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Dejaron Milán para crear una ‘concept store’ en Mallorca: así son los dueños de The Cave

Tras años en la industria de la moda, Roberto Zampiero e Iside Pellegrino Preite dejaron Milán para abrir The Cave en Mallorca. Defienden la vigencia de las ‘concept stores’ como lugar de encuentro donde descubrir marcas emergentes y compartir intereses culturales

El viaje de Roberto Zampiero e Iside Pellegrino Preite comenzó en una isla. Favignana, la mayor del archipiélago de las Egadas, bañadas por el mar Tirreno en Sicilia, verano de 2017. “Ella estaba de viaje interior sola y yo de fiesta con unos amigos”, recuerda entre risas Zampiero por videollamada desde otra isla, Mallorca, donde se instalaron hace poco más de un año para dar forma a un proyecto de moda materializado en The Cave, una concept store que busca convertirse en un punto de encuentro donde converjan arte, moda y cultura. Dejar Milán, una de las capitales internacionales del sector, no obedeció a un impulso, fue una decisión meditada. “Iside me dijo que ya no le gustaba vivir allí, que nuestra mentalidad no era ya la de la ciudad, que la habíamos exprimido y no nos quedaba otra que cambiar”, relata él, que llevaba más de dos décadas instalado en la urbe italiana. “Fui a Milán a estudiar Fashion Business y ya empecé a trabajar de buyer para tiendas, viajé mucho por Asia buscando nuevos talentos y marcas en China o Tailandia... Hubo una época en la que casi vivía en Bangkok”, recuerda, “pero Milán ya no es como era, la he vivido en dos tiempos diferentes. Al principio, cuando llegué, había mucha escena cultural underground, de clubes, de fotografía, artística... Ahora es una ciudad que se ha vuelto cada vez más frenética y centrada en el business”.

Él nació y creció en el norte de Italia, en la región de Trento, y ella en el sur, en Puglia. “Aunque mi abuelo era artista, escultor y pintor, y eso me gustaba, estudié Economía en Lecce, y como me interesaba la moda tuve la oportunidad de trabajar en Londres como team leader en Victoria’s Secret, donde profundicé en la parte financiera. Posteriormente me trasladé a Milán para continuar mi formación con un máster en Luxury Management en la Business School de Il Sole 24 Ore”, cuenta Pellegrino. Ella tiene 35 años y él 41, comenzaron a trabajar juntos en 2020, cuando crearon su compañía Artwork Hub, donde hacen desde marketing y consultoría para marcas a diseño gráfico o producciones fotográficas. “Queríamos tenerlo todo junto. Nos fuimos a vivir a Ibiza, fue la época de la pandemia, y allí decidimos que como éramos dos emprendedores con intereses artísticos teníamos que empezar a hacer algo diferente”, rememora Zampiero. Su socia reconoce que en un primer momento instalarse en Ibiza le chocó: “Tenía la idea de que era solo clubbing, pero en el periodo covid me enamoró, porque transmitía un sentimiento muy relajado, la luz era espectacular para las sesiones de fotos...”. Ella había empezado a formarse como fotógrafa en Milán, y en la isla pitiusa siguió desarrollando esa afición a explorar el cuerpo femenino a través de sus imágenes: “Mi visión artística sigue la transformación del ser humano. No quiero contar la historia de una mujer santa ni de una mujer erótica; lo que narro son las matices del ser, que cambian con la evolución de la persona. Lo que se expresa y lo que se oculta. Es un proceso para descubrir lo que observo y, al mismo tiempo, descubrir también lo que llevo yo misma dentro”.

Esas imágenes que comenzó a realizar ahora se pueden ver expuestas en The Cave. La tienda abrió en junio del año pasado en el centro de Palma. Camuflada en sus calles estrechas con edificios con balcones de forja en tono arena, se abre al paseante como lo que su nombre evoca, una cueva. Porque querían que el local remitiera a su ubicación: en sus casi 300 metros cuadrados se pueden ver ropa y complementos en modernos percheros minimalistas, pero también la piedra marés original de la construcción de finales de 1800, esa roca que marca la arquitectura tradicional de la isla. “Nuestra tienda es en realidad clásica, porque está como hace 100 años, solo hemos añadido un poco de cemento y de hierro. Parece de estilo brutalista, pero realmente se ha respetado como era”, recalca Zampiero, que a lo largo de su carrera se ha aventurado también a diseñar. De hecho, en 2019 creó una cápsula de gafas para la firma especializada en monturas de titanio BlackFin que se puso a la venta en otro templo multimarca, la florentina LuisaViaRoma.

