Adiós ‘selfie’, ahora lo que se lleva es un ‘braggie’
Una de cada tres fotos subida a Facebook es para dar envidia a todos nuestros contactos.
En Internet el que no corre, vuela y las modas duran lo que un cigarrillo en la casa de Gran Hermano. El diccionario de Oxford acaba de elegir 'selfie' como palabra del año. Pero en el universo 2.0 aquello de torpedear a tus contactos con fotos de tu santa presencia sonriendo y poniendo morritos comienza a cargar. Y ya hay repuesto: el 'braggie' (de brag, que significa presumir). El término hace referencia a la manía tan de moda de subir fotos a las redes sociales para fardar ante todos tus contactos. Puede ser porque estás en prime...
En Internet el que no corre, vuela y las modas duran lo que un cigarrillo en la casa de Gran Hermano. El diccionario de Oxford acaba de elegir 'selfie' como palabra del año. Pero en el universo 2.0 aquello de torpedear a tus contactos con fotos de tu santa presencia sonriendo y poniendo morritos comienza a cargar. Y ya hay repuesto: el 'braggie' (de brag, que significa presumir). El término hace referencia a la manía tan de moda de subir fotos a las redes sociales para fardar ante todos tus contactos. Puede ser porque estás en primera fila de un concierto con las entradas agotadísimas, tomándote un cóctel en una zona VIP, la tarjeta de embarque a un destino paradisíaco o disfrutando de unas vacaciones playeras en el Hemisferio Sur mientras media Europa se congela de frío.
El objetivo está claro: poner verdes de envidia a todos nuestros contactos. Por eso la red favorita para subirlas es Facebook. Un estudio realizado por Hotels.com sobre una muestra de 2.000 ciudadanos en Reino Unido revela que 5,4 millones de británicos suben fotos de sus vacaciones o escenas envidiables a los 10 minutos de haber llegado. Como aquel que dice, aún no se han puesto la chancla playera y ya han inmortalizado y compartido la foto de las vistas al mar desde su habitación, de la super bañera con jacuzzi o de las amenities de firma cara que tienen en el baño. Tirar la foto nada más entrar en una fiesta exclusiva y postearla es otro clásico. Ante todo, que quede constancia de que se está allí. Hay otro 25% que lo hace a lo largo de la primera hora y el resto tardará de media 174,5 minutos, algo menos de tres horas. Una demora comprensible porque no siempre se pilla wifi a la primera y tirar de la conexión propia en el extranjero sale aún bastante caro. De mejorar y ampliarse las redes wifi, estos tiempos casi con toda seguridad se verán reducidos. El 39% de los encuestados confiesa abiertamente postear 'braggies' para darse importancia, llamar la atención y recolectar fama y palmaditas digitales en la espalda en forma los codiciados 'likes'. De ahí que las fotos más frecuentes sean escenas playeras o piscineras (el 43%) o atizándose un cóctel (12%). En el primer epígrafe, y subiendo con fuerza, los pies con pedicura impecable sobre una tumbona con fondo de mar. Facebook e Instagram están llenos de dedos de pies vacacionales. Las famosas no son ajenas a esta moda. Ahí está la foto de Demi Lovato en la playa, Rihanna practicando stand up paddle en Brasil o Katy Perry abriéndose de piernas cual bailarina de ballet en medio de la Gran Muralla.
En una era en la que la competitividad se lleva hasta sus máximas consecuencias, mostrarle al mundo lo apasionante que es nuestra vida se ha convertido en toda una obsesión. De ahí que muchos internautas reconozcan abiertamente que seleccionan las fotos que eligen antes de compartirlas. En concreto, 7 de cada 10 afirman que tiran varias instantáneas y luego suben la mejor. Este proceso de cribado incluye, cómo no, un recorte de las partes de la foto que no interesan e, incluso, una edición rápida para quitarse una cartuchera o borrar granos. La sorpresa está en que precisamente son ellos los que más se retocan para quitarse kilos: un 5% de los hombres frente a un 2% de las mujeres. Así las cosas, un ciudadano normal en un domingo normal puede encontrarse con enésimas fotos de paellas o cafés con espumas artísticas de brunchs a la última. Los filtros de Instagram son los mejores aliados de estos aspirantes a LaChapelle de las redes sociales. Un furor este de fotografiar desayunos, nubes y pedicuras que traspasa fronteras y ya tiene hasta parodias convertidas en virales con millones de visitas.
Poniendo los pies en el suelo y sin ánimo de cortar el rollo y la jarana cibernética, la policía no se cansa de repetir que colgar una foto en las redes sociales mostrando urbi et orbi que estás en la playa viene a ser como salir a la ventana y gritar a los cuatro vientos que tu casa está vacía. Para no cercenar ese ansia por el 'braggie' recomiendan ajustar la configuración de seguridad de las fotos para que solo puedan verlas nuestros amigos más cercanos (que no necesariamente han de ser todos nuestros contactos) y solo ellos (no también sus amigos más cercanos). Y pensárselo dos veces antes de compartir nuestra vida en la distancia. No sea que el 'braggie' acabe saliendo caro.