesaba haberse prendado de un sombrero del que “dependía su felicidad futura”. Mientras que a principios del siglo XIX ninguna mujer de clase alta hubiera salido de día de casa sin un sombrero con el que cubrirse, los personajes de Los Bridgerton prescinden completamente y a propósito de ellos. Solo lucen, en ciertas ocasiones, adornos o tocados. La manga corta tampoco era frecuente durante el día fuera de casa. “El sol del mediodía debe ser evitado, como enemigo de la salud y la belleza”, aconsejaba la autora del libro de modales en el periodo de la Regencia. “El vestido de mañana debería cubrir los brazos, los senos e incluso hasta el cuello”. Eso sí, la experta en modales permitía que asomara algo de piel de brazos o cuello durante el verano, aunque “¡solo en parte!”.
También era impensable que una mujer acudiera a una gala con el pelo suelto, algo reservado exclusivamente a los más pequeños (y siempre dentro de casa). De nuevo la inspiración para los peinados de la época eran las estatuas grecorromanas: rizos de apariencia natural que se recogían con tiaras, joyas, adornos o flores. “Los amplios escotes y los recogidos servían de lienzo a joyas de diseño con las que Josefina Bonaparte imponía su estilo. Los peinados se fijaban con peinetas, horquillas y diademas”, relata Clare Le Corbeiller en The Age of Napoleon. Costume from Revolution to Empire.
En el tablón de inspiración de la diseñadora de vestuario de Los Bridgerton pueden verse retratos de la emperatriz Josefina Bonaparte, de incroyables y merveilleuses u obras de la pintora Marie Denise Villers. Pero también detalles de las primeras colecciones de Olivier Rousteing en Balmain, fotografías de vestidos alta costura del Dior de John Galliano o primeros planos de varias propuestas de Karl Lagerfeld para Chanel. También muchas imágenes de los años cincuenta y sesenta del siglo XX. “Hice una mezcla de todo”, dice Mirojnick, que también ha trabajado en cintas como Atracción fatal (1987), Instinto básico (1992), Wall Street (1987) o, más recientemente, Maléfica (2014) y El gran showman (2017). ¿El resultado? Que algunos de los diseños que podemos ver en pantalla podrían salir de colecciones de pasarela de los últimos años. En la imagen, a la izquierda, Elie Saab alta costura primavera-verano 2006; y, a la derecha, un detalle de Christian Lacroix alta costura primavera-verano 2006.
Los escotes redondeados también son aportación de la serie a favor de una mayor voluptosidad: entonces la moda era llevarlos cuadrados. Los corsés que se colocaban debajo eran cortos y solo comprimían el pecho, como un bralette. Los modelos largos que reducían la cintura, como en Lo que el viento se llevó, no llegarían hasta unas décadas después, cuando los vestidos bajaran el corte imperio hasta el talle. Por lo general, y exceptuando una de las primeras escenas, los corsés de Los Bridgerton (obra de Mr. Pearl) y la ropa interior guardan bastante similitud con lo que se llevaba a principios del siglo XIX. Eso sí, como tantas otras esta ficción prescinde de la camisa que se llevaba debajo. Porque el corsé, nunca se llevaba sobre la piel desnuda.
Sus audacias buscan seducir, pero también aportar a la trama. El ejemplo más palpable es el color, un recurso que la figurinista ha utilizado para colocar a las distintas familias en una jerarquía visual: “Todo es sofisticado, elegante y sensual. Es un mundo silencioso y sofisticado de sastrería y tonos pastel. En contraste, los Featherington (debajo) son una nueva familia, dinero nuevo, pero no tienen la educación del resto. En ellos todo es de estreno y brillante. Para ellos creamos una estética particular en contraste con los Bridgerton (arriba), para que se pueda entender quiénes son dentro de la sociedad”. Por ello esta familia viste con tintes que, en muchas ocasiones, ni siquiera existían en 1813.cortesía de netflix
La ambiciosa Portia, la matrona del clan Featherington, tiene un vestuario muy propio, que la aleja del resto de personajes. Además del color intenso de su armario y los llamativos estampados, ella luce una silueta eduardiana que no estaría de moda hasta unos setenta años después. En la imagen, uno de sus encorsetados vestidos junto a un retrato de la hija mayor de la reina Victoria en 1884.CORTESÍA DE NETFLIX / GETTY IMAGES
A finales del siglo XVIII y principios del XIX, avivada por la Revolución Francesa, la moda sufre una ruptura total con todo lo anterior. Desaparece cualquier referencia al Antiguo Régimen: de los vestidos y las pelucas grandilocuentes de Maria Antonieta, en poco más de diez años, se salta a las túnicas etéreas de muselina de las merveilleuses. Pero, sobre todo fuera de Francia, algunos no se apuntaron al cambio. Es el caso de la reina Carlota de Inglaterra (esposa de Jorge III): “Está documentado y es un hecho histórico. Desde que fue coronada reina, a finales del XVIII, no cambió su estilo y vistió aquellos trajes hasta su muerte en 1818. Una de las cosas honestas que podíamos hacer por ella era ser leales a la silueta que llevó. En su caso sí innovamos en la combinación de colores y en los accesorios y pelucas que lleva en el pelo”. Lo que tampoco es un recurso a favor de la diversidad es que sea interpretada por una actriz negra: varios historiadores defienden que la reina tuvo antepasados negros, lo que se podría apreciar en los rasgos de sus retratos.CORTESÍA DE NETFLIX / GETTY IMAGES
Todo el elenco viste prendas creadas para la ocasión por las 238 personas del ingente departamento que ha producido más de 7.000 piezas originales Solo la protagonista, Daphne Bridgerton, luce 104 vestidos distintos en solo ocho episodios. Un despliegue exuberante. “Han sido cinco meses de preparación y otros tres de rodaje. La escala ha sido enorme”. Diseños que reclaman su protagonismo. “Para que cada vez que les veas entiendas directamente quiénes son simplemente por su ropa, aunque no hablen”. Una idea que no tiene tanto de ficción.cortesía de netflix