Aida Folch: “Creo en la política del día a día, en hacer las cosas bien y animar a la gente de una manera bonita”
Tras una mañana recogiendo plásticos para apoyar la campaña de Biotherm Limpia ríos, salva océanos, la actriz reflexiona sobre sostenibilidad, industria audiovisual española o amistad femenina.
Aida Folch prácticamente creció en un plató de cine. Debutó con 14 años en El embrujo de Shanghái, de David Trueba, y pasó la mayor parte de su adolescencia rodando un par de películas al año. No lo lamenta, “me ayudó a ser menos adolescente, a madurar antes”, dice entre jaras y encinas a la orilla del río Jarama. Acaba de pasar varias horas recogiendo plásticos en las inmediaciones del río, apoyando la campaña de Biotherm Limpia ríos, salva océanos, que busca concienciar sobre la importancia de mantener los caudales libres de plásticos.
El problema no es menor: en sol...
Aida Folch prácticamente creció en un plató de cine. Debutó con 14 años en El embrujo de Shanghái, de David Trueba, y pasó la mayor parte de su adolescencia rodando un par de películas al año. No lo lamenta, “me ayudó a ser menos adolescente, a madurar antes”, dice entre jaras y encinas a la orilla del río Jarama. Acaba de pasar varias horas recogiendo plásticos en las inmediaciones del río, apoyando la campaña de Biotherm Limpia ríos, salva océanos, que busca concienciar sobre la importancia de mantener los caudales libres de plásticos.
El problema no es menor: en solo una mañana en torno al Jarama, a su paso por la localidad madrileña de Velilla de San Antonio, unos 20 voluntarios han recogido 300 kilos de plásticos. Aunque la de Folch cuenta como segunda mañana, a las siete ya había pasado por el plató para terminar de rodar una escena de Madres. Amor y vida, la serie de Amazon Prime que protagoniza junto a Belén Rueda o Carmen Ruiz y que ya ha confirmado una cuarta temporada. “Creo que ha funcionado porque engancha a nivel emocional. Es muy bonito contar el punto de vista de padres y madres, que son personas y que no son perfectos”, defiende.
¿Cómo fue tu ‘despertar verde’, cuándo te diste cuenta de que tenías que hacer más por el planeta?
Siempre he sido muy justiciera y mis padres siempre me enseñaron que no hay que tirar cosas al suelo, que hay que reciclar… pero me enamoré del océano y de todos sus seres vivos cuando hice submarinismo por primera vez y me encantan los documentales de David Attenborough, que es un naturalista maravilloso. Más tarde empecé a involucrarme en acciones concretas; con Biotherm ya he colaborado varias veces, limpiando playas y, hoy, limpiando ríos. Gracias a vivir la experiencia en primera persona, estando en el lugar, se te queda más dentro, puedes defenderlo con más vehemencia y contárselo a la gente mejor.
En los últimos meses en tu cuenta de Instagram has escrito sobre sostenibilidad o contra la violencia machista. ¿Es importante para ti utilizar el altavoz que tienes como personaje público para defender diferentes causas?
Llegamos a mucha gente y a veces colgamos fotos donde estamos guapos o guapas o promocionamos algo, pero también es un buen canal para hablar de cosas importantes.
¿En tu profesión penaliza posicionarse?
Depende de la causa. Por ejemplo, antes del Metoo daba miedo hablar porque podía haber represalias y ahora se ha perdido ese miedo. A mí no me gusta presentarme políticamente, a no ser que considere importante hacerlo, pero creo en la política del día a día, en hacer las cosas bien y animar a la gente enseñando de una manera bonita.
Tanto en el equipo técnico de Madres como en el artístico las mujeres son mayoría. ¿Cómo afecta al resultado?
En este caso decidieron desde el principio que sería una serie femenina y que las cabezas de departamento serían mujeres. Decidimos que queríamos darle una visión diferente y que fuesen ellas las que tomaran la iniciativa, pero creo que no es una serie feminista, simplemente una que está vista desde un punto de vista femenino.
Que era un punto de vista que faltaba…
Sí. La verdad es que estoy muy orgullosa porque voy mucho al cine, a pesar de la pandemia, y cada vez descubro a más directoras. Este año lo hemos visto en los Goya, que ganó Las niñas (dirigida por Pilar Palomero), o en los Oscar, con Nomadland de Chloé Zhao o Una joven prometedora. Hay un montón de mujeres que quizá antes no podían llegar a ciertos puestos y ahora se les ha abierto un camino. Se nos ha abierto.
Y más allá de los grandes nombres, ¿todo esto cala en el día a día?
Yo lo noto, más que nunca. A parte del tema laboral, noto mucha sororidad entre las mujeres. He hecho muchas nuevas amigas desde un punto de vista más bonito y menos competitivo.
¿Podría ser pasajero, una moda?
Lo veo imposible porque nos hemos dado cuenta de mucho. A mí me va muchísimo mejor en la vida. Ya no me da miedo contestar con educación y señalar lo que no me gusta. En cuanto a las amistades de mujeres, siento menos aquella competitividad absurda y eso me hace tener unas amigas fantásticas con las que crecer. Y a nivel laboral estamos teniendo trabajos mejores: más y más interesantes.
¿Cuál sería tu diagnóstico de la ficción española ahora mismo?
El mundo de las plataformas y de las series nos ha dado muchísimo trabajo a todos, pero no olvidemos que en torno al 80% de los actores no vive de esto. Aunque es verdad que es una industria donde puede trabajar muchísima gente y es verdad que ahora mismo estamos trabajando mucho. A veces pienso si será una burbuja que en algún momento explote.
En muchas partes del mundo la ficción española triunfa ahora mismo, sobre todo en Latinoamérica.
Sí, pero me gustaría que, en vez de seguir haciendo lo que sabemos que funciona, arriesguemos y hagamos cosas diferentes.
Tras 20 años de carrera, ¿que es lo que más disfrutas hoy en día?
Disfruto mucho la preparación: hasta que llego a rodar, imaginarme cómo será, crearme el personaje, cómo vestirá, cómo se peinará, qué cosas le gustarán… hacerme preguntas. Y también me lo paso muy bien rodando, ejecutando, buscando cosas nuevas, que el proyecto te motive, que el personaje tenga un desarrollo interesante.