El meme de Ben Affleck agotado y el debate sobre cuánto sexo es demasiado: ¿cuatro veces por semana son normales?

Múltiples estudios señalan que la gran mayoría de parejas tiene sexo una vez por semana, pero medir el sexo por cantidad, en vez de por calidad, nunca trae nada bueno.

Ben Affleck, durmiendo en su luna de miel en París.GTRES (GTRES)

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Mucho se está hablando de las fotografías que circulan de la luna de miel de JLo y Ben Affleck. Aunque más que los posados por París, la foto más viral ha sido, sin duda, aquella en la que Affleck echaba una cabezada durante un crucero por el Sena que se hizo viral y se acabó convirtiendo en carne de memes porque las redes sociales, ese oráculo que puede ser tan cruel como hilarante, concluyó que el cansancio del actor solo podía deberse a una cosa: las exigencias sexuales de su nueva esposa quien, según un rumor nunca confirmado pero insistentemente difundido por los tabloides, le habría hecho firmar en su contrario prematrimonial que tendrían sexo cuatro veces por semana. 

Así es como, una vez más, todo el mundo ha vuelto a plantearse si tener sexo cuatro veces por semana es o no normal. Partiendo de que lo «normal» no existe más que desde un punto de vista estadístico y como sinónimo de «frecuente» o «habitual» habría que remitirse a los datos disponibles al respecto. Hay investigaciones, como la realizada por  la psicóloga Amy Muise, profesora en la Universidad de York en Canadá, que señalan que para tener una relación de pareja feliz lo ideal es mantener encuentros sexuales una vez a la semana. Además, añadía que aumentar esta frecuencia no suponía mejorar la calidad de relación de la pareja. De esta forma, más que hacerlo más o menos que el vecino, la clave estaría en mantener una vida sexual activa y regular, para mantener un vínculo de calidad.

En esta línea, un estudio de 2017 publicado en Archives of Sexual Behavior concluyó que el adulto promedio tiene relaciones sexuales 54 veces al año. Que, haciendo la cuenta de la vieja, es precisamente eso, un encuentro sexual semanal.

Eso sí, estas cifras generales empiezan a variar cuando se profundiza en el análisis y se ven diferencias entre personas más o menos jóvenes o procedentes de diferentes países. En 2012, el Informe Durex realizado por la consultora Harris Interactive a nivel global, desvelaba que el 74% de los españoles mantenían relaciones sexuales al menos una vez por semana. Esto convertía a España en el octavo país en cuanto a frecuencia sexual, empatado con Suiza, de los 26 analizados en esta lista. Lideraban la misma los griegos y los brasileños con un 87% y un 82% respectivamente. Al otro extremo se situaban los japoneses, entre los cuales sólo uno de cada tres declaró haber practicado sexo en la semana anterior a la encuesta, seguidos por la población estadounidense y la nigeriana (ambos con un 53%).

De hecho, volviendo al matrimonio Affleck, hay que reflexionar que sobre la fogosidad sexual parece estar apagándose entre los estadounidenses, con la entrada del nuevo siglo. Y es que un informe publicado en JAMA Network Open señalaba que desde 2000 a 2018, casi uno de cada tres hombres de Estados Unidos de entre 18 y 24 años reportó no haber tenido actividad sexual en el último año. Quizás este era el motivo por el que Jennifer López, de ascendencia latina, quería tener cierta seguridad sexual.

En el caso de España, un par de años antes de la pandemia, el estudio Ulises, elaborado por la empresa My Word para 20minutos,  concluía que el 42,2% de la población mayor de edad había tenido sexo compartido al menos una vez a la semana en el último año. Aunque esta cifra parecía ser algo menor, sorprendía que de las personas de entre 35 y 44 años, el 29% decía tener sexo con sus parejas al menos entre tres y cuatro veces por semana. Incluso, la mitad de las personas que convivían con su pareja e hijos tenía sexo al menos una vez por semana.

