Alta tensión con los padres de la pareja: cómo actuar cuando la relación con los suegros es mala
Cuando las cosas van demasiado lejos y se siente que relación en pareja empeora es el momento de reconducir la situación, pero, ¿cómo?
“Empezó a reclamarme cosas incluso antes de que Joe y yo nos casáramos. Le enfureció enterarse de que no quería adoptar el apellido de su hijo, a pesar de que era una decisión importante por cuestiones profesionales. Durante la recepción la víspera de la boda, le dijo a Joe, en voz alta para que todos la escucharan, que yo era demasiado ambiciosa y que él siempre estaría en segundo lugar después de mi carrera, la cual, según ella, no vale nada, a pesar de que ella también es una mujer profesionista”, explica Anne, una diseñadora gráfica de 31 años, al hablar de la madre de su pareja. Sus palabras quedan reflejadas en Suegros Toxicos: Estrategias Afectivas Para Proteger Tu Matrimonio (Grijalbo 2013), un libro en el que Susan Forward ofrece estrategias prácticas para enfrentarse a las relaciones problemáticas que en tantas ocasiones se establecen con la familia política.
Tendemos a pensar que las relaciones con los suegros serán, en el mejor de los casos, tensas y en el peor, tan complicadas como para poder poner en peligro la relación sentimental. El cine las ha reflejado en películas como Los padres de ella y Si Te Casas... Te Mato. Fuera de las pantallas, casos como el de Victoria Beckham y Nicola Peltz, cuya relación se encuentra en un momento tan delicado que los padres de Brooklyn Beckham no han acudido a la renovación de los votos con la actriz vuelven a subrayar la fragilidad de estos vínculos también en las familias más ricas y poderosas. Cuando ni el séptimo arte ni las personas más privilegiadas logran escapar de las trampas que tienden las relaciones con la familia política, ¿acaso no es comprensible que tanta gente tema conocer a sus suegros?
Nayara Malnero, psicóloga, sexóloga, terapeuta de parejas y sex coach, explica a S Moda el motivo por el que es muy habitual tener una relación tensa con ellos. “Los padres de la pareja llevan toda la vida manteniendo unas dinámicas que no van a querer cambiar. Tienes que ser consciente de que eres la persona nueva que entra en ese juego y que no cumples con sus normas, por no hablar de que es muy habitual que aparezcan celos, inseguridades, desconfianzas…”, señala. “Pero una cosa es estar incómodo con alguien y otra que deliberadamente necesites evitar a esas personas porque te hacen daño o mantienen una relación abusiva contigo. Ahí estaría el límite y es cuando es demasiado”, advierte.
Omar Rueda Díaz, autor de Los narcisistas que nos rodean (RBA Libros, 2025), explica cómo hacer ver a la pareja la situación sin que se genere un gran conflicto. Matiza que muchas personas se sienten más heridas por el silencio de su pareja que por los ataques de la familia política. “Cuando la pareja no valida lo que estás viviendo, cuando no pone límites a sus padres o minimiza tus emociones, lo que ocurre no es solo desconexión afectiva, sino complicidad pasiva con el sistema traumatizado que te está dañando. Muchos hijos e hijas de familias narcisistas o emocionalmente invasivas han sido entrenados desde pequeños para no ver la agresión, justificar lo injustificable, normalizar la distorsión y proteger al agresor en nombre de la familia”, asegura. “No basta con explicar el problema con argumentos racionales. Porque en estos casos, no estás discutiendo sobre hechos: estás cuestionando una sumisión e indefensión profundamente enraizada. Tocar esa herida puede activar defensas muy primitivas como el rechazo, la negación o la agresión”, comenta. En lugar de acusar, recomienda explicar cómo afecta el comportamiento de la otra persona, de forma que en lugar de criticar a sus padres, el foco se ponga en la dinámica y en cómo esta afecta emocionalmente. “No pongas tu salud mental como moneda de cambio para mantener la paz familiar. Porque la paz que te exige este tipo de personas es una paz rota, que se construye a costa de tu silencio, de tu desgaste, de tu desconexión interna y con tu pareja”, dice.
