La fiebre por el poke, el plato hawaiano favorito de Obama
La última obsesión ‘foodie’ en la Barceloneta es tomar bowls de este plato que hace las delicias de los amantes del sushi, el tartar o el ceviche.
Cerca de la playa de la Barceloneta, donde los cazadores de pokémons se aplicaban este verano en la búsqueda de un Gyarados, ya se sirve la comida que trae de cabeza a Nueva York. Se trata del poke, una especialidad de Hawái que lo tiene todo para convertirse en el próximo fenómeno gastronómico. Combina pescado crudo marinado sobre una base casi siempre de arroz que se completa con distintos vegetales como algas, semillas de sésamo o aguacate. Vistoso y nutrititivo, el poke se sirve además en bol, el nuevo...
Cerca de la playa de la Barceloneta, donde los cazadores de pokémons se aplicaban este verano en la búsqueda de un Gyarados, ya se sirve la comida que trae de cabeza a Nueva York. Se trata del poke, una especialidad de Hawái que lo tiene todo para convertirse en el próximo fenómeno gastronómico. Combina pescado crudo marinado sobre una base casi siempre de arroz que se completa con distintos vegetales como algas, semillas de sésamo o aguacate. Vistoso y nutrititivo, el poke se sirve además en bol, el nuevo plato según The Wall Street Journal, y hace las delicias de los amantes del sushi, el tartar o el ceviche. Entre ellos el mismísimo presidente de Estados Unidos, Barack Obama. En el restaurante Sakura de Wainamalo (cerca de Honolulu) se le ha visto disfrutar junto a sus amigos del ahí poke, de atún.
“Barcelona era el sitio perfecto para traer el poke”, defiende Oliver Moon, propietario de Poké Maoli, el primer establecimiento de este tipo en España. La primera vez que probó el poke fue gracias a un amigo hawaiano, pero acabó de convencerse de sus posibilidades en Anaheim (California) en 2014, cuando viajaba por el país representando marcas automovilísticas. De padre catalán y madre estadounidense, también pensó en Chicago cuando un año después planeaba abrir una pokería. Pero la proximidad con el mar y el amor por las tendencias de Barcelona inclinaron la balanza, explica. Y el poke llegó a Chicago sin su ayuda, de todas formas: de no haber ningún local entonces, a tres en la actualidad.
Los hawaianos siempre han comido poke –significa “cortado transversalmente”–, un plato modesto en sus orígenes. Lo preparaban con pescados del Pacífico aderezados con sal alaea (de color rojo, por estar mezclada con arcilla volcánica), algas limu, chile y una pasta llamada inamona hecha con una nuez local, el kukui. A medida que el poke comenzó a popularizarse, primero en la costa oeste de Estados Unidos, su preparación se hizo más creativa hasta convertirse en esa especie de ensalada con pescado crudo que es ahora.
A los pokes más ortodoxos como el ahi poke (con atún en dados) o el tako poke (de pulpo) se incorporaron nuevas variedades. Iniciativas como el concurso de este plato que el chef hawaiano Sam Choy creó en los 90 dieron rienda suelta a una versatilidad que ahora explotan los locales que nacen como setas en Nueva York.
Las pokerías de la Costa Este suelen basarse en el concepto de “hazlo tú mismo”, que permite al cliente escoger pescado, base, salsas y condimentos. Ofrecen comida rápida para llevar, saludable y a buen precio, entre unos 10 y 15 euros. En estos parámetros se mueve también el barcelonés Poké Maoli, donde se puede elegir arroz o quinoa como bases, atún, salmón o pulpo entre los ingredientes principales y salsa de soja, mayonesa picante y salsa de ceviche para aderezar el plato, que se remata con toppings vegetales como algas, rábano o edamame, entre otros. La carta contó con la asesoría gastronómica de la cocinera Paola Pisciotti, que veló por que todas las combinaciones posibles tuvieran una cierta armonía.
Tras dos meses al frente de Poké Maolí, Oliver Moon ya baraja abandonar la primera línea de mar para aventurarse por otros barrios de Barcelona como el Eixample, zona de oficinas, o Gracia, territorio natural de este tipo de propuestas. También prepara un servicio de entrega a domicilio. Surfeando desde Hawai, el poke ya ha cruzado dos océanos. Queda por ver si sobrevive lejos del Pacífico.