Revisando datos más recientes, la pandemia no parece haber disminuido las ganas, sino todo lo contrario.  Así, la marca de lubricantes Lubets realizaba este 2022 una encuesta entre 2.000 españoles, afirmando que la media española ahora ascendía actualmente a 2,5 veces por semana, aunque, eso sí, con diferencias entre CC.AA. Por ejemplo, en Castilla León, los habitantes de la provincia de Salamanca se animaban hasta con 3,4 relaciones semanales. Sin embargo, la cifra descendía a 1,8 relaciones por semana en el caso de Cantabria y Baleares.

Sumar presiones resta a las relaciones

El problema de todo este tipo de encuestas es que no siempre reflejan la realidad. Para empezar, porque mide solamente el contacto genital, cuando la relación sexual es algo que puede ir mucho más allá. Y, para terminar ,porque la gente contesta, consciente o inconscientemente, presionados por cumplir con ese estándar ideal que parece que todos nos hemos marcado.

Hacer encuestas generalistas sobre sexo en un país como el nuestro no es muy fiable, ya que suele tener el sesgo evidente de la ‘deseabilidad social’, en la que cada persona contesta lo que cree que se ‘debe’ contestar o lo que la persona que pregunta quiere oír y no la realidad”, reflexiona el sexólogo Iván Rotella.

Aunque el problema de fondo es tener la obsesión por mezclar números y sexo. Por medir penetraciones (además en un modelo heteronormativo, ya caduco) en vez de pensar en la calidad de las relaciones. Por eso el experto deja claro un mensaje: “No hay una frecuencia establecida, ni regulada. No hay una norma sobre cómo tiene que ser nuestra pareja. Podemos elegir juntos qué formato de pareja queremos ser, que sea el nuestro, se parezca o no a lo que hacen las demás personas o parejas”.

En esta idea coindice la también sexóloga Arola Poch. “Medir en el sexo acostumbra a servir de poco. Ni frecuencias, ni medidas, ni número de orgasmos… Lo importante es que estemos satisfechos con nuestra vida sexual y muchas veces eso tiene más que ver con calidad, que con cantidad”.

¿Una frecuencia sexual para toda la vida?

Otra de las preguntas que cabe hacerse en el caso de JLo y Affleck es si es posible marcarse una frecuencia sexual para toda la vida. Como si nosotros, la pareja, o la vida en general, no fuera a cambiar.

“Marcar una frecuencia sexual previa se puede convertir en una obligación ‘tenemos que tener sexo 3 veces por semana’ y en el sexo, las obligaciones y deberes acaban no yendo bien. Otra cosa diferente es marcarse como meta no descuidar la vida sexual, darle la importancia que tiene. Eso sí podría ser interesante si queremos que otras obligaciones no pasen por delante”, reflexiona Poch.

Cuestiona otro punto a tener en cuenta Iván Rotella, y es que si medir no parece favorecer el deseo, imponer va en contra de cualquier relación sana. “No se pueden imponer las relaciones sexuales. Aceptar las imposiciones no sirve ni a corto plazo, solo dañan a la persona que cede y acaban por dañar también la relación”.

Pese a que estos conceptos parecen básicos, la realidad es que el tema de la frecuencia sexual no solo preocupa a las parejas de famosos, sino a muchas de las parejas que acuden a la consulta de un sexólogo. Como apunta Rotella, “hay una supuesta presión social sobre que la cantidad de relaciones es directamente proporcional a lo bien que le va a la pareja y no es necesariamente así en absoluto. Tratar de incrustarse en un único modelo social preestablecido de pareja es vivir las relaciones sin que tengan una conexión directa con las personas”.

Por todo ello, como reflexión final, Poch concluye que, por mucho que lo pongamos en un papel, el deseo no es algo que responda a contratos. “El deseo sexual, las circunstancias propias y de la pareja, las responsabilidades, tener hijos o no… Hay muchas variables que influyen en la frecuencia posible y es normal que varíe a lo largo del tiempo. Lo raro sería lo contrario”.

Así, solo queda asumir con normalidad, que habrá etapas de pasión, etapas de parón y etapas de volver a reencontrarse en maratones nocturnos, que nos hagan necesitar echar una siesta, aunque sea en un barco por el Sena.

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