Aunque el CIS revela que 35 % de los españoles tiene una relación con los padres de su cónyuge totalmente o bastante buena, Claudia Nicolasa, autora de Es manipulación y no lo sabes (Zenith, 2025), explica cómo actuar en el caso de detectar que los familiares de la pareja son manipuladores o abusivos. “La llegada de una pareja supone una amenaza a una dinámica en la que el manipulador estaba cómodo, por lo que un yerno o una nuera que va a velar por el bienestar, por la autonomía y por el desarrollo de su pareja, cuando detecte cosas que no le cuadren, hará preguntas, eñalará, incitará a realizar cambios… Estos roles ya generan cierta tensión entre los que buscan mantener su status quo y la persona que puede ponerlo en jaque”, asegura. Indica que en otros casos, los suegros pueden no tener malas intenciones ni haber manipulación ni abuso, aunque sí ciertas dinámicas patológicas instaladas en la relación con el hijo. “Cuando no hay pareja, estas dinámicas padres-hijos se viven con total privacidad y tranquilidad, pero muchas de ellas no son compatibles con una relación de pareja seria, y sobre todo con la creación de una nueva familia”, dice.
La psicóloga, especializada en relaciones de pareja, personalidad, autoestima, desarrollo personal y empresa, señala entonces que pese a que lo habitual es confrontar, decir las cosas de forma brusca e incluso insistir y presionar, ese comportamiento puede hacer que si la pareja todavía no lo ha detectado, reciba esta información como inaceptable y amenazante, por lo que se pondrá a la defensiva. “Debemos crear un espacio de no juicio en el que la pareja sienta que no va a ser observada, evaluada, juzgada ni que va a tener que “elegir” entre su familia y la pareja, a quien ha de ver como una figura con la que abrirse y hablar sobre aquello que quizás nunca se ha atrevido a ver en lugar de una figura a la que dar explicaciones o con la que entrar en conflicto”, asegura.
Una vez construida la sensación de seguridad y libertad, es el momento idóneo para invitar a la reflexión mediante preguntas abiertas sin realizar afirmaciones. “En lugar de apuntar el dedo hacia conductas o rasgos de su familia que puedan activar sus defensas, prueba a señalarte buscando activar su empatía. Para ello, habla sobre cómo la situación te hace sentir, sobre cómo lo vives, sobre el impacto que tiene en vuestra relación y sobre cómo podríais juntos mejorar esta situación”, dice.
Malnero lo tiene claro. “En vez de juzgar y de criticar, lo primero que tenemos que hacer es preguntarle a nuestra pareja qué opina, porque lo más habitual es que defienda a sus padres, que llevan en su vida mucho más tiempo que nosotros”, dice tajantemente. Indica que el gran problema es tener unos suegros narcisistas y tóxicos y que la pareja no haga nada o contribuya a que sigan comportándose así. “Es entonces cuando tenemos que transmitir nuestras necesidades lo antes posible para, juntos como pareja, poder actuar en consecuencia”, dice. Porque cuando todo se vuelve insostenible, en opinión de Rueda, es cuando empieza a haber un coste emocional real. “Esto no se soluciona siendo más bueno, paciente o comprensivo. Se soluciona poniendo límites claros, protegiendo la alianza de pareja como prioridad y, si es necesario, alejándose de quienes no saben estar sin herir. Porque los suegros no tienen que ser tus amigos, ni tus terapeutas, ni tu núcleo íntimo. Solo tienen que respetarte y ser respetados”, asegura.
Aunque no es en absoluto anormal sentirse irritado ante el comportamiento o algún comentario de los suegros, es importante separar lo que dicen o cómo actúan de la persona para evitar que el resentimiento se instale y una vez más, hablarlo con la pareja lo antes posible y como enfatiza Nayara, no fantasear con que las cosas cambien ni aguantar demasiado, pues esto enturbia la relación tanto que el día que los nervios estallen, los problemas se verbalizarán de forma brusca. Es decir: hay que escapar de los mitos suegriles de los que habla Susan Forward. “Son un tipo de reafirmaciones que están muy enraizadas en nuestro sistema social de creencias, y suelen surgir en los consejos de nuestros amigos y familiares bienintencionados. Son las primeras cosas que nos decimos cuando advertimos, con pavor, que nuestros suegros actuales o futuros no son nuestros aliados”, asegura. Advierte que la mayoría de las veces no son más que anhelos sin fundamento por lo que la forma de lidiar con las tiranteces con los suegros es hablar con tacto con la pareja y ante todo, desde el primer momento.
Porque como asegura Isabella C. Torres en Cómo Mejorar la Relación con los Suegros: Un Manual para una Convivencia Armoniosa (2024), por más que la relación con los suegros pueda presentar desafíos únicos, ellos también pueden ser una fuente de apoyo emocional y práctico.