¿Por qué decidieron abrir una concept store en 2025? En diciembre de 2017, con el cierre de Colette —referente parisino de estos espacios comerciales que además de moda, con marcas que despuntarán o firmas asentadas, ofrecen arte y cultura— se auguró el fin del reinado de este tipo de establecimientos multimarca, pero el medio especializado The Business of Fashion apuntaba hace unos meses que están viviendo un renacer por “los desafíos que enfrentan los gigantes del comercio electrónico y los grandes almacenes”.

Los impulsores de The Cave argumentan que el parón de la pandemia tuvo mucho que ver en este renacer. “Después de la covid la gente necesitaba reconectar de alguna manera. Porque toda la digitalización está bien por un lado, te ayuda a simplificar muchísimas cosas, pero la gente ha sentido la importancia de mirar, tocar, intercambiar. Se busca que las tiendas ofrezcan experiencias”, subraya Pellegrino. “Somos como curadores, seleccionamos cada objeto, el perfume del local, el orden de los colores, la música que suena. Cada mes hacemos un evento con un dj, ahora tenemos la exposición de fotografías, pero queremos hacer con artistas florales, escultores, pintores...”, enumera Zampiero, “y luego está la importancia del trato personal. A nuestra responsable de ventas, Clelia Cusimano, la descubrimos cuando trabajaba en una tienda de Milán. Le dijimos que si alguna vez quería cambiar de vida nos llamara, lo hizo y se vino a vivir aquí. Su empatía es muy importante, porque tienes que explicárselo todo al cliente: dónde has buscado la marca, cómo es su producción, su composición... No te limitas a decir es de Oserée o de Rotate, hay que dedicarle tiempo al cliente”.

Porque, de momento, sus ventas las realizan solo en persona. Es parte de su identidad. “Somos como un antiguo salón parisino, queremos hablar con el cliente, que se tome un café, que vea algo de arte interesante...”, dice Zampiero. También buscan que la gente no tenga miedo a mirar, a probarse ropa, a preguntar: “A lo mejor ahora no tienes el dinero para ese vestido, pero puedes ver cómo te sienta, hacerte unas fotos. Y si no te lo compras no es un problema”. A su cueva han entrado actrices como Diane Kruger, pero también un joven mexicano de paso por Palma que fue un día allí a decirles que estaba empezando a estudiar moda y que le quería pedir consejos sobre sus diseños. “Estuvimos hablando 20 minutos y pasado un tiempo me mandó un prototipo de una t-shirt que había diseñado. Aquí hablamos igual con ese chico que con una celebrity o una señora de Mallorca de toda la vida”, añade Zampiero. “En el futuro”, apostilla Pellegrino, “queremos tener alguna forma de venta online porque hay clientes que en invierno no viven aquí, pero como es un poquito contradictorio con nuestro concepto estamos estudiando fórmulas. Quizá hagamos un sistema de invitación con un código cuando ya has venido a la tienda. Hay que pensarlo bien”.

Mientras, preparan nuevas experiencias: a partir de marzo quieren iniciar una serie de talleres que inaugurará una experta en reciclaje textil que conocieron en la Semana de la Moda de Copenhague. “Lo hace todo a mano, con materiales recuperados. Nos gusta conectar con esta gente. Y encontrar nuevas marcas. Hay una chica de Ibiza, Romina, que hace biquinis y le hemos pedido que nos haga algunos. No tiene ni Instagram, lo que hace es único. Eso es lo que buscamos”, explica la empresaria. Aunque la mayoría de las casas con las que trabajan son italianas, están explorando nuevas firmas locales, y descubriendo nombres al otro lado del Atlántico. “Vamos a traer una marca muy especial de hombre de Nueva York que descubrí y me obsesionó, pero que no sabía cómo conseguir. Al final llegué a ellos por un amigo de Italia que tiene un showroom. Yo soy más fashion victim que Iside, si me gusta una marca tengo que traerlo todo”, cuenta él. Aunque esa búsqueda de lo diferente no resulta nada fácil: “Creo que lo que más ha cambiado desde que empecé a trabajar en la moda es que falta algo original. Un amigo diseñador de una marca de primera línea me decía el otro día que en una reunión creativa lo que le llevaron fueron inspiraciones. No hay ideas nuevas, son todo moodboards”. Pellegrino lo corrobora, apostillando que no pierde la confianza: “Si alguien hace algo original, un tacón como los de Amina Muaddi, que eran una idea singular, al año siguiente lo hace todo el mundo. Sí, eso es frustrante. Pero creo que en este momento histórico complicado, en el que lo puedes hacer todo con la inteligencia artificial, van a destacar cada vez más las personas que tienen ideas e intentan crear desde cero”